Reducción de emisiones: los países que hacen el «trabajo sucio» por Suiza
Suiza es pionera en la compensación internacional de las emisiones de gases de efecto invernadero en el marco del Acuerdo de París. Sin embargo, esta práctica es controvertida y plantea más de una pregunta.
Suiza quiere alcanzar un balance neto de emisiones cero para 2050. No es la única. Muchos otros países, entre ellos Brasil, Reino Unido, Australia, Canadá y la Unión Europea (UE), tienen el mismo objetivo.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las naciones, Suiza pretende alcanzar esta meta reduciendo sus emisiones también fuera de sus fronteras. Suiza es pionera en el uso de un mecanismo del Acuerdo de París de 2015 para compensar parte de sus emisiones internas en otros lugares.
La idea básica es sencilla: Suiza financia medidas de protección del clima en otro país, por ejemplo, para promover las energías renovables o preservar los bosques. A cambio, recibe certificados de reducción de emisiones que puede utilizar para alcanzar sus propios objetivos climáticos nacionales.
En la serie de artículos «10 años del Acuerdo de París» destacamos lo que se ha hecho en materia de emisiones, energías renovables, política e investigación climática en Suiza y en el mundo desde 2015.
Suiza ya ha firmado acuerdos bilaterales con unos quince de países para reducir las emisiones, sobre todo en África y América Latina, y esta estrategia es uno de los pilares de la política climática nacionalEnlace externo.
Japón también apuesta fuertemente por este sistema. Asimismo, la compensación de emisiones forma ahora parte de los instrumentos climáticos de la UE, a pesar de su histórica oposición. El mercado internacional del carbono es un tema central en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima (COP30) que se celebra actualmente en Belém, Brasil. Sin embargo, esta estrategia es controvertida.
Por un lado, compensar las emisiones en el extranjero cuesta menos que muchas medidas climáticas internas y contribuye al desarrollo sostenible en los países en desarrollo. Por otro lado, corre el riesgo de desalentar los esfuerzos climáticos nacionales. Además, estudios científicos e investigaciones periodísticas plantean dudas sobre la eficacia real de los proyectos de compensaciónEnlace externo de emisiones.
>> La compensación de emisiones ya fue uno de los temas principales de la conferencia sobre el clima celebrada en Bakú (COP29) en 2024:
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¿Qué significan para Suiza las nuevas normas sobre las compensaciones de carbono?
¿Por qué Suiza compensa parte de sus emisiones en el extranjero?
Al ratificar el Acuerdo de París, Suiza se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 % para 2030 con respecto a los niveles de 1990. La Ley federal sobre el CO2 es el principal instrumento para alcanzar este objetivo.
El Parlamento ha decidido que aproximadamente un tercio de la reducción puede realizarse en el extranjero. La razón principal es que en algunos países reducir las emisiones puede ser más barato y eficiente que en Suiza. Por ejemplo, la Confederación ya produce casi toda su electricidad a partir de fuentes que no generan gases de efecto invernadero, lo que dificulta una mayor reducción de las emisiones en este sector.
Suiza tendrá que compensar alrededor de 34 millones de toneladas de CO2 en el extranjero para 2030, según escribióEnlace externo el Gobierno federal en febrero en su respuesta a una interpelación parlamentaria. El coste total se estima en unos 1200 millones de francos. La misma reducción a nivel nacional costaría al menos entre tres y cuatro veces más.
Géraldine Pflieger, profesora de políticas urbanas y medioambientales en la Universidad de Ginebra, considera que las compensaciones en el extranjero son necesarias, especialmente en países pequeños como Suiza, que tiene una huella de carbono significativa debido a las emisiones importadas. Sin embargo, la compra de certificados no debe sustituir a los esfuerzos internos, precisa a RTSEnlace externo (Radio Televisión Suiza).
¿Cómo compensa Suiza sus emisiones en el extranjero?
La compensación de emisiones es gestionada principalmente por la Fundación Klik, creada por la Unión Petrolera Suiza. Según la ley, las empresas que importan combustibles fósiles deben financiar proyectos medioambientales en Suiza o en el extranjero.
Estos proyectos tienen como objetivo reducir las emisiones, evitar nuevas emisiones o eliminar el CO2 ya presente en la atmósfera. Algunos ejemplos son la instalación de sistemas de calefacción renovables, la sustitución de vehículos de combustible fósil por modelos eléctricos y la construcción de plantas solares.
De acuerdo con el artículo 6.2 del Acuerdo de París, los proyectos realizados en el extranjero generan créditos de carbono transferibles, conocidos como ITMO (Internationally Transferred Mitigation Outcomes). Cada ITMO corresponde a una tonelada de CO2 reducida o evitada.
La Fundación Klik compra estos ITMO en nombre de Suiza, utilizando los ingresos de una contribución medioambiental sobre la gasolina y el diésel, que actualmente asciende a 8 céntimos por litro.
Klik solo puede financiar proyectos en países que hayan firmado un acuerdo bilateral con Suiza. Estos acuerdos tienen por objeto, entre otras cosas, garantizar que las reducciones de emisiones en el extranjero se contabilicen una sola vez, es decir, por parte de Suiza. La lista de países que suscriben estos acuerdos con Berna es cada vez más larga.
>> Mire el vídeo para comprender cómo funciona la compensación de CO2 en dos minutos:
¿Qué países compensan las emisiones de Suiza?
En 2020, Suiza y Perú fueron los primeros países del mundo en firmar un acuerdo para la protección del clima en el marco del Acuerdo de París. Desde entonces, el Gobierno suizo ha firmado acuerdos bilaterales con otros 16 países.
Los más recientes son los de Zambia, Mongolia y Uganda, anunciados durante la COP30 en Brasil.
Sin embargo, el camino que lleva de un acuerdo bilateral al intercambio de ITMO es largo y complejo. De unas 90 ideas de proyectos, la Oficina Federal de Medio Ambiente (Ufam por sus siglas en italiano) solo ha autorizado seis por el momento. Otras 28 se encuentran en fase de evaluación.
Entre los más avanzados se encuentran un proyecto de autobuses eléctricos en TailandiaEnlace externo —el primero del mundo en generar ITMO— y una iniciativa de cocinas ecológicas en GhanaEnlace externo. Hasta ahora, han permitido a Suiza obtener 1.916 y 11.733 créditos de carbono, respectivamente. Otros 60.000 se sumarán antes de finales de año, según indica Reto Burkard, subdirector de la Oficina Federal de Medio Ambiente.
Los ITMO validados hasta la fecha representan el 0,04 % del total de certificados de reducción de emisiones que el Gobierno suizo tiene previsto adquirir de aquí a 2030. La Fundación Klik prevé obtener otros 20 millones de ITMO antes de esa fecha.
¿Qué países industrializados compensan sus emisiones en el extranjero?
Según los datos actualizados de las Naciones UnidasEnlace externo, solo ocho países desarrollados o de altos ingresos —Suiza, Suecia, Noruega, Japón, Corea del Sur, Singapur, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos— han firmado acuerdos bilaterales o memorandos de entendimiento en el marco del artículo 6.2 del Acuerdo de París. Más de 50 países han aceptado recibir financiación a cambio de compensaciones.
Si bien Suiza fue pionera, Japón es hoy el país más activo. El país asiático se ha fijado el objetivo de compensar 20 millones de toneladas de CO2 en el extranjero para 2030 y ha superado a la Confederación: ha celebrado acuerdos bilaterales con 31 Estados y participa en 133 de los 163 proyectos medioambientales contemplados en el Acuerdo de París.
La UE siempre se ha opuesto a la compensación internacional de emisiones y pretende alcanzar su objetivo para 2030 exclusivamente con medidas internas. Sin embargo, el 5 de noviembre, los 27 Estados miembros llegaron a un compromiso para un uso limitado de ese mecanismo después de 2030.
¿Por qué es controvertida la compensación de emisiones?
Las emisiones reducidas o evitadas en el extranjero deben ser verificables, cuantificables y permanentes. No deben ser contabilizadas por ambos países y, sobre todo, deben cumplir el criterio de adicionalidad: un proyecto climático solo cuenta como compensación si las reducciones de emisiones no se hubieran producido sin financiación externa.
Las organizaciones ecologistas y de desarrollo sostenible afirman que muchos proyectos no cumplen estos criterios. Por ejemplo, sostienen que los autobuses eléctricos en Tailandia se habrían introducido incluso sin el dinero de SuizaEnlace externo.
«El artículo 6.2 se basa en el intercambio de emisiones entre Estados sin una supervisión centralizada, dejando la integridad medioambiental, la transparencia y otros aspectos a discreción de los países participantes»
Federica Dossi, Carbon Market Watch
Incluso análisis independientes, como el publicado recientemente por investigadores de las universidades de Oxford y PensilvaniaEnlace externo, plantean dudas sobre la eficacia de las compensaciones de emisiones. Según el estudio, la calidad de los certificados de carbono —incluidos los adquiridos de forma voluntaria por particulares, empresas y organismos públicos— es problemática. Los programas de compensación más extendidos siguen sobreestimando el impacto climático previsto, a menudo entre cinco y diez veces o más.
Federica Dossi, de Carbon Market Watch, una ONG con sede en Bruselas, afirma que las normas del artículo 6.2 del Acuerdo de París no son lo suficientemente sólidas como para garantizar un comercio transparente de créditos de alta calidad. «El artículo 6.2 se basa en el intercambio de emisiones entre Estados sin una supervisión centralizada, dejando la integridad medioambiental, la transparencia y otros aspectos a discreción de los países participantes», escribe Dossi en un correo electrónico a Swissinfo, añadiendo que los países desarrollados deberían adoptar medidas de descarbonización más incisivas dentro de sus fronteras.
«No deberían utilizar el artículo 6 para alcanzar sus objetivos climáticos. Tienen una responsabilidad histórica significativa por las emisiones y deben emprender acciones internas de forma prioritaria», afirma Dossi. El artículo 6, continúa, fue concebido para aumentar la ambición de los objetivos climáticos nacionales, no para sustituir los esfuerzos internos.
Las autoridades suizas afirman que todos los proyectos de compensación deben cumplir con altos estándares, que se supervisan periódicamente. Sin embargo, la Oficina Federal de Medio Ambiente reconoce que el impacto en la protección del clima no siempre puede demostrarse con absoluta certeza, ya que las reducciones de emisiones se calculan en relación con una evolución hipotética sin el proyecto.
«Suiza es pionera en este campo y aún quedan algunas cuestiones metodológicas por aclarar. Tenemos que verificar requisitos que nadie ha examinado antes. Es un proceso de aprendizaje continuo, pero vamos por buen camino», afirma Reto Burkard.
El Gobierno suizo presentará un informe sobre la eficacia climática de la compensación de emisiones en otoño de 2026.
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Editado por Gabe Bullard. Adaptado del italiano por Carla Wolff.
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