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El F-35 y la trampa del precio fijo: ¿Se desata un nuevo escándalo de los cazas de combate en Suiza?

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El presidente Donald Trump durante su primer mandato en compañía de la jefa de Lockheed Martin y del piloto de pruebas jefe de los cazas F-35 en Washington, en 2018. Copyright 2018 The Associated Press. All Rights Reserved.

Reiteradamente, el Ministerio de Defensa aseguraba que Suiza recibiría 36 aviones de combate estadounidenses F-35 por un precio fijo de seis mil millones de francos. Ahora, EE.UU. pide cientos de millones más.

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¿Por qué ha subido el precio de los F-35?

El Gobierno de EE.UU. exige un precio más elevado por los aviones de combate F-35. Lo justifica con la inflación y costes de material más altos. Esta exigencia contrasta claramente con las afirmaciones de la ministra de Defensa Viola Amherd, reiteradas durante años, de que Suiza recibiría los aviones de EE.UU. por un precio global fijo. En marzo de este año, Amherd dimitió.

Sin embargo, Suiza sigue insistiendo en que se había establecido un precio fijo para esta compraventa de cazas. Estados Unidos, por su parte, refiere en un escrito que se trata de un «malentendido». Puesto que los contratos de la compraventa excluyen la vía judicial, Suiza busca encontrar una solución a través de la diplomacia.

El Ministerio de Defensa estadounidense ratificará la orden de compra suiza con el fabricante Lockheed Martin una vez iniciada la fase de producción de los aviones, y lo hará por el precio fijado en el momento de la firma. El precio fijo que mencionan los contratos sólo se refiere a la operación del pedido, pero no al conjunto de la adquisición, defiende la parte norteamericana.

En el caso de que fuera así, Suiza tendría que asumir un sobrecoste de entre 650 y 1.300 millones de francos en comparación con la oferta inicial.

Ya en mayo de 2022, el organismo federal de control de las finanzas comprobó en una revisión que «no había garantía jurídica alguna para un precio fijo en el sentido de un pago global por una cantidad invariable, según la jurisprudencia suiza». Concretamente, el órgano de supervisión financiera señaló que en los contratos se hace frecuentemente referencia a «costes estimados» y advirtió especialmente de la cláusula contractual 4.4.1.: «La parte compradora se declara conforme con pagar los costes globales, incluso si estos excedieran los valores tasados en el presente encargo». El informe del órgano supervisorEnlace externo (véase a partir de la página 26) es público.

En su día, el Ministerio de Defensa suizo rebatió esta advertencia de forma tajante, basándose en un informe de elaboración propia: «El órgano de control financiero pone gravemente en peligro los intereses de la Confederación si cuestiona estos acuerdos con EE.UU. y manifiesta públicamente sus dudas».

¿Cómo se ha llegado a la decisión de comprar los cazas F-35?

En 2014, el electorado suizo aún había rechazado un proyecto de ley para la adquisición de aviones de combate. Entonces, discusiones arduas sobre el modelo de avión ‘Gripen’ hicieron que el proyecto fracasara. Para conseguir la victoria en las urnas en una segunda votación en 2020, el Gobierno federal se limitó a pedir el voto sobre la decisión de fondo de comprar o no nuevos aviones de combate, sin que se especificara ningún modelo concreto. Finalmente, el referéndum fue aprobado por una escasísima mayoría del 50,1%. Sólo 8.670 votos hicieron que la balanza acabara inclinándose del lado del ‘sí’.

Entonces, la comunidad suiza en el extranjero rechazó la adquisición con el 56% de los votos. Algunos sostienen la hipótesisEnlace externo de que el resultado hubiese sido otro si se hubiesen enviado con mayor antelación las papeletas de votación a la ciudadanía suiza del exterior. Sin embargo, no es posible afirmar o refutar esta tesis con cálculos serios.

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El avión de combate F-35 durante un vuelo de demostración en Le Bourget en 2023. Copyright 2023 The Associated Press. All Rights Reserved.

Después del resultado favorable de la votación popular, el Ministerio de Defensa realizó una evaluación de cuatro tipos de aviones, entre otros, el ‘Rafale’ francés y el caza de combate estadounidense F-35A. «Al comprobar los costos, el F-35 salió claramente victorioso gracias a los inferiores gastos de adquisición y manutención», declaró la ministra de Defensa Viola Amherd en junio de 2021. Según el derecho suizo de licitaciones públicas, el valor indicativo relevante es la relación entre costes y beneficios, que terminó siendo favorable para el avión norteamericano. 

