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Peter Beinart ve una división generacional en judíos de EE.UU. sobre lo que ocurre en Gaza

Lucía Serrano

Madrid, 4 dic (EFE).- El periodista y politólogo Peter Beinart cree que existe una «división generacional» entre los judíos de Estados Unidos por las acciones de Israel contra la población de Gaza, con los grupos más jóvenes en contra de lo que denominan un «genocidio», mientras que sobre los mayores sigue pesando la memoria del Holocausto.

«Ven a Israel como un país que quiere seguir consolidando su dominación y discriminación contra los palestinos, no como uno que quiere terminar con la ocupación», dice sobre las generaciones más jóvenes en una entrevista a EFE con motivo de la publicación en español de su nuevo libro.

‘Ser judío tras la destrucción de Gaza’ (Capitán Swing) es un ensayo dirigido al resto de judíos estadounidenses, en el que Beinart les pide cambiar su visión sobre la ocupación de Palestina por parte de Israel.

Es consciente de que la mayoría de judíos en su país no están de acuerdo con los argumentos que expone en el libro, aunque apunta a una «minoría significativa» que ha comenzado a plantearse «preguntas clave» sobre la naturaleza del Estado de Israel a raíz de lo que ha visto en Gaza.

Considera que este cambio en la opinión pública de los judíos americanos está liderado por las generaciones jóvenes, que no tienen tan presente la memoria del Holocausto y se informan mediante las redes sociales, donde acceden a la perspectiva de los palestinos sobre el conflicto.

Y aunque el 51 % de los judíos estadounidenses no crean que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza -de acuerdo a una encuesta publicada en septiembre por The Washington Post-, Beinart recuerda que algunas de las primeras protestas por los ataques contra la Franja «fueron lideradas por organizaciones judías de izquierdas».

Convivencia basada en la igualdad legal

Mientras que las organizaciones judías estadounidenses están felices por la liberación de los rehenes israelíes, lamenta que muy poca gente está prestando atención al hecho de que Israel continúa matando palestinos en Gaza tras su alto el fuego con el grupo islamista Hamás.

Pide que EE.UU. cese en su «suministro incondicional de armas» a Israel y que la UE suspenda sus relaciones comerciales con el país: «Necesitamos formas de presión no violentas para que los israelíes estén dispuestos a aceptar alternativas a su ‘status quo'».

Sobre la solución de los dos Estados, no cree que sea posible, por lo que apunta a la «igualdad» entre israelíes y palestinos dentro del único Estado que existe en la actualidad.

También cree que, de producirse la división efectiva del territorio en dos Estados, ambos territorios deberían basarse en un principio de igualdad ante la ley para los palestinos residentes en el Estado hebreo y los judíos que viviesen en un Estado palestino.

«Lo importante para mí no es el número de Estados que existan, sino la naturaleza de los mismos», matiza.

Su experiencia durante el ‘apartheid’ en Sudáfrica

Beinart manifiesta que «si se cree que todas las personas deben ser iguales ante la ley independientemente de su raza o religión, no se pueden hacer excepciones a ese principio».

Por ello, aunque como judío no fue «fácil» llegar a esta conclusión, se dio cuenta de que no podía defender el principio de igualdad ante la ley en Sudáfrica o EE.UU. y no hacerlo por los palestinos en Israel.

«Creo que, cuando los judíos estadounidenses pasan tiempo con palestinos en Cisjordania o en otros lugares y descubren lo que significa vivir sin derechos humanos básicos, esto tiene un efecto profundo en ellos. Así fue en mi caso», explica.

De niño, el autor vivió en Sudáfrica durante el ‘apartheid’, donde aprendió que los sudafricanos blancos creían que sus vidas correrían peligro si la población negra obtenía el derecho a votar y se formaba un Gobierno «mayoritariamente negro», porque veían al Congreso Nacional Africano como «un grupo armado que los atacaba».

«No se daban cuenta de que cuando los sudafricanos negros adquiriesen el derecho al voto ya no recurrirían a la resistencia armada para que el Gobierno les escuchase», señala sobre una lógica que se replicó también en Irlanda del Norte y que acabaría también, a su juicio, con la violencia de los grupos palestinos contra Israel.

Sin embargo, ve una diferencia clara entre la situación actual en Palestina y el ‘apartheid’: «En Sudáfrica la población blanca dependía de los trabajadores negros por lo que, por su propio interés, nunca pudo perpetrar una limpieza étnica masiva a la escala de la matanza en Gaza». EFE

lsr/mb

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