Nobel japonés de Química advierte del «declive científico» ante una educación «en crisis»
Tokio, 16 dic (EFE).- Japón atraviesa un profundo declive científico, educativo y de liderazgo que amenazan su competitividad global y su capacidad de investigación, alertó este martes el ganador japonés del premio Nobel de Química Ryoji Noyori, quien ofreció una reflexión sobre el rumbo del país ante un sistema educativo «en crisis».
«Si no se toman las medidas necesarias la ciencia japonesa y el país quedarán a la espera de la muerte», afirmó el científico en una rueda de prensa celebrada en Tokio, al describir a la sociedad nipona como «complaciente y confiada en el éxito pasado».
Pese al logro de los investigadores japoneses Shimon Sakaguchi y Susumu Kitagawa, que recibieron este año los Premios Nobel de Medicina y Química, respectivamente, el científico reiteró su preocupación por el deterioro del país en materia de investigación, algo visible en los indicadores internacionales.
Según los últimos estudios, Japón se sitúa en el puesto decimotercero dentro de la clasificación de investigaciones más citadas a nivel global, una posición que contrasta con décadas anteriores, cuando el país se mantenía en el tercer o cuarto puesto, solo por detrás de Estados Unidos y de países europeos como Reino Unido o Alemania.
El científico alertó además de la creciente distancia entre Japón y sus vecinos asiáticos, con China encabezando las listas de investigaciones más citadas y Corea del Sur escalando hasta la novena posición.
«En Japón, los científicos son incapaces de establecer redes de investigación conjuntas internacionales, lo que hace que los campos de investigación se vuelvan limitados y la calidad disminuya», expresó Noyori.
Según el investigador, el problema radica en las prioridades del archipiélago, que «prioriza la economía, la eficiencia y el mercantilismo» por encima de otras cuestiones, lo que ha provocado una «pérdida de respeto y admiración por el aprendizaje» de profesores y estudiantes en el país.
El núcleo de su crítica se centró en el sistema educativo japonés, al que acusó de excesiva competitividad, estandarización y dependencia de evaluaciones numéricas que condicionan de forma injusta la libertad educativa de los jóvenes.
«¿Por qué la vida de una persona debería estar determinada por el nombre de la universidad a la que casualmente ingresa con 18 años?», se preguntó el científico, que calificó de «práctica irrazonable y malvada» el elevado peso de las pruebas de acceso a la universidad que realizan los jóvenes.
«Mi logro, aunque reconocido, ya está fosilizado», expresó Noyori, que instó a centrarse en el futuro de los jóvenes a través de una reforma educativa más humana, ya que «no son robots». EFE
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