En las urnas se decidirá la suerte de extranjeros infractores
Los ciudadanos se pronuncian el domingo sobre una eventual expulsión de los extranjeros que delincan. La aceptación de esa medida podría poner a Suiza, de nueva cuenta, en situación delicada con respecto al derecho internacional. El otro tema de las votaciones federales concierne la imposición de los ingresos elevados.
Tras ser aprobada la interdicción de construir nuevos alminares, hace exactamente un año, Suiza podría suscitar otra vez la desaprobación internacional. La ciudadanía debe pronunciarse esta vez sobre una iniciativa de la Unión Democrática del Centro (UDC / derecha conservadora) que pide que los extranjeros que cometan delitos graves sean expulsados del territorio.
Problema del automatismo
Intitulado ‘Para la expulsión de extranjeros delincuentes’, el texto precisa una serie de delitos que podrían provocar la supresión del permiso de estancia: homicidio, bandolerismo, tráfico de seres humanos, violación, etc. Por otro lado, la UDC reclama también la expulsión de los extranjeros que perciban abusivamente prestaciones de la asistencia social o los seguros sociales.
La interdicción de permanecer en Suiza iría de 5 a 15 años, incluso 20, en caso de recidiva. En caso de delito probado, esta expulsión del territorio tendría carácter automático.
Ese último punto podría plantear problemas al nivel del derecho internacional. Muy particularmente con la Unión Europea, que ya señaló a Suiza que una práctica semejante podría contravenir el acuerdo bilateral sobre la libre circulación de las personas.
Los adversarios de la iniciativa consideran que su aceptación podría provocar reacciones por parte de Bruselas. Un argumento que sus partidarios discuten. El derecho europeo considera lícitas tales expulsiones en la medida en que la persona concernida presenta un “peligro inmediato, presente y considerable”. ¿Un extranjero que ha cometido uno de los delitos contemplados por la iniciativa responde a esa definición? Todo es cuestión de interpretación.
Evitar el obstáculo
Los ciudadanos deben pronunciarse sobre un segundo objeto que apunta también a expulsar a los extranjeros infractores: el decreto federal ‘Expulsión de los extranjeros delincuentes en el respeto de la Constitución’. Se trata de un contraproyecto aprobado por el Gobierno y aceptado por una mayoría del Parlamento.
Este contraproyecto también pretende expulsar a los extranjeros delincuentes del territorio suizo. Lo mismo que la iniciativa, prevé la supresión del título de estancia para extranjeros que cometan un delito grave o que abusen de las prestaciones sociales.
En cambio, el contraproyecto se distingue en dos puntos. Primero, recuerda con toda claridad el principio según el cual la Confederación, los cantones y los municipios deben hacer todo para integrar a los extranjeros en Suiza.
Pero sobre todo, el contraproyecto precisa que las eventuales repatriaciones deben hacerse “en el respeto de los derechos fundamentales y los principios de la Constitución y del derecho internacional, en particular en el respeto del principio de proporcionalidad”.
Con claridad, las expulsiones no tendrían más un carácter automático, sino que tomarían en consideración la situación particular de la persona concernida y podrían ser objeto de un recurso.
Con esas precisiones, los partidarios del contra proyecto esperan pues superar el obstáculo de las reacciones internacionales.
Tres preguntas para un mismo tema
La Unión Democrática del Centro parte sola al combate por su iniciativa. Aparte de los pequeños partidos de la derecha religiosa y de la extrema derecha, el conjunto del mundo político y de las organizaciones preconiza el rechazo de ese texto.
En cambio, las opiniones están más divididas en cuanto a su contraproyecto. El Gobierno y los partidos del centro- derecha recomiendan aceptarlo, mientras que los partidos de izquierda están por una doble negativa (a la iniciativa y al contra proyecto).
Los ciudadanos, por su parte, tienen que pronunciarse sobre tres preguntas relativas a ese tema. Por una parte, deben decir si aceptan o no la iniciativa y por otra parte, el contraproyecto. Y, además, en pregunta subsidiaria, deben indicar cuál de los proyectos preferirían en caso de aceptación doble.
Más impuestos a salarios altos
Un segundo tema también es sometido al escrutinio popular el domingo. Se trata de nuevo de una iniciativa, procedente esta vez del Partido Socialista, que pide una imposición mayor para los contribuyentes adinerados.
El sistema fiscal suizo se caracteriza por su federalismo, los diferentes cantones aplican tasas impositivas que pueden ser muy diferentes. Consecuencia: ciertos contribuyentes ricos no vacilan en cambiar de domicilio para encontrar los cielos más clementes de los cantones conocidos como “paraísos fiscales” (Zoug, Glaris, Obwald).
El PS considera que esta competencia fiscal entre cantones es perjudicial. Para frenarla, desea el establecimiento de una tasa impositiva mínima. Su iniciativa “por impuestos equitativos” pide que los impuestos cantonales y municipales representen una tasación marginal del 22 % desde 250.000 francos de rentas imponibles. Exige también una tasa marginal de 5 por mil sobre las fortunas desde 2 millones de francos. Además, todo impuesto decreciente a favor de los más ricos sería prohibido.
Esta iniciativa es sostenida por el conjunto de la izquierda. Se topa en cambio con la hostilidad del Gobierno, los partidos de derecha, cantones y medios económicos. Los adversarios consideran que ese proyecto pasaría por encima del federalismo, haría aumentar los impuestos del conjunto de la población y explosionaría los gastos públicos.
Las votaciones del 28 de noviembre fueron objeto de un sondeo del instituto gfs.bern por cuenta de ente nacional de difusión SRG SSR.
Según los últimos resultados la iniciativa sobre la devolución tendría el favor del público: 54% sí, 43% no y 3% de indecisos.
Las cosas parecen más difíciles para el contraproyecto:43% por el sí, el 49% no y 8% de indecisos.
La iniciativa fiscal goza de un contexto favorable, pero los resultados son bastante inciertos debido al gran número de personas todavía indecisas: 46% sí, 39% no y el 15% de indecisos.
Traducción, Marcela Águila Rubín
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