¿Se engañó al pueblo en la votación sobre los F-35?

La respuesta a esta pregunta es no, al menos no de forma deliberada. El pueblo electoral aprobó un acuerdo global de crédito para la adquisición, que no incluía una cifra determinada ni un modelo de avión concreto. Si los 36 aviones pedidos saldrán más caros, como parece ser el caso, Suiza podría, teóricamente, comprar menos unidades para mantenerse dentro del margen de gasto estipulado, admitió el ministro de Defensa suizo Martin Pfister en una rueda de prensa. De momento, sin embargo, no está claro si los contratos así lo permiten y a qué costos.

En el referéndum, la ciudadanía suiza votó sobre un importe de seis mil millones de francos, según el índice nacional del precio al consumo de 2018. Con ello estaba claro que, para el momento en el que se efectuaría el pago, la cantidad final se adaptaría a la inflación suiza. El importe aprobado por el pueblo en la votación equivale hoy a casi 6.400 millones de francos.

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La entonces ministra de Defensa Viola Amherd en 2021, de camino a la sala de la conferencia de prensa para comunicar la decisión sobre los F-35. Keystone / Alessandro Della Valle

Pero en retrospectiva, las autoridades acabaron engañando a la opinión pública al asegurar reiteradamente que Suiza compraría los cazas a un precio fijo. Incluso los propios responsables de la adquisición pública se lo creyeron porque también lo confirmaba la propia embajada de EE.UU. en Berna.

¿Se debería repetir la votación?

La respuesta a esta pregunta es no, al menos no en los términos de la primera votación. No obstante, es posible que se convoque un segundo referéndum sobre este asunto. La semana pasada, el Partido Socialista (PS) depositó mociones idénticasEnlace externo en ambas cámaras parlamentarias, el Consejo Nacional y el Consejo de los Estados. Con este paso quiere garantizar que el Parlamento, y en el caso de que hubiese referéndum, también el pueblo, tenga la oportunidad de tomar una decisión si resulta que «por falta de precio fijo hay gastos suplementarios». De momento, el PS no quiere aclarar qué tipo de decisión espera. En cualquier caso, la formación política de izquierdas no exige «ninguna evaluación adicional de la adquisición en sí».

Al mismo tiempo, representantes tanto del PS como del Partido Ecologista comunicaron que están examinando la posibilidad de elevar un recurso contra la votación. Además, ambas formaciones políticas están propugnando que un eventual crédito suplementario se someta a votación popular.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa lleva adelante un plan para cubrir los gastos adicionales con el presupuesto ya aprobado. De esta manera pretende evitar la necesidad de pedir otro crédito, que necesitaría el visto bueno del Parlamento, con lo cual la adquisición quedaría a merced de las vicisitudes de la política.

¿Podrán querellarse los licitadores que perdieron el concurso?

Parece que no queda descartada esta eventualidad. Ya cuando se hizo pública la decisión a favor del avión norteamericano, hubo un descontento importante en Francia, al quedar fuera del procedimiento adjudicatario el caza francés ‘Rafale’ del fabricante Dassault Aviation. Y cuando se supo que algunos miembros del Consejo Federal (Gobierno) aún estaban negociando con Francia sobre el precio y las condiciones contractuales, mientras que la ministra de Defensa Viola Amherd ya había tomado la decisión a favor del avión militar estadounidense, se desató un malestar diplomático profundo entre ambas naciones.

Vinculantes desde el punto de vista jurídico son el derecho suizo de contratación pública y los evaluados costes globales de los cazas de combate. Suiza contaba con unos gastos de alrededor de 15.500 millones de francos para la adquisición y la explotación a lo largo de una vida útil de 30 años. La discrepancia entre la oferta ganadora y la «segunda más económica se sitúa en torno a dos mil millones de francos», informó en 2021 Viola Amherd.

Por lo tanto, con los costes adicionales sólo para la adquisición, que ahora se están conociendo, la oferta de los F-35 no habría podido puntuar tan bien en relación con el criterio determinante de los gastos.

¿Por qué se está cuestionando el caza F-35?

