Legisladores kenianos denuncian un patrón de conducta sexual indebida en tropas británicas
Nairobi, 3 dic (EFE).- Una investigación parlamentaria en Kenia acusó a las tropas del Reino Unido que se entrenan en el país de mantener una «inquietante tendencia de conducta sexual inapropiada», así como de negligencia y daños medioambientales, lo que ha llevado a que las fuerzas británicas sean percibidas por la población como una «presencia ocupante más que como un socio para el desarrollo».
Las conclusiones de la investigación, elaborada por el Comité de Defensa, Inteligencia y Relaciones Exteriores del Parlamento keniano, detallan múltiples casos de conducta indebida, daños medioambientales y desprecio por la legislación keniana por parte de miembros de la Unidad de Entrenamiento del Ejército Británico en Kenia (BATUK, por sus siglas inglesas), país que fue colonia británica de 1920 a 1963.
El informe, fechado el 25 de noviembre pero publicado este martes en la web del Parlamento y divulgado este miércoles por medios locales, se hizo en respuesta a peticiones y denuncias de ciudadanos kenianos, especialmente de comunidades de Laikipia y Samburu -en el centro del país y en torno a las zonas de entrenamiento de BATUK-, que en los últimos años han planteado una serie de acusaciones.
Tras su investigación, el comité concluyó en el documento que había «una inquietante tendencia de conducta sexual inapropiada por parte del personal de BATUK, marcada por violaciones, agresiones y el abandono de hijos engendrados por soldados».
Según el texto, que recoge testimonios de testigos y afectados, estos describieron altercados frecuentes en bares, locales sociales y centros urbanos «que a menudo implicaban intoxicación, comportamientos desordenados y, en algunos casos, conductas violentas o sexualmente agresivas».
Sin embargo, el comité señaló que las supervivientes de violencia sexual denunciaron que sus casos eran archivados o gestionados de forma negligente por las autoridades locales, y que a muchas se les negó el acceso a la justicia.
El documento destaca el asesinato en 2012 de Agnes Wanjiru, una madre keniana de 21 años cuyo brutal homicidio conmocionó al país cuando su cadáver, desnudo y apuñalado, fue hallado en una fosa séptica tras ser vista por última vez con soldados británicos.
El sospechoso, un soldado llamado Robert Purkiss, fue detenido en Reino Unido el pasado noviembre tras años de campañas de la familia de Wanjiru y de grupos kenianos de derechos humanos, y ahora enfrenta audiencias de extradición.
El comité sostiene también que las audiencias públicas realizadas en las zonas donde entrena la BATUK sacaron a la luz pruebas de numerosas lesiones y muertes de kenianos empleados por las fuerzas británicas para limpiar artefactos sin detonar sin equipo de protección, así como daños medioambientales derivados del vertido ilegal de materiales tóxicos.
El informe concluyó que «BATUK es vista cada vez más como una presencia ocupante y no como un socio para el desarrollo, con residentes afectados que establecen paralelismos con las injusticias coloniales».
El comité recomendó que el Ministerio de Defensa keniano modifique la Ley de las Fuerzas de Defensa de Kenia para incluir un código de conducta para fuerzas visitantes, disposiciones de tolerancia cero para la violencia de género, obligaciones medioambientales y mecanismos de supervisión civil.
También pidió que el Ministerio negocie con el Gobierno británico mecanismos para exigir responsabilidades a los soldados de BATUK en relación con el pago de manutención infantil.
En una declaración remitida al comité parlamentario, BATUK aseguró que mantiene una política de tolerancia cero hacia la explotación y el abuso sexual desde 2022, y que toma muy en serio cualquier denuncia.
Un acuerdo de 1964 regula la presencia de estas tropas en suelo keniano, donde llevan a cabo hasta seis ejercicios anuales de varias semanas en terrenos privados.
En julio de 2021, Kenia y el Reino Unido firmaron en Londres un nuevo acuerdo de cooperación en materia de defensa. EFE
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