
Martinis, un físico empeñado en construir un ordenador cuántico comercialmente útil
Copenhague, 6 oct (EFE).- John M. Martinis, uno de los tres galardonados con el Nobel de Física, junto con John Clarke y Michel H. Devoret, por su demostración de las contraintuitivas propiedades del mundo cuántico a nivel macroscópico, ha perseguido durante toda su carrera el sueño de construir un ordenador cuántico de uso comercial.
El greco-estadounidense Martinis, nacido en 1958, se doctoró en 1987 por la Universidad de California con una tesis sobre los estados de los bits cuánticos o cúbits en superconductores y más tarde ejerció como profesor en esa misma institución, donde ocupó la Cátedra Worster de Física Experimental.
Sin embargo, los experimentos por los que Martinis ha recibido el Premio Nobel los realizó cuando era tan solo un estudiante de doctorado en Berkeley, en la década de 1980, cuando se unió al grupo de investigación encabezado por Clarke.
Juntos construyeron un chip con un circuito eléctrico donde fenómenos como el efecto de túnel cuántico y la cuantización de energía se manifestaron, por primera vez, a escala macroscópica y no solo a nivel micro, un experimento que el teórico Anthony Leggett comparó con la famosa paradoja del gato de Schrödinger, que al estar en un estado de superposición cuántica está ‘vivo’ y ‘muerto’ a la vez.
A lo largo de su carrera, la actividad investigadora de Martinis se ha centrado en la física de los dispositivos superconductores, con el foco puesto en la consecución de un rendimiento con un ruido muy bajo y una alta sensibilidad y, en concreto, en la construcción de un ordenador cuántico.
En 2014 se unió al equipo de IA cuántica de Google, donde según la revista Forbes se convirtió en el científico cuántico puntero del gigante tecnológico, y contribuyó a demostrar la teoría de la supremacía cuántica -la capacidad de los ordenadores cuánticos de superar el rendimiento de las computadoras clásicas- con la creación del chip Sycamore.
Sin embargo, dimitió en 2020 por diferencias en el estilo de investigación, según dijo entonces en una entrevista.
Al año siguiente, la Universidad de Toronto le concedió el premio John Stewart Bell, con la justificación de que el experimento de la supremacía cuántica en 2019 es la coronación de su carrera enfocada a la construcción de procesadores.
En 2022 cofundó la empresa emergente Qolab, con el objetivo de desarrollar ordenadores cuánticos comerciales «que transformen las industrias y amplíen nuestra comprensión de los misterios más profundos del universo» a través de la cooperación con las compañías punteras en los distintos ámbitos relacionados con los semiconductores. EFE
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