El F-35A es considerado un producto caro, también en el mantenimiento. Varios países, que han comprado el caza estadounidense, han compartido la dolorosa experiencia de los costes suplementarios.

En Canadá, por ejemplo, el precio de la adquisición aumentó de unos 19 mil millones iniciales a la cifra de 27.700 millones de dólares. En Dinamarca, los gastos de explotación fueron un 50% más altos de lo esperado. Y Noruega calcula con costes de explotación 2,5 veces más altos para los 30 años de vida de servicio de los aviones, mientras que Suiza aplica un factor de multiplicación incluso inferior a 2. En 2022, el órgano supervisor federal de las finanzas también advirtió de este peligro: «Persiste la incertidumbre sobre los gastos de mantenimiento a lo largo de toda la vida útil».

El avión militar también es controvertido por la posible existencia de un “kill switch”, es decir, un dispositivo tecnológico que permitiría a Estados Unidos recuperar, en última instancia, el control efectivo sobre el aparato volador. «En el supuesto de que EE.UU. atacara Groenlandia, ningún país europeo sería capaz de hacer despegar sus F-35 para defender ese territorio», señaló recientemente el exjefe del servicio de inteligencia militar francés. De todas maneras, a los detractores del avión les incomoda que EE.UU. mantenga el control tecnológico sobre el producto.

Además, hay dudas sobre la utilidad militar del avión de combate en una época en la que los drones son cada vez más decisivos en las guerras aéreas. Especialmente crítico se mostró al respecto el empresario estadounidense Elon Musk: «Por favor, pongan fin a la peor relación calidad-precio militar en la historia que representa el programa de los F-35», comentó en XEnlace externo.

¿Qué opciones le quedan a Suiza?

Si la Confederación tiene que tomar un préstamo adicional para financiar los gastos suplementarios, se librarán muy probablemente enconadas disputas políticas que causarán aún mayores dilaciones. Por este motivo, el Ministerio de Defensa trata de evitar este escenario. Sin embargo, aún queda por dilucidar si los sobrecostes se pueden sufragar mediante «optimizaciones contractuales» o a través de la reasignación de otros proyectos de Defensa.

Como última opción, Suiza baraja la posibilidad de salirse por completo del contrato de compraventa de los F-35, aunque sólo sea por pura táctica negociadora. Sin embargo, la cancelación del pedido tendría consecuencias financieras imprevisibles. Suiza ya ha pagado a EE.UU. cerca de 700 millones de francos con fondos del préstamo, y hasta final de año está previsto un pago ulterior de 300 millones. Además, en la actualidad, la Confederación está negociando con el Gobierno norteamericano sobre aranceles, por lo que no tiene interés en lastrar las relaciones entre Berna y Washington.

No obstante, militantes especializados en asuntos de seguridad del PS y de Los Verdes ya están tomando en consideración una cancelación inmediata del encargo. «Si en lugar de cumplir el contrato nos cuesta menos rescindirlo, es hora de cortar por lo sano», advierte el consejero nacional ecologista Balthasar Glättli.

¿Es la primera vez que una licitación pública de aviones de combate provoca un escándalo?

La respuesta a esta pregunta es no. En reiteradas ocasiones a lo largo de las últimas décadas, Suiza perdió el control sobre los costes de sus adquisiciones en el ámbito de la aviación militar, debido principalmente a las llamadas “helvetizaciones”, o sea, a las modificaciones costosas que Suiza reclamó a los fabricantes para que adaptaran los productos a las necesidades específicas de Suiza.

Un ejemplo emblemático de esta política de licitación fue la adquisición de los aviones ‘Mirage III’ en 1964. Para poder estacionar estos cazas de combate en sus cavernas de aviación, el Gobierno suizo exigió al fabricante que reconstruyera los aparatos. Esto causó un sobrecoste de dos tercios del valor de compra, por lo que Suiza redujo la cifra de aeronaves del pedido de 100 a 57 unidades. A resultas del escándalo hubo varias dimisiones.

Últimamente, también hubo problemas en relación con la adquisición de drones de reconocimiento. Los gastos de adquisición de los seis drones del tipo ‘Hermes 900 HFE’ subieron de 250 a 300 millones de francos, principalmente porque Suiza exige la instalación de motores diésel en los aparatos para que estos sean capaces de sobrevolar los Alpes.

Editado por Samuel Jaberg. Adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela / CW.

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