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Los espías rusos, una amenaza para la Ginebra internacional

Policía observa con binoculares
16 de junio de 2021: Un oficial de policía vigila los aledaños de la Villa la Grange de Ginebra antes de la reunión que allí celebraron el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo ruso, Vladímir Putin. Copyright 2021 The Associated Press. All Rights Reserved

Las autoridades suizas están al tanto de que decenas de espías rusos operan en Ginebra, sede de numerosas organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud.

El Servicio Federal de Inteligencia Suizo (FIS) ha lanzado una advertencia de que el espionaje se ha avivado en los últimos años y de que, desde la invasión de Ucrania, ha aumentado la amenaza de ciberataques.

“El espionaje es un fenómeno presente siempre. La actividad de vigilancia está ya en un nivel alto y sigue aumentando”, señala el Servicio Federal de Inteligencia suizo en su informe anualEnlace externo presentado recientemente.

“Ginebra —como centro internacional— sigue siendo un punto caliente de espionaje. Sabemos que varias docenas de funcionarios están activos en las misiones diplomáticas y consulares de Rusia”, continúa el informe.

“Recientemente, varios Estados europeos han expulsado a oficiales de inteligencia rusos, lo que podría llevar a los servicios rusos a desplegar sus fuerzas en Estados como Suiza, que no han realizado ninguna expulsión”, indica el citado documento.

El FIS, asimismo, insta a las autoridades suizas a estar atentas, y que “hay que utilizar al máximo los instrumentos disponibles para impedir la entrada de estos funcionarios de los servicios de inteligencia”.

Después de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania el 24 de febrero, varios países intensificaron las expulsiones de funcionarios rusos sospechosos de espionaje. En la guerra en Ucrania, Suiza —oficialmente— se mantiene neutral, pero ha condenado la invasión y ha impuesto las sanciones de la Unión Europea (y ha confiscado miles de millones de francos a personas y empresas vinculadas con el Kremlin).

Poco después de la invasión de Ucrania, Polonia expulsó a 45 personas de nacionalidad rusa, mientras que —en una acción combinada— Irlanda, los Países Bajos, Bélgica y la República Checa echaron a 43 personas empleadas en la embajada rusa. Otros muchos países han seguido su ejemplo, y algunos medios de comunicación afirman que el número de expulsiones se eleva a cientos.

“Entorno operativo ideal”

Ginebra —que alberga organizaciones internacionales, misiones diplomáticas, ONG, universidades, grupos de reflexión, institutos de investigación y empresas internacionales, en especial que negocian con materias primas y financieras— se está convirtiendo en un lugar cada vez más atractivo para los espías. Ginebra es sede de muchas conferencias internacionales y, a menudo, de negociaciones entre países.

“Esto proporciona un entorno operativo ideal para los agentes de inteligencia que trabajan de forma encubierta, que fácilmente pueden entrar en contacto con un gran número de objetivos potenciales. En el pasado reciente, se ha observado que varios Estados han ampliado sus estructuras de inteligencia en Ginebra”, confirma el FIS.   

Que Suiza pertenezca a la zona Schengen, su infraestructura de transporte internacional y su proximidad a Francia también hacen que sea el punto perfecto de entrega de información sensible recogida fuera de Suiza.

Se sospecha que algunos servicios de espionaje que se hacen pasar por diplomáticos disponen de hasta cinco agentes diferentes al mismo tiempo. Pero también hay “numerosas fuentes sospechosas y apoyos de los servicios de inteligencia extranjeros que viven y trabajan en Ginebra. Se sabe también, que empleados jubilados y (oficialmente) exempleados de servicios de inteligencia extranjeros se han instalado en Ginebra y sus alrededores con sus familias”.

Un tema conocido

Hace tiempo que la agencia de inteligencia suiza conoce el problema. De hecho, hace cuatro años el FIS dijo que sospechaba que uno de cada cuatro diplomáticos rusos era un espía encubierto. Rusia desestimó esas afirmaciones.

Aquel mismo año (2018), la información del FIS llevó a detener y expulsar de Holanda a dos agentes rusos acusados de espiar un laboratorio en Spiez —cerca de Berna, la capital— que analizaba un presunto gas venenoso que presuntamente las fuerzas rusas utilizaban en Siria.

En aquel momento el ministro de Asuntos Exteriores suizo, Ignazio Cassis, dijo que había convocado al embajador ruso en Suiza para exigir el “cese inmediato de las actividades de espionaje en territorio suizo”.

Cassis se quejó de que los niveles de espionaje habían ido “más allá del nivel habitual de actividad”. Sin embargo, supuestamente Rusia respondió a estas quejas con desmentidos.

 En 2019, un exagente del KGB declaró a la emisora pública suiza RTS que “para los servicios de inteligencia rusos, Suiza tiene un nivel de interés alto. Está entre los cinco o seis países más importantes por todas las organizaciones internacionales que alberga”.

Suiza a veces toma medidas contra los espías, pero para evitar incidentes diplomáticos, a este respecto suele ser discreta. En 2020, la detención y condena de un espía ruso solamente se hizo pública porque los medios de comunicación se enteraron.

Adaptado del inglés al español por Lupe Calvo

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