
La incertidumbre exige un revisión de la ayuda al desarrollo en la Conferencia de Sevilla
Isabel Saco
Ginebra, 26 jun (EFE).- La revisión global de la financiación al desarrollo que se hará la próxima semana en la Conferencia de Sevilla, un ejercicio que se realiza cada década, coincidirá con el momento de mayor incertidumbre para las organizaciones que forman el complejo entramado internacional, creado para atender a los más vulnerables y trabajar en la reducción de las desigualdades.
En los ochenta años transcurridos desde la Segunda Guerra Mundial las críticas pueden haber sobrevolado el sistema de ayuda internacional, pero su legitimidad nunca se puso en cuestión. Un consenso que ha sido roto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al interrumpir el generoso flujo de financiación de su país, que hacía posible que todo funcionara como lo venía haciendo.
«La cuestión de la financiación para el desarrollo es crucial. A veces puede parecer un tema árido y técnico, pero lo que está en juego es inmenso y muy concreto, ya que la vida de millones de personas depende de la ayuda pública al desarrollo», comentó a EFE el portavoz del Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, Françoise Vanni.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Estados Unidos tenía presupuestados fondos por más de 63.000 millones de dólares en ayuda oficial al desarrollo en 2024, incluyendo ayuda humanitaria, al desarrollo económico, a la salud, entre otros, lo que equivalía a casi el 30 % de toda la asistencia de fuentes gubernamentales a nivel mundial.
La gran mayoría de esos recursos han sido cancelados por el Gobierno estadounidense, lo que ha llevado al cierre precipitado de cerca de 6.000 programas de ayuda en decenas de países.
El impacto ha sido doble: millones de personas se han quedado de un día a otro sin alimentos, tratamientos médicos o educación, al tiempo que se han perdido decenas de miles de empleos.
Por esta razón, la ONU tuvo recientemente que «hiperpriorizar» la petición de fondos para sus programas humanitarios, que rebajó de 44.000 a 29.000 millones de dólares para 2025, lo que significa reducir el número de personas atendidas de 180 a 114 millones.
«Nos hemos visto obligados a realizar un triaje de supervivencia humana. Las matemáticas son crueles y las consecuencias desgarradoras. Demasiadas personas no recibirán el apoyo que necesitan, pero salvaremos tantas vidas como podamos con los recursos tengamos», ha afirmado el responsables humanitario de la ONU, Tom Fletcher.
En respuesta «a estas dificultades, pero también a las nuevas circunstancias políticas», Naciones Unidas ha entrado en una profunda revisión de su estructura y funcionamiento, y en los próximos días un grupo de trabajo presentará al secretario general de la organización una lista de propuestas para hacer el trabajo más eficiente, confirmó en Ginebra un alto funcionario.
La nueva situación creada por el presidente Trump, con su decisión de desenganchar a su país de los mecanismos tradicionales de financiación pública a la ayuda, ha forzado a una reflexión colectiva sobre cómo hacerlos evolucionar y combinarlos con mecanismos innovadores, como el impuesto sobre los billetes de avión o la idea de convertir parte de la deuda de un país en inversión en salud, a través de una asociación con el país acreedor.
«España ha firmado este tipo de acuerdo con Camerún, Etiopía y la República Democrática del Congo, lo que ha permitido mejorar los indicadores de salud en estos tres países», enfatiza Vanni.
Para las organizaciones internacionales humanitarias y de ayuda, una de las prioridades es evitar que los ajustes que se han empezado a hacer provoquen retrocesos con respecto a los logros alcanzados, lo que es el temor de muchos.
El relator de la ONU sobre la pobreza, Oliver de Schuttter, ha recordado que aunque Estados Unidos sea el caso más grave, otros países también han optado últimamente por disminuir su ayuda internacional, entre ellos Francia, Reino Unido y Países Bajos.
«El orden mundial surgido de los horrores de la Segunda Guerra Mundial ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas y ahora, en tan sólo unos meses, ese progreso ha empezado a desmoronarse», ha denunciado.
Ante esto, De Schutter ha planteado que en la Conferencia de Sevilla se dé prioridad a la financiación de la protección social mediante impuestos a la riqueza y de solidaridad, principalmente. EFE
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