La noche en que el Estadio Nacional dio a la Nobel Gabriela Mistral su mayor homenaje
María José Rey
Santiago de Chile, 10 dic (EFE).- No fue en un salón académico, sino en el césped de un estadio de fútbol, donde se vivió el tributo más sentido a la chilena Gabriel Mistral, la primera mujer latinoamericana en recibir un Premio Nobel de Literatura, hoy hace 80 años.
La dimensión de la figura de la maestra rural de Vicuña (norte) convertida en icono universal quedó plasmada en el apoteósico homenaje que, hace más de siete décadas, le rindió el pueblo chileno reunido en un partido de fútbol en el Estadio Nacional de Santiago, recinto protagonista de las más grandes historias del país austral.
La noche en la que el fútbol fue poesía
Fue el 31 de octubre de 1951. Se jugaba un clásico decisivo entre la Universidad de Chile y la Universidad Católica, pero la verdadera expectación radicaba en el «inmensamente superior» espectáculo cultural en honor a Mistral, recién galardonada con el Premio Nacional de Literatura.
La poetisa, que no residía en Chile desde 1938, había sido distinguida ese año con un reconocimiento que su entorno calificó de «tardío» por venir años después del galardón sueco y cuya ceremonia en el Teatro Municipal les pareció «insípida».
En ese contexto, el coautor del libro ‘Gabriela Mistral y la Universidad de Chile’, Gabriel González, subraya el valor de este hito: «Históricamente constituye un tesoro para la historia literaria y cultural del país».
«No tengo conciencia de algo así a un poeta, lo más cercano son los funerales de Pablo Neruda o cuando gana el Premio Nobel en 1971 y tiene una marcha masiva junto a Salvador Allende en La Alameda», recapitula González sentado en la ‘Sala Neruda’ del Archivo Central de la universidad, que el propio poeta ayudó a decorar.
El segundo homenaje de mayor envergadura «es la muerte de Mistral (…) que aglutinó a cientos de miles de personas en Santiago», .
El homenaje en el estadio, registrado como iniciativa de la ‘arra de la U’, fue orquestado por las autoridades universitarias e incluyó al Teatro Experimental, el Coro Sinfónico y la Escuela de Danza lo cual, según González, «demostró que la relación de la poeta era con el ‘cuerpo dinámico’ de la institución, no solo con sus autoridades».
Las entradas se agotaron con quince días de anticipación, y la multitud desbordó el aforo, con más de 60.000 personas que llegaron a invadir el césped, dejando libre solo el rectángulo de juego.
El espectáculo de 35 minutos sobre la vida y obra de Mistral, cuya organización requirió dos meses, fue concebido por Jorge Lillo, uno de los directores más importantes del teatro experimental chileno, y movió la fibra emotiva de los presentes.
Haendel, lágrimas y fuegos artificiales
«Aquí en este campo de deportes está tu pueblo, reunidos el obrero junto al magnate; el anciano junto a los hijos… Todos estamos unidos ahora para decir tu nombre y ofrecerte este homenaje tardío. Acéptalo y perdona el olvido de las gentes, tú que supiste perdonar, tú que fuiste modesta hasta la humildad».
El texto, declamado por la megafonía, desencadenó aplausos precedidos de lágrimas cuando una actriz personificando a la poeta, ascendió por una simbólica y monumental escalinata mientras una representación del rey Gustavo de Suecia le entregaba el Nobel.
Con el ‘Aleluya’ de Haendel de fondo y un cielo santiaguino encendido por fuegos artificiales se cerró ese momento único, que al círculo íntimo de Mistral le pareció «increíble y digno», y así lo transmitieron en sus cartas a la poeta.
Símbolo de unión nacional
«Veo muy difícil que hoy en día ocurra algo así en el fútbol porque no tienen la importancia cultural que tenían en aquella época en la que tan relevante como ir al partido, era ir a ver el espectáculo artístico que estaba programado», dice González.
La resonancia de Mistral tampoco puede ser comparada, su amigo y exsenador chileno Radomiro Tomic lo consolidó en una idea que González resume como una figura «símbolo de unión nacional».
Su vida fue una historia de esfuerzo que el pueblo chileno podía sentir como propia: una maestra rural, sin título formal universitario, que logró abrirse camino en la alta diplomacia y la literatura mundial.
A 80 años del Nobel, Mistral conserva su lugar como el «símbolo de reunión moral de chilenos de toda condición, creencias y partidos», que describió Tomic.
El actual Gobierno de Gabriel Boric «decidió poner una figura de consenso en la Plaza Italia», donde antes del estallido social de 2019 figuraba la estatua del militar Manuel Baquedano, que fue vandalizada– y ni la izquierda ni la derecha rechazaron la medida, concluye González sobre la enorme escultura de Mistral que será inaugurada a inicios de 2026. EFE
mjr/sbb/rcf
(Foto) (Vídeo)