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La guerra por el liderazgo en un mundo sin reglas y sin multilateralismo

Redacción Internacional, 18 dic (EFE).- Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca a principios de año, Estados Unidos, Rusia y China se han embarcado en un nuevo juego con el mundo como tablero y con las reglas que quieren seguir o imponer, sobre la base de que la unilateralidad y la sacrosanta seguridad nacional están por encima de los valores morales y la legalidad.

Los conflictos en Ucrania, Gaza o Sudán; los términos con que se deben desarrollar el comercio, los aranceles y la explotación de los recursos naturales; la interpretación de las libertades y los derechos humanos, todo está sujeto a voluntad de actores que no se sienten ya vinculados con el orden internacional que surgió tras la Segunda Guerra Mundial.

El puñetazo en el tablero de Trump

Trump llegó a la Casa Blanca pegando una patada al tablero del ya renqueante orden internacional. Descolocó y cortó la financiación a organismos de asistencia humanitaria y de la ONU, reescribió las reglas de comercio y de la cooperación militar con sus socios de la OTAN y tiene los mercados y a los países temerosos de su siguiente ocurrencia.

Este año decidió atacar embarcaciones supuestamente relacionadas con el narcotráfico asesinando a sus tripulantes, impulsó procesos de paz fuera de los mecanismos internacionales de resolución de conflictos y hasta sancionó a los magistrados de la Corte Penal Internacional, encargados de velar por la legalidad internacional.

«Interna y externamente Trump cree en el uso del poder y ve los limites legales como cosas ficticias que no deben molestarle», indicó a Efe Richard Gowan, director de programa de Instituciones y Asuntos Globales del International Crisis Group.

Llegó a proponer convertir Gaza en una riviera sin palestinos y vendió como acuerdos de paz las intermediaciones para solucionar casi una decena de conflictos, acuerdos que en el mejor de los casos llevaron a treguas, pero que consideró credencial suficiente para reclamar el premio Nobel de la Paz, como si se tratara de un premio por haber hecho bien sus deberes.

«Creo que Trump tiene la creencia instintiva de que el mundo se debe dirigir a través de una cooperación de los grandes poderes y que los países no deberían interferir», añade, todo ello movido por una mezcla de intereses personales y narcisismo.

Rusia, del consenso de Yalta a la teoría del caos

El presidente ruso, Vladímir Putin, lleva años defendiendo el retorno al consenso forjado en la Conferencia de Yalta de febrero de 1945 en la que se decidió fundar la ONU, pero también se dividió Europa en dos bandos.

Recuperando el discurso populista contra la hegemonía colonial de Occidente, Putin intenta convertirse en líder del Sur Global con el argumento de que es necesario crear un orden multipolar con muchos centros de poder.

Con todo, en los últimos tiempos, según la guerra en Ucrania se dilata, los analistas del Kremlin apuestan por la ya conocida como Teoría del Caos, en la que no hay principios universales de justicia y derechos humanos, sino la militarización de la sociedad y la defensa a ultranza de la seguridad nacional, explica Antón Barbashin, director del portal Riddle Russia.

En este nuevo mundo sin reglas, Rusia puede aliarse con regímenes totalmente diferentes, desde la democrática India hasta las autoritarias Corea del Norte y Birmania. Si en Siria es derrocado tu aliado, Bachar al Asad, le concedes asilo y al día siguiente entablas negociaciones con las nuevas autoridades.

En este sentido el título de un informe presentado en septiembre por el Club de Debate Valdái, en el que todos los años participa Putin, fue «Doctor Caos o cómo dejar de tener miedo y abrazar el desorden» mundial.

Según esa teoría, la ética ya no rige el comportamiento en la arena internacional, por lo que la defensa de los intereses nacionales justifica cualquier acción, incluido el bombardeo de infraestructuras civiles en Ucrania. En este nuevo desorden mundial, el Ejército es clave, por lo que se normaliza la guerra como instrumento de política exterior y las instituciones internacionales no juegan ningún papel en el arreglo de conflictos.

«Creo que lo que Rusia quiere de verdad es que Estados Unidos la reconozca de nuevo como su igual», dijo Gowan.

China, un gigante prevenido que vende confianza.

Con su tradicional pragmatismo, Pekín ha hecho suyo el refrán que dice «a río revuelto, ganancia de pescadores» y, frente al convulso escenario mundial, intenta posicionarse como una potencia responsable y socio fiable poco amigo de golpes de timón.

Llamadas al diálogo, cooperación «por un futuro compartido para toda la humanidad» y apuesta por el multilateralismo son los pilares de la estrategia china para proyectar una imagen de estabilidad que, no obstante, topa con el recelo occidental por los desequilibrios comerciales y la rivalidad tecnológica.

Esta desconfianza se debe también al juego de la ambigüedad que practica la diplomacia china en ámbitos como la guerra de Ucrania, sobre la que Pekín defiende que ha mantenido una postura constructiva a la vez que hace oídos sordos a las peticiones internacionales de que utilice su cercanía a Moscú para poner fin a la crisis.

Esta alianza, como las que mantiene con Irán, Venezuela o Cuba, no impide a China -pese a las reiteradas fricciones comerciales- relacionarse con Europa, al que considera un socio comercial indispensable que puede equilibrar la balanza multilateral frente a los embates de Estados Unidos.

La siempre complicada relación con Washington por Taiwán y la seguridad del Indo-Pacífico, escaló por la guerra comercial, de momento en fase de tregua.

A diferencia de lo ocurrido durante el primer mandato de Trump, esta nueva guerra comercial no ha tomado de imprevisto a China, que en los últimos años ha perseguido la autosuficiencia tecnológica y que además de igualar las sucesivas andanadas de aranceles ha utilizado su dominio sobre las tierras raras como principal baza negociadora.

«Creo que los chinos están intentando parecer los adultos en la habitación. Creo que no tienen que hacer demasiado para beneficiriase de la retirada de Estados Unidos del liderazgo internacional. Simplemente deben permanecer donde estar y decir nosotros todavía queremos seguir las reglas», señaló Gowan.EFE

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