El Parlamento suizo privilegia la continuidad
Al elegir este miércoles a Didier Burkhalter a la sucesión del ministro del Interior, Pascal Couchepin, el Parlamento apostó por la continuidad. No quiso poner de nuevo en entredicho los equilibrios del sistema político suizo. Análisis.
Luego de los trastornos de los últimos años en la composición del Gobierno – pérdida de un sitio democristiano, evicción del líder de la derecha conservadora – los miembros del Parlamento Federal no tomaron nuevos riesgos eligiendo sin problema a Didier Burkhalter, uno de los dos candidatos oficiales del Partido Liberal-Radical (PLR/derecha).
Los legisladores no quisieron retirar un lugar al PLR y trastocar así la distribución de la famosa ‘fórmula mágica’ que pretende que los distintos partidos estén representados en el Gobierno en función de su peso electoral.
Pero sobre todo, no quisieron – y quizá no osaron – elegir a un parlamentario de la Suiza de expresión alemana para una posición que correspondía a una minoría latina ya subrepresentada en el Ejecutivo.
El impulso de la UDC
Incluso la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora), generalmente bastante provocadora en sus posiciones, se pronunció por la concordancia. Para preservarla, llegó hasta a aplazar sus votos por Didier Burkhalter para la cuarta vuelta. Y ello, cuando el político de Neuchâtel no contaba con sus favores, en particular, debido a su eurofilia.
Falta saber si ese impulso se inscribe en la voluntad de la UDC de encontrar su segundo escaño en las próximas elecciones.
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Elección del Gobierno
Ocasión fallida
En cuanto a la izquierda, tenía la oportunidad de acercarse a un posible socio. Tanto más que el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC/centro derecha), Urs Schwaller, ofrecía sólidas garantías en materia de política social y protección del medio ambiente.
Matemáticamente, la estrategia era factible. Unidos, el PDC y los distintos partidos de izquierda tenían la capacidad de imponer a Urs Schwaller. Sin embargo, a pesar de los exhortos a votar en favor del candidato del PDC, la izquierda no dio el paso.
Por otra parte, las cosas estuvieron claras desde el principio. Al recoger sólo 79 votos en la primera vuelta de la elección, era evidente que Urs Schwaller no contaba – ni de lejos- con el apoyo de toda la izquierda.
Hace meses que los observadores de la política especulan sobre un posible acercamiento entre la izquierda y el centroderecha. La elección de este miércoles era la ocasión de concretizarlo, lo que no se dio.
Minoritaria desde siempre en el Parlamento como en el Gobierno, la izquierda quizá perdió una ocasión “histórica” de orientar la política federal en un sentido que corresponda mejor a sus expectativas . Falta entender la razón.
Cuestión lingüística
Una parte de los representantes de izquierda no quiso simplemente poner en entredicho uno de los dos asientos del PLR. Eso habría podido tener como efecto empujar un poco más a la derecha a los brazos de la derecha conservadora. Como resultado, habría sido muy difícil para la izquierda obtener compromisos sobre toda una serie de expedientes frente a una derecha unida y radicalizada.
Pero sobre todo, Urs Schwaller tropezó con el obstáculo de la cuestión lingüística. Durante varias semanas, los medios de comunicación y la clase política se preguntaron si un candidato procedente de la Suiza de habla alemana, aun cuando fuere perfectamente bilingüe y elegido en un cantón mayoritariamente francófono, podía representar a la minoría latina del país.
Habida cuenta de los resultados, la respuesta a esta pregunta es negativa. Los legisladores, obviamente, no quisieron tomar el riesgo de poner en entredicho el equilibrio lingüístico. La armonía entre las distintas lenguas y culturas es una de las claves de la existencia de Suiza e imponer un Gobierno con sólo un representante latino, entre siete, habría sido quizá abrir la caja de Pandora.
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Democracia de concordancia
Distintas debilidades
Esta elección revela distintas debilidades de la política suiza. En primer lugar, la debilidad de los partidos de centroderecha.
El PDC, que tenía una verdadera oportunidad de recuperar el escaño perdido, no tenía suficientes cartas bajo la manga. Para disponer de una candidatura de peso, sólo tuvo el recurso de presentar a un político de habla alemana, cuando desde el principio era evidente que la pertenencia lingüística iba a plantear problema.
La misma debilidad se constata en el PLR. Después de muchas vacilaciones sobre la candidatura del presidente del partido, Fulvio Pelli – que sin embargo contaba con todas las cualidades requeridas – el partido sólo pudo presentar a dos candidatos aún poco conocidos en la escena nacional y que no forman parte de lo que se pueden llamar los “pesos pesados” del Parlamento.
Finalmente, el propio sistema político presenta una debilidad. El Parlamento cuenta con algunas personalidades –incluido Urs Schwaller – en las que se advierte de inmediato la talla de estadistas. Pero la multiplicidad de los criterios (pertenencia política, origen lingüístico y a veces también equilibrio hombre-mujer) a reunir hacen que estas raras personalidades pueden esperar a veces indefinidamente la llave de la puerta de entrada al Gobierno.
En momentos en que Suiza debe enfrentar expedientes espinosos tanto a escala nacional como internacional, esa constatación es preocupante.
Olivier Pauchard, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
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Consejo Federal
Pascal Couchepin, ministro del Interior, anunció el 12 de junio pasado su dimisión del Gobierno.
Ingresó al Consejo Federal el 3 marzo de 1998, dirigió los Ministerios de Economia y del Interior. Fue también presidente de la Confederación en 2003 y en 2008.
Cuando un ministro dimite durante una legislatura, su partido propone uno o varios candidatos para reemplazarlo. Por regla general, la Asamblea Federal elige un candidato oficial, pero también puede hacer otra elección.
Es lo que sucedió, por ejemplo, con Samuel Schmid, en 2000, cuando fue preferido en lugar de los dos candidatos oficiales de la Unión Democrática del Centro (UDC).
Entre 1959 y 2003, el gobierno suizo fue electo conforme a la famosa «fórmula mágica»: 2 socialistas (PS), 2 liberales-radicales (PLR), 2 demócrata-cristianos PDC) y 1 demócrata del centro (UDC).
En 2003, la UDC logró hacerse de un segundo puesto del PDC, pero la no-reelección de Christoph Blocher en 2007 desgarró al partido y condujo a su reemplazante, Eveline Widmer-Schlumpf, a unirse a una nueva formación, el Partido Burgués Democrático.
La elección del 16 de septiembre no ha modificado la composición actual del Consejo Federal , es decir, 2 PLR (antiguo PRD), 2 PS, 1 PDC, 1 UDC y 1 PBD.
Cabe resaltar que el socialista Moritz Leuenberger y el radical Hans-Rudolf Merz podrían anunciar también su dimisión antes del final de la legislatura en 2011.
Este economista, de 49 años, es oriundo de Neuchâtel, cantón francófono al que ha representado en el Senado desde 2007.
Fue elegido diputado nacional de 2003 a 2007.
Desde 2005 Burkhalter fue vicepresidente del grupo parlamentario de su partido en la cámara baja, el Consejo Nacional.
De 1991 a 2005 integró el Ejecutivo municipal de Neuchâtel y fue uno de los políticos más jóvenes del país en ocupar ese cargo.
En calidad de senador, defendió el sistema de alerta para el secuestro de niños.
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