
La disputa sobre una mezquita en el corazón del hinduismo resurge en la India
David Asta Alares
Nueva Delhi, 17 may (EFE).- La disputa sobre si una mezquita en la ciudad sagrada para el hinduismo de Benarés se levanta sobre las ruinas de un antiguo templo hindú ha resurgido en los tribunales de la India, en un contexto de creciente tensión interreligiosa.
La polémica sobre la mezquita de Gyanvapi, en la norteña Benarés, explotó cuando el pasado lunes, en el curso de una investigación ordenada por un tribunal, se descubrió un supuesto «lingam» del dios Shiva, una figura ovalada que simboliza a esta deidad hindú.
Aunque la parte que representa a los musulmanes afirma que se trata de una simple fuente, el supuesto hallazgo motivó este martes el despido del abogado encargado de la filmación para recabar pruebas, además de la intervención del Tribunal Supremo.
«El abogado debería ser imparcial y honesto, pero (…) ha filtrado información a los medios a pesar de las órdenes del tribunal», declaró a la prensa Nityanand Rai, uno de los defensores de la mezquita en el caso ante un tribunal de Benarés.
Los peticionarios son cinco mujeres hindúes que afirman que hay ídolos dentro de la mezquita, por lo que reclaman acceder libremente para rezar. La corte les ha concedido dos días para entregar más información sobre el supuesto «lingam».
El Tribunal Supremo de la India intervino también, a petición de la parte musulmana, ordenando a las autoridades que protejan la zona donde los hindúes afirman que se encuentra el «lingam» y garanticen que la mezquita siga abierta a los rezos.
OLEADA DE CONTROVERSIAS
Gyanvapi, construida en el siglo XVII por órdenes del emperador mogol Aurangzeb, se encuentra junto al icónico templo Kashi Vishwanath, que recientemente fue objeto de unos millonarios trabajos para conectarlo con los cercanos ghats, las escaleras que descienden hasta el sagrado río Ganges.
La estructura actual del templo hindú se remonta al siglo XVIII, después de que el propio Aurangzeb ordenase la destrucción del edificio existente.
Pero durante las últimas semanas las controversias entre hindúes y musulmanes no se acaban aquí, alcanzando incluso al icónico Taj Mahal, después de que un miembro del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP) del primer ministro indio, Narendra Modi, pidiese a un tribunal una investigación similar.
El tribunal Superior del estado norteño de Uttar Pradesh, gobernado por el BJP y donde se encuentran tanto el Taj Mahal como Benarés, descalificó la semana pasada la petición para verificar si el emblemático monumento al amor se erige sobre un templo hindú.
Recientemente otro caso ha sido presentado en la ciudad de Mathura, también en Uttar Pradesh, sobre una mezquita levantada sobre el terreno en el que los fieles del dios hindú Krishna aseguran que nació la deidad.
OLEADA DE POLÉMICAS Y VIOLENCIA RELIGIOSA
Los recursos ante los tribunales son relativamente nuevos pero no así las polémicas sobre los lugares de culto, que se enmarcan en el proyecto político abanderado por el BJP, el hindutva, una doctrina extremista que coloca al hinduismo en el centro del concepto de la India mientras las minorías se encuentran supeditadas a ellos.
El jefe del partido islámico All India Majlis-e-Ittehad-ul Muslimeen (AIMIM), Asaduddin Owaisi, comparó la polémica de Benarés con el caso de la mezquita de Babri construida en el siglo XVI por Babur, fundador de la dinastía mogol en Ayodhya, también en Uttar Pradesh.
Una turba de fundamentalistas hindúes destruyó en 1992 la mezquita tras una movilización impulsada por el BJP, alzada en un terreno sobre el que afirmaban que nació el dios hindú Ram, desatando una ola de disturbios en los meses posteriores en los que murieron unas 2.000 personas, en su mayoría musulmanes.
En una histórica decisión de 2019, el Tribunal Supremo resolvió el conflicto por el lugar en favor de los hindúes y autorizó la construcción de un templo hindú.
«Cuando tuvo lugar el veredicto de Babri (…) dije que ese juicio abriría las puertas y peticiones similares aparecerían. Y ahora han aparecido», lamentó Owaisi en rueda de prensa, a pesar de una ley de 1991 que ordena mantener el estatus de todos los lugares de culto según su situación desde la independencia del Imperio británico en 1947 -excepto en la disputada mezquita de Ayodhya.
La tensión se encuentra en aumento en la India, con varios episodios de violencia interreligiosa en los últimos meses con motivo de procesiones hindúes, la reciente prohibición del velo en centros educativos del sur o una polémica ley anticonversión.
Organizaciones pro derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) han denunciado la creciente discriminación hacia los musulmanes indios, que achacan al proyecto político abanderado por el BJP. EFE
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