
Sderot, ciudad israelí pegada a Gaza que Hamás masacró y ahora vive de espaldas al horror
Núria Garrido Gómez
Sderot (Israel), 1 oct (EFE).- En la ciudad israelí de Sderot, a pocos kilómetros de Gaza, uno de los puntos que milicianos de Hamás asaltaron en sus ataques de octubre 2023 y donde mataron a 70 personas, la normalidad se ha vuelto a imponer en estos casi dos años de ofensiva en el territorio palestino.
Escuelas, restaurantes y transporte público funcionan como si nada hubiese ocurrido, mientras el sonido de los ataques del Ejército israelí sobre el enclave resuena en la urbe.
A Shaked, una joven maestra israelí de 23 años, ese sonido ya no le inmuta y, en cierto modo, le agrada: «A mí no me molesta escuchar la artillería, es bueno porque significa que el Ejército está luchando por nosotros en la Franja», explica a EFE a las puertas de la guardería donde trabaja.
Cerca de este punto está uno de los famosos miradores de la ciudad al que cada día, y en especial en estos dos últimos años, acuden grupos de turistas y colonos israelíes para observar los bombardeos israelíes sobre el devastado enclave palestino.
«Yo ahora mismo me siento segura porque el Ejército está por toda la ciudad. Es muy raro que algún cohete impacte aquí», agrega Shaked.
Durante los primeros meses de ofensiva, Hamás solía lanzar cohetes contra