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La industria de defensa europea marca récords en bolsa, pero no se despega de EE.UU.

Redacción internacional, 1 nov (EFE).- El rearme europeo ha generado récords en bolsa para grandes empresas del sector en la UE, pero la dependencia de EE.UU. lastra todavía su crecimiento, mientras los Gobiernos se plantean cómo gastar más en defensa sin emitir más deuda, subir impuestos o recortar en prioridades como la descarbonización.

Al calor de la guerra en Ucrania y de la decisión de la OTAN de invertir el 5 % del PIB en defensa para 2035, los beneficios de compañías como Rheinmetall, Leonardo o Indra se han disparado, mientras los inversores y fondos privados europeos aumentan su exposición al sector de la defensa.

Los mercados han dado una cálida bienvenida a la reforma constitucional sobre defensa en Alemania y a la batería de medidas de Bruselas, como la flexibilidad en las normas presupuestarias y el nuevo fondo SAFE de 150.000 millones de euros en créditos.

«La reacción ha sido muy buena: los mercados ven el rearme europeo y su búsqueda de más independencia respecto a Estados Unidos como algo positivo y necesario», apunta a EFE un economista sénior en la firma de asesoría Oxford Economics, Tomas Dvorak.

El ‘boom’ armamentístico europeo

Las armamentísticas europeas han vivido un ‘boom’ desde la invasión de Ucrania en 2022 y las inversiones en defensa en los países de la UE han aumentado un 65 %, hasta alcanzar en 2024 un récord de 106.000 millones de euros, según la Agencia de Defensa Europea (EDA).

Eso se ha reflejado en datos históricos para varias empresas europeas: en Alemania, los beneficios de Rheinmetall subieron un 38 % el año pasado y sus acciones se han disparado un 1.738 % desde el inicio de la guerra de Ucrania.

En Francia, las acciones de Thales se han revalorizado más del 66% en un año, mientras las de Airbus han crecido más del 45 % y las de Safran han aumentado el 40 %.

Los beneficios de la italiana Leonardo, de control estatal, han subido el 44 % interanual hasta junio, mientras prepara varios consorcios y una fusión de sus actividades espaciales con Airbus y Thales.

En España, los actores principales son la tecnológica Indra, que está creciendo sobre todo en defensa y esta semana anunció un aumento interanual en sus beneficios del 58 %; junto a la naviera Navantia y la aeronáutica Airbus: las tres han recibido cuantiosos préstamos del Gobierno.

La sombra de Estados Unidos

Eso no implica que todos los beneficios se estén quedando en Europa: la sombra del complejo militar de Estados Unidos sigue muy presente y también han aumentado las compras a socios como Corea del Sur, Brasil o Israel.

Para minimizar ese desvío de capital, la UE ha acordado un principio de preferencia europea en su plan EDIP para la defensa industrial: las empresas que reciban fondos comunitarios no podrán gastar en componentes producidos en el extranjero más del 35 % de su presupuesto para cada producto.

Eso supondrá un desafío al menos a corto plazo, porque Europa tiene notables deficiencias y depende de EE.UU. para sus equipos más sofisticados, como los misiles hipersónicos, los aviones de última generación o la defensa aérea de largo alcance, unas vulnerabilidades que Bruselas espera corregir para 2030 gracias, en parte, a las millonarias inversiones.

«Europa ha aumentado notablemente sus compras a la base de defensa industrial de Estados Unidos en los últimos cuatro años, lo que ahonda su dependencia de los equipos de ese país a corto y medio plazo», escribieron en octubre los analistas Juan Mejino-López y Guntram B. Wolff en la página web del centro de estudios Bruegel.

Para cambiar el paradigma, «es crucial que la producción europea de los sistemas de defensa claves aumente más rápido que la demanda», subrayaron.

El impacto en otros sectores

Por ahora, no hay pruebas claras de que en Europa el mayor interés de los inversores en la defensa esté perjudicando a otros sectores estratégicos, como el que apuesta por la transición ecológica, pero los analistas no descartan que eso pueda ocurrir en un futuro, dada la pérdida de entusiasmo por el Pacto Verde y los problemas de deuda en la eurozona.

«Es razonable prever que se diluyan o se pospongan algunos objetivos relacionados con el clima», afirma Dvorak, que cree que los Gobiernos también recortarán algunos subsidios y acabarán, inevitablemente, por «subir los impuestos».

Para Rebecca Christie, experta en mercados financieros en Bruegel, la UE tiene sobre la mesa «la pregunta del millón de euros: ¿cómo pueden cumplir los países con sus obligaciones de defensa sin que estallen sus presupuestos?».

La respuesta estará más clara cuando la UE termine de negociar su marco financiero para 2028-2034 y cuando los países decidan si recurrir o no a mercados de bonos, apunta Christie a EFE.

Y aunque el dinero que mueve el sector es mayoritariamente público, «el capital privado también desempeñará un papel relevante» en los próximos años, asegura a EFE un gestor de renta variable europea en Edmond de Rothschild AM, Anthony Penel.

«Las empresas de defensa deberán recurrir a emisiones de deuda o ampliaciones de capital para financiar sus herramientas de producción y ampliar su capacidad», indica Penel. EFE

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