Máscaras, colosos y rebeldes, los inquilinos milenarios en la nueva casa de la egiptología
Álvaro Mellizo
El Cairo, 30 oct (EFE).- En 3.500 años de historia, la máscara de oro de Tutankamón sólo ha tenido dos hogares: una tumba en el Valle de los Reyes y un decrépito palacete rosa pálido en el corazón de El Cairo. Este sábado estrenará formalmente casa nueva, el Gran Museo Egipcio (GEM, en inglés), que habitará acompañada por el gran coloso de Ramsés II, la paleta de Narmer y otras 100.000 piezas arqueológicas del Antiguo Egipto.
De la enorme colección que se podrá admirar y estudiar en el complejo situado en la orilla occidental del Nilo al pie de las pirámides de Guiza, son numerosas las piezas que constituyen hitos de la egiptología y la historia del arte.
Estas son algunas de las más destacadas obras presentes en el GEM.
1.- La máscara de Tutankamón
La somera descripción de este objeto de poco más de 10 kilos de oro macizo incrustado con lapislázuli, cornalina y turquesa, que representa al faraón Tutankamón como el dios Osiris, moldeado en torno al año 1323 a.C, se queda muy corta para apreciar la dimensión real que tiene para el imaginario colectivo mundial.
Por sí sola, desató la pasión global por el Antiguo Egipto y es la pieza central del GEM.
La máscara llegó allí hace apenas unos días, para ocupar su lugar de privilegio tras abandonar el Museo Egipcio de la plaza Tahrir de El Cairo, donde permaneció expuesta al público desde que el 28 de octubre de 1925, el arqueólogo británico Howard Carter levantara la tapa del tercer sarcófago de Tutankamón y revelara su contenido al mundo por primera vez en más de tres milenios.
En esta ocasión, la máscara estará acompañada por primera vez desde su descubrimiento por los casi 6.000 objetos que formaban parte del ajuar funerario del faraón.
2.- Coloso de Ramsés II
Quienes visiten el GEM serán recibidos en el atrio del museo por el descomunal coloso de Ramsés II, de casi doce metros de altura y más de 80 toneladas de peso, que a día de hoy sigue enviando el mismo mensaje para el que fue esculpido en torno al año 1200 a.C: aquí mando yo.
Sólido, poderoso, sereno e imperturbable, ni los milenios ni la contaminación de El Cairo, a la que estuvo expuesto durante cincuenta años en una de las principales plazas de la ciudad, han hecho mella en la figura del faraón, quien fuera uno de los más destacados de toda la historia del Antiguo Egipto.
3.- La paleta de Narmer
Otra joya que abandona el viejo Museo Egipcio de El Cairo para exhibirse en el GEM es la paleta de Narmer, un objeto que interesa más a los apasionados por la historia que a los fanáticos del arte.
Con casi 5.000 años, esta pequeña placa de pizarra muestra en relieve las hazañas del rey Narmer (o Menes) subyugando a sus enemigos. Para los estudiosos, refleja los actos del primer monarca unificado del Alto y el Bajo Egipto, que porta sus símbolos de poder y se describe como tal. En otras palabras, la paleta es la tarjeta de visita del primero de los faraones.
4.- Cabeza de coloso de Ajenatón
La revolución religiosa y artística que llevó a cabo el faraón Ajenatón (1353-1336 a.C) tiene su reflejo en esta enorme cabeza de casi 2,40 metros esculpida en arenisca que formaba parte de una descomunal estatua situada en el templo de Karnak.
Un rostro delicado, suave, alargado, con apariencia «realista», labios gruesos y ojos estrechos… Todos son rasgos inexistentes en el arte egipcio anterior y posterior al denominado periodo de Amarna liderado por Ajenatón que en el GEM se pueden apreciar en todo su esplendor.
5.- Silla de Hetepheres
La pieza es una silla de mano, de madera y pan de oro, tallada y ensamblada en torno al año 2500 a.C.
Su curiosidad no está en su riqueza y esplendor, ya que la tumba de esta reina, madre y abuela de faraones, fue saqueada ya en tiempos del Antiguo Egipto, sino en el raro ejemplo que supone de artesanía egipcia, uno de los pocos que han llegado prácticamente intactos al día de hoy. EFE
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