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Los desafíos del Consejo de Derechos Humanos

La ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, en favor del diálogo. RDB

Durante su primer año de existencia, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe afrontar tres desafíos principales, afirma Micheline Calmy-Rey.

Debe adoptar procedimientos eficaces y desarrollar una cultura del diálogo, sin olvidar la suerte de las víctimas y las situaciones de crisis. Entrevista con la ministra suizo de Asuntos Exteriores.

En vísperas de la primera sesión del Consejo de Derechos Humanos, Micheline Calmy-Rey habla a swissinfo de sus impresiones y sus esperanzas que este organismo de la ONU, con sede en Ginebra, permita progresos reales en la defensa de los derechos humanos.

swissinfo: ¿Cuáles son las dificultades mayores que va a encontrar el Consejo durante su primer año de existencia, un año de arranque?

M. C-R.: Este primer año será efectivamente transitorio. El Consejo deberá establecer su programa de trabajo, definir las reglas de procedimiento o elaborar el mecanismo de revista periódica universal (NDLR: el examen del respeto de los derechos humanos por cada país miembro de la ONU).

Su gran desafío es encontrar un buen equilibrio entre los objetivos de tipo organizacional -este Consejo debe funcionar con reglas claras de procedimiento – y el mandato de fondo del Consejo. Este primer año no debe ser un año perdido para la protección de los derechos humanos y las situaciones urgentes que podrían presentarse.

swissinfo: Los países refractarios al fortalecimiento del sistema internacional de defensa de los derechos humanos son proporcionalmente más numerosos en el seno del Consejo que en la antigua Comisión. ¿Este ‘frente de rechazo’ afroasiático de la antigua Comisión no presenta el riesgo de limitar el alcance de los instrumentos en manos del Consejo?

M. C-R.: La representación por grupos regionales obedece a las reglas de funcionamiento de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Nadie pudo cambiar estas reglas.

Esto quiere decir que es primordial salir de la lógica de confrontación política y dar una nueva posibilidad al diálogo. No queremos un Consejo donde un grupo de países se declare fuera de toda sospecha y dé lecciones a los otros. Ningún resultado puede esperarse de una situación semejante.

Suiza milita en favor de un enfoque inclusivo y una filosofía de colaboración, es decir, una ruptura con la exclusión y la estigmatización que se dieron en la antigua Comisión de los Derechos Humanos.

Para lograrlo, hará falta también que los representantes de los Estados -embajadores u otros- implicados en estos trabajos integren este cambio de filosofía.

Recuerdo también que los países miembros del Consejo debieron adoptar compromisos en favor de los derechos humanos, y deberán responder de esos compromisos durante su mandato.

swissinfo: Usted estuvo recientemente en Argelia, un país que a menudo se situó a la cabeza de ese ‘frente de rechazo’. ¿Puede hablarnos sobre el tema?

M.C-R.: Hablamos del funcionamiento del Consejo y de nuestros compromisos mutuos en su favor. Y, como lo dije al presidente Bouteflika y al ministro argelino de Asuntos Exteriores, espero que juntos podamos avanzar y cooperar en el campo del respeto de los derechos humanos.

swissinfo: ¿El diálogo sobre los derechos humanos en un régimen autoritario es realmente posible o se trata de un engaño?

M. C-R.: En un marco multilateral, hay que encontrar un buen equilibrio entre las incitaciones y el diálogo. En ello, el examen periódico universal debería convertirse en un buen instrumento. Suiza está dispuesta a comprometerse para que realmente lo sea.

En el plano bilateral, Suiza conduce un diálogo sobre derechos humanos con Vietnam, China e Irán. En este marco, abordamos cuestiones como la pena de muerte o las condiciones de detención.

Los balances no son siempre como los querríamos de manera ideal, pero constatamos progresos y Suiza consideró siempre que valía la pena mantener esos puentes.

Además, resulta hoy que el respeto de los derechos humanos -los derechos sociales como los derechos civiles y políticos- es esencial para el desarrollo. Creo que esta toma de conciencia es cada vez más fuerte.

Prueba de ello es la revalorización de esta problemática en el sistema de las Naciones Unidas. El Consejo de Derechos Humanos depende directamente, en efecto, de la Asamblea de la ONU. Una elección deseada por el conjunto de la comunidad internacional.

swissinfo: ¿Qué repercusiones tendrá el Consejo para Ginebra y Suiza?

M. C-R.: Hoy, Ginebra puede ser calificada de capital de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. La ciudad es, en efecto, la sede del Alto Comisionado de los Derechos Humanos y del movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Hay pues una capacidad de sinergia y de desarrollo muy importante. Una dinámica reforzada por la creación del Consejo de Derechos Humanos.

En el plano material, esto implica también creación de puestos de trabajo. El Alto Comisionado de los Derechos Humanos pasará así de aproximadamente 300 personas a 700 colaboradores.

Además, Suiza -país huésped del Consejo- se comprometió a poner a disposición los locales y las infraestructuras necesarias para las delegaciones que no tienen representaciones en Ginebra. Una quincena de delegaciones debería gozar de estas prestaciones.

Estos desarrollos conciernen también a las ONG que deberán tener una mayor presencia en Ginebra, ya que el Consejo se reunirá muchas veces al año.

Entrevista swissinfo, Federico Burnand, Ginebra
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Suiza fue elegida el 9 de mayo para un mandato de tres años en el seno del Consejo de Derechos Humaos por la Asamblea General de la ONU, reunida en Nueva York.

Ese mandato puede ser ampliado una sola vez. Después de ello, Suiza tendrá que dejar lugar a otro Estado del grupo occidental, antes de poder postular de nueva cuenta.

El Consejo se reunirá tres veces por año, al menos un total de diez semanas en Ginebra, contra seis semanas de la Comisión, y podrá reunirse con mayor frecuencia en caso de urgencia.

Depende directamente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La cultura al servicio de los derechos humanos:

La Fiesta de la música de los días 16-17- 18 de junio de 2006 está dedicada a los derechos humanos.

El Palacio Wilson, sede del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos acoge la exposición “Miradas a los derechos humanos”, una ilustración fotográfica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, presentada por Luc Chessex y Patrick John Buffe.

El domingo 18 de junio, día de puertas abiertas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el Palacio Wilson.

Lunes 19 de junio, Micheline Calmy-Rey, ministra suiza de Relaciones Exteriores y Nicholas Hayek, presidente del consejo de administración del Grupo Swatch entregan el reloj Swatch conmemorativo del Consejo a:
– Kofi Annan, secretario general de la ONU.
– Jan Eliasson, presidente de la Asamblea General
– Louise Arbour, alta comisaria de la ONU para los derechos humanos
– Luis Alfonso de Alba, presidente del Consejo de Derechos Humanos.

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