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Parlamento suizo: ¿quién tiene derecho a estar representado?

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© Keystone / Anthony Anex

Después de las últimas elecciones federales, el Consejo Nacional se tornó más sénior y masculino que su antecesor. ¿Deberían estar representados proporcionalmente todos los grupos de la población en la política?

El legislador promedio en Suiza es hombre, posee una elevada educación académica y tiene 50 años. Y las elecciones celebradas en 2023 solo acentuaron esta tendencia.

“Las elecciones de 2023 dieron paso a una menor diversidad”, afirma Daniel Höhmann, politólogo de la Universidad de Basilea. “Se retrocedió en la representación de los distintos segmentos de la población suiza”.

Solo el 38,5% de los miembros de la cámara baja son mujeres, a pesar de que poco más de la mitad de la población suiza es femenina. El 1,5% de los miembros -solo tres personas- tienen alguna discapacidad, aunque más del 10% de la población suiza se encuentra en este caso. Y son solo dos ejemplos que hacen notar las diferencias entre el perfil de la población suiza y sus representantes electos.

¿Debe un parlamento reflejar la diversidad de la población? Absolutamente, dice Höhmann, y explica las razones.

Desde un punto de vista simbólico, explica, la diversidad evidencia una esfera política que está abierta a reflejar toda la gama de intereses de la población. “Esto es una piedra angular de la democracia”. Todo el mundo debe estar en capacidad de tomar parte de la vida política y de ver representados sus intereses en ella.

Las personas que se sienten representadas tienen también un mayor nivel de confianza en la política, lo que genera un efecto positivo. “Si los parlamentarios tienen experiencias, problemas y situaciones vitales similares a los míos, tendré más confianza en que también defenderán mis preferencias y problemas”.

Según Höhmann, las investigaciones demuestran que los miembros de grupos anteriormente marginados están cada vez más comprometidos con los intereses de los grupos a los que pertenecen. Y gracias a su trabajo se logra incluir en la agenda temas que de otro modo podrían quedar olvidados.

La presencia de las mujeres cayó

Las mujeres presentes en el Consejo Nacional suman 77, de un total de 20 participantes. Si se le compara con las elecciones de 2019, la proporción de mujeres ha descendido del 42% al 38,5%. Si se toman referencias internacionales, Suiza se encuentra por detrás de Moldavia, pero por delante de Francia.

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En Europa, ningún Parlamento nacional ha conseguido una verdadera igualdad de género con un 50% de legisladoras en activo. Islandia, país que está a la cabeza de Europa, tiene un 47,6%, y es Ruanda, en realidad, el país que lidera el mundo con un 61,3% de mujeres en su parlamento.

En las elecciones de 2019, el número de mujeres electas en Suiza alcanzó una cifra récord. Las elecciones de 2023 han supuesto un retroceso. A pesar de ello, el movimiento no partidista “Helvetia ruft!”, que promueve la participación de las mujeres en la política, mantiene su optimismo, pues afirma que la historia demuestra que el progreso no siempre es lineal.

“¡Por supuesto que nos hubiera gustado más, pero no nos sorprende el resultado!”, dice Flavia Kleiner, cofundadora de “Helvetia ruft! Efectivamente, tal como pronosticaban las encuestas, la UDC (la derecha más conservadora de Suiza), era el partido con menos mujeres y fue el ganador de las elecciones. Los Verdes y los Liberales, que tenían una alta proporción de mujeres, perdieron.

Portavoz de la comunidad queer

La sorprendente elección de Anna Rosenwasser, activista queer de Zúrich, despertó un gran interés en los medios de comunicación. Se presentó como candidata socialista del PS en una lista poco prometedora y su campaña electoral -basada en las redes sociales- se centró fundamentalmente en temas queer. La pasada elección la convirtió en la tercera mujer abiertamente homosexual de la historia que forma parte del Consejo Nacional.

En Suiza, no existen cifras relativas a la representación de la comunidad queer en el parlamento. El grupo de legisladores que ha manifestado abiertamente su elección queer integra lesbianas, bisexuales y gais, pero las personas trans y no binarias, entre otros grupos, no están representadas.

El consejero Nacional gay del PLR, Hans-Peter Portmann, y la consejera Nacional lesbiana del PS, Tamara Funiciello, fueron electos nuevamente en 2023.  Y Claude Janiak, exconsejero Nacional Socialista, fue la primera persona homosexual que presidió la Cámara Baja en 2005.

Edades de los legisladores

La mayoría de los diputados suizos tienen entre 35 y 64 años. La población joven y la conformada por los pensionistas no están suficientemente representadas actualmente. Katja Riem, militante de la UDC, nacida en 1996, es la legisladora más joven del actual Consejo Nacional. El citado partido de derecha también cuenta en sus filas con el diputado activo con la mayor longevidad política: Charles Poncet, nacido en 1947.

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Para memoria, la UDC ostenta también el récord del consejero Nacional más joven de la historia. En 1995, Toni Brunner -quien sería el futuro presidente del partido- fue elegido miembro del Consejo Nacional con sólo 21 años. En ese momento la población suiza era más joven que hoy, pero la media del Consejo Nacional era mayor, con 51 años.

Tras las elecciones de 2019, la edad media de los miembros del Consejo Nacional era de 49 años, lo que la convirtió en la cámara baja más joven que había tenido Suiza desde la introducción del sufragio femenino en el año 1971. Sin embargo, las elecciones de 2023 llevaron la edad media en el Consejo Nacional a 49,5 años.

Las personas con discapacidad tendrán más apoyo parlamentario

El nuevo Consejo Nacional tiene tres integrantes del sexo masculino con discapacidad. Son los ya experimentados Christian Lohr y Philipp Kutter, ambos miembros de El Centro y el socialista, recientemente electo, Islam Alijaj. Este último había hecho hincapié durante su campaña electoral en la importancia de representar en el Parlamento a las personas con discapacidad.

Tres personas de un total de 200, no parece mucho. Pero Philipp Schüepp, de Pro Infirmis, asociación que defiende los intereses de las personas con discapacidad, se dice optimista: “Esto significa que los problemas y preocupaciones de las personas con discapacidad contarán con más apoyo en el Parlamento”.

Las personas de origen inmigrante, en desventaja

En 2021, poco más del 39% de las personas de más de 15 años, con o sin pasaporte suizo, eran de origen migrante. Pero no hay cifras precisas sobre la representación de esta población en el Parlamento. Una estimación realizada por Blick antes de las elecciones ofrece una referencia: de los 5.909 candidatos al Consejo Nacional, alrededor de 810 tenían un apellido extranjero, lo que equivale a menos de una persona de cada seis.

El apellido por sí solo no ofrece certeza de un origen relacionado con la migración. Pero según Lea Portmann, “sí es un indicador importante de cómo se percibe a una persona: como típicamente suiza o como producto de la migración”. En 2015, la politóloga fue parte de la elaboración de un estudio realizado por la Universidad de Lucerna relativo a las elecciones para el Consejo Nacional. Las conclusiones demostraron que los candidatos con nombres que suenan extranjeros eran descartados más a menudo de las listas. Una conclusión que sigue siendo válida hoy en día, según Lea Portmann.

En vísperas de las elecciones, varios partidos de izquierda y derecha reconocieron el potencial que tenía la diáspora kosovar y lucharon por obtener sus votos. Ahora, con Islam Alijaj, los suizos de origen kosovar están representados por primera vez en el Consejo Nacional.

Un Parlamento educado

El Parlamento suizo es un club con un nivel de educación elevado. El nuevo Consejo Nacional tiene casi el doble de integrantes con estudios universitarios que el promedio de la población general. De los electos, son pocos los que citaron solo la escolaridad obligatoria como su nivel educativo más alto. Además de los abogados, los agricultores también están tradicionalmente sobrerrepresentados en la política suiza. Estos grupos equivalen a uno de cada 10 diputados, a pesar de que solo el 2% de la población helvética trabaja en el campo.

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Para Daniel Höhmann, la opinión pública concede actualmente una gran importancia a la representación de las mujeres o de las personas de origen inmigrante, pero dentro de algunos años debería centrar la atención en una representación más equitativa de las distintas categorías sociales. Explica que “los artesanos y la clase trabajadora deberían ser objeto de una investigación más profunda”.

¿Quién tiene derecho a ser representado en el Parlamento?

Las personas con discapacidad o de origen migrante, las mujeres, los jóvenes, los pensionistas y la población queer se han hecho un hueco en el Parlamento, pero siguen estando subrepresentados con respecto a la configuración de la población suiza total. Cuando se habla de diversidad, rápidamente se dejan oír voces críticas que se preguntan quién tiene derecho a estar representado en el Parlamento.

¿Deberían estar representados también los izquierdistas y los veganos? “En nuestra investigación, partimos de la base de que los grupos que deben representarse en el legislativo son aquellos que, sin una presencia adecuada, estarían en grave desventaja y no tendrían forma de hacer valer sus intereses fundamentales”, responde Daniel Höhmann.

Texto adaptado del francés por Andrea Ornelas/Carla Wolff

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