Sarkozy, un baño de masas para lavar su imagen de expresidiario
Luis Miguel Pascual
París, 10 dic (EFE).- Antes de su llegada a las librerías este miércoles, el ‘Journal d’un prisonnier’ (Diario de un prisionero), el relato del expresidente francés Nicolas Sarkozy sobre sus tres semanas en prisión, era ya líder en preventas en las plataformas en línea.
Un éxito asegurado que se confirmó esta tarde en una céntrica librería de París, la primera parada de su gira por todo el país para firmar ejemplares de la que promete ser una de las sensaciones navideñas, donde se dio un baño de masas, un ejercicio con el que busca lavar su imagen de expresidiario.
Cientos de personas hicieron cola a las puertas de la librería Lamartine, en el conservador distrito 16 de la capital, desde horas antes de la llegada de un Sarkozy que esquivó a dos militantes del movimiento ‘femen’, antes de saludar a muchos de sus simpatizantes.
Un fuerte dispositivo policial garantizó una escena más típica de una estrella de la canción que de un dirigente que hace ya diez años abandonó la primera línea política y que acumula tres condenas, dos de ellas firmes, por corrupción y financiación irregular de sus campañas presidenciales.
La mayor de ellas, de cinco años de cárcel, por haber recibido dinero del régimen libio en la campaña que le condujo al Elíseo en 2007, le llevó a un corto paso por la cárcel parisina de La Santé, tres semanas que le convirtieron en el primer expresiente francés entre rejas.
De aquella estancia, acortada por su elevada edad, 70 años, nació un relato con el que asegura que quiere incidir en su inocencia, el mismo discurso que ha mantenido tras cada una de las sentencias en contra, que no parecen erosionar su sólida popularidad entre una parte de la sociedad francesa.
«Mientras me quede un aliento de vida, lucharé con todas mis fuerzas para demostrar mi inocencia, me lleve el tiempo que me lleve», escribe Sarkozy en ese libro, con el que pretende repetir por todo el país las imágenes de apoyo popular que le acompañaron en París.
Marsella será su segunda parada, también en una librería situada en la zona más noble de la ciudad, donde el electorado conservador es mayoritario, antes de trasladarse a Cannes y a Menton, otra ciudad mediterránea en la que su hijo Louis es candidato a la alcaldía en las municipales del año próximo.
Porque además de una forma de mostrar que su popularidad ha resistido a los golpes de la Justicia, ‘Le journal d’un prisionner’ sirve también como un instrumento político en el que Sarkozy declina algunas de sus posiciones ante la situación actual.
Sarkozy, una marca que vende
La marca Sarkozy sigue vendiendo y la prueba de ello es que el actual ministro delegado de Asuntos Europeos, el macronista Benjamin Haddad, diputado por la circunscripción del oeste de París donde está la librería Lamartine, acudió a este primer acto de promoción.
Y eso que a lo largo de las 216 páginas del libro deja claro que las relaciones con el actual presidente, Emmanuel Macron, han dejado de ser tan amistosas como antes, cuando era recibido con asiduidad en el Elíseo.
Sarkozy asegura haber «pasado la página» de esa amistad y revela que en prisión recibió una llamada de la líder ultraderechista Marine Le Pen, a quien aseguró que no apoyaría un cordón sanitario contra su partido.
Una posición que, afirma, mantendrá cuando Macron, al que dice que auguró un mal final de su mandato, se vea obligado a adelantar las legislativas, algo que también tiene previsto decir al primer ministro, Sébastien Lecornu, al que asegura que recibirá en los próximos días.
El libro no es solo un manifiesto político. También cuenta el «calvario» del reo 320535 en una celda de 12 metros cuadrados de la que solo salía para practicar deporte y para reunirse cuatro días a la semana con algún familiar, casi siempre su esposa Carla Bruni.
«Todo el entorno respiraba tristeza, el desastre de las vidas apelotonadas en estos muros, lejos del mundo de los vivos», cuenta Sarkozy, que gozó de un trato especial, alejado del resto de los presos y bajo la atenta vigilancia permanente de dos policías.
El expresidente asegura que entró sin una página escrita y que fue en la cárcel donde con un boli negro reseñó el relato que va camino de convertirse en un ‘best seller’.
El ruido que a cada momento rompe el silencio, el gris de las paredes, la ducha que apenas deja caer un hilo de agua…
Sarkozy narra días monótonos en los que se alimenta de atún y de barras energéticas y en los que, además de escribir, lee, sobre todo la biblia que descubre tras un encuentro «inesperado» con el capellán de la cárcel y que se ha convertido también en su libro de cabecera tras abandonar La Santé.
Condenado por corrupción en marzo de 2024 y en noviembre pasado por la financiación ilícita de su campaña de 2012, Sarkozy sigue siendo una influyente figura de la política francesa.
En libertad bajo control judicial como está ahora, volverá al banquillo de los acusados el próximo 16 de marzo, para el juicio en apelación por la financiación libia de su campaña de 2007.
Para entonces, ‘Le journal d’un prisionner’, publicado por una editorial del empresario ultraconservador Vincent Bolloré, ya será un éxito de ventas, como los doce libros que escribió antes. EFE
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