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Las agencias humanitarias desesperadas ante la falta de combustible en Gaza

A wounded woman arrives at the hospital
El martes pasado, 22 de los 36 hospitales de Gaza no funcionaban debido a la falta de combustible, a los daños, los ataques y la falta de seguridad, según la OMS. Copyright 2023 The Associated Press. All Rights Reserved.

Mientras el sistema sanitario de Gaza está a punto de colapsar por falta de combustible, las organizaciones humanitarias piden desesperadamente un alto el fuego humanitario.

“Nos hemos quedado sin adjetivos para describir la situación humanitaria en Gaza. Es catastrófica”, afirmaba John Entwistle, miembro de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), desde la sede de la Media Luna Roja Palestina en Ramala, Cisjordania. “Gaza ya era un lugar de desesperación, donde faltan oportunidades y recursos, donde falta movilidad. El conflicto no ha hecho sino empeorar exponencialmente la situación. Y para colmo, hay escasez de ayuda humanitaria”.

John Entwistle y sus colegas, que, según explica, “trabajan día y noche” en “turnos sobrecargados y muy estresantes”, coordinan las operaciones de ayuda de la Media Luna Roja Palestina (MLRP) en Cisjordania y la Franja de Gaza. Con casi 4.000 empleados y unos 13.000 voluntarios, la MLRP es una de las principales organizaciones humanitarias activas en los territorios palestinos ocupados, donde gestiona 15 hospitales.

“Ellos (los empleados de la MLRP en Ramala) conocen muy bien a todo el mundo en Gaza. Conocen a los conductores de ambulancias, al personal, a los voluntarios y a los directores de los hospitales. Y, por supuesto, tienen también amigos en Gaza”, explica John Entwistle. “Tienes que hacer bien tu trabajo. Pero también hay aspectos humanos que obviamente pesan en la mente de todos”.

Falta de combustible

En Gaza escasean los alimentos, el agua, los medicamentos y el combustible, entre otras necesidades básicas. Tanto es así que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) anunció el lunes que se temía que cesaran las operaciones de ayuda en la terminal de Rafah, entre Egipto y Gaza. “La operación humanitaria en la Franja de Gaza se detendrá en las próximas 48 horas, ya que no se permite la entrada de combustible”, dijo Thomas White, director de Asuntos de Gaza de la UNRWA, en X (antes Twitter). Añadió que desde el 7 de octubre no había entrado nada de combustible en la Franja de Gaza.

La organización señaló que había agotado sus reservas de combustible y ya no podía operar los camiones y la maquinaria necesaria para transportar mercancías desde la frontera y descargarlas en la Franja de Gaza. Como consecuencia, las distribuciones a refugios y clínicas se detuvieron el martes en gran medida.

UNRWA también anunció que dos de sus principales distribuidores de agua habían dejado de operar el lunes de la semana pasada debido a la falta de combustible, privando a 200.000 personas de agua potable. Se cree que las empresas de telecomunicaciones cesarán en sus operaciones el jueves.

El miércoles de la semana pasada, sin embargo, las autoridades israelíes autorizaron, por primera vez, la entrada en Gaza de una cantidad limitada de combustible para mantener en marcha los camiones de las agencias humanitarias. Pero la ONU calcula que se trata sólo de una parte mínima del combustible necesario para las operaciones humanitarias.

Alto el fuego humanitario

Durante semanas, funcionarios de la ONU -desde el Secretario General, Antonio Guterres, hasta los directores de organismos humanitarios como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)- han pedido un alto el fuego humanitario para evitar más víctimas civiles y permitir el suministro de ayuda a la Franja de Gaza.

“Se necesita un acceso humanitario sostenible y seguro. En nuestra opinión, los combates deben cesar ya, para que pueda distribuirse la ayuda humanitaria”, subrayó John Entwistle. “El número de camiones que entran en Gaza es sencillamente insuficiente”. Tras los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre, las represalias del ejército israelí y los bombardeos sobre Gaza dañaron las infraestructuras del territorio palestino. Las carreteras han quedado destruidas o bloqueadas por edificios derrumbados. “Cualquier cosa lleva mucho tiempo”, añade.

Antes de que comenzara la guerra entraban cada día en la Franja de Gaza unos 500 camiones. El martes entraron 91 camiones con ayuda humanitaria procedentes de Egipto. Desde el 21 de octubre, cuando se reabrió la terminal de Rafah, han entrado en la Franja 1.096 camiones -una media de menos de 46 al día-, según la ONU.

El pasado viernes, un portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) declaró a los periodistas en Ginebra que la ONU no podía llevar ayuda al norte de la Franja de Gaza, sitiada por las fuerzas israelíes. Más de 1,5 millones de personas de una población de 2,2 millones se han visto desplazadas. Muchas personas han huido del norte al sur, pero cientos de miles permanecen en el norte, según la ONU.

Un sistema sanitario al borde del colapso

“Es muy importante que la ayuda pueda llegar al norte”, afirma John Entwistle. “Todavía hay miles de personas en el hospital Al-Quds, incluyendo pacientes, y no se les puede trasladar. El personal y los voluntarios de la Media Luna Roja Palestina permanecen en el lugar para atenderlos”. El hospital Al-Quds, el segundo más grande de Gaza, dejó de funcionar el domingo pasado debido a la falta de combustible y ya no acepta nuevos pacientes. Las personas que padecen enfermedades crónicas, diálisis, diabetes, cáncer o cardiopatías no pueden ser tratadas.

El ejército israelí ha ordenado la evacuación de los hospitales del norte de la Franja de Gaza. Según la OMS, esto supondría una “sentencia de muerte” para ellos, ya que los hospitales del sur no pueden acoger a más personas. El martes, una portavoz de la OMS reiteró a los periodistas que no era posible trasladar a los pacientes de forma segura: “Con la cantidad de pacientes que necesitan apoyo crítico para seguir con vida, sería muy difícil realizarlo incluso en las mejores circunstancias.”

La ONU ha advertido de la intensificación de las hostilidades cerca de los hospitales de Gaza en los últimos días y ha expresado su preocupación por los informes de incursiones militares israelíes en el interior del hospital Al-Shifa, el mayor de Gaza. Israel declaró que el ejército había lanzado la incursión porque sospechaba que Hamás tenía un centro de mando bajo el hospital y que utilizaba los túneles conectados a él para retener rehenes. Israel rechaza las acusaciones de que su ejército esté atacando a civiles.

El martes pasado 22 de los 36 hospitales de Gaza no funcionaban por falta de combustible, daños, ataques y falta de seguridad, según la OMS.

Debido a la escasez de combustible, el personal médico ha tenido que trabajar en condiciones muy difíciles. “Mi equipo me ha mostrado una imagen demencial del equipo quirúrgico del Hospital Al-Quds operando a la luz de los teléfonos móviles. ¿Se imaginan una operación con tres o cuatro colegas utilizando sus teléfonos para iluminarse, con equipos médicos y medicinas escasos? Es simplemente atroz”, afirma John Entwistle.

Desde el comienzo de la guerra han muerto 102 miembros del personal de UNRWA y al menos 27 han resultado heridos. Se trata del mayor número de trabajadores humanitarios muertos en tan poco tiempo en la historia de la ONU.

En una conferencia internacional sobre ayuda humanitaria celebrada en París el pasado jueves, varios países -entre ellos Francia- y organizaciones humanitarias expresaron su apoyo a la introducción de pausas humanitarias, que podrían conducir a un alto el fuego. Pero hasta la fecha el gobierno israelí ha rechazado sistemáticamente la idea de un alto el fuego.

“Tenemos que dejar de andarnos con rodeos (alto el fuego humanitario) y pasar a la acción, y tenemos que hacerlo ya, porque si no se entregan estos recursos, habrá aún más heridos y muertos. […] Y lo que estamos viendo ahora son otras consecuencias: epidemias de enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias, y todo esto empeorará si las condiciones de agua, saneamiento e higiene continúan deteriorándose”, advierte John Entwistle.

Texto adaptado del francés por J. Wolff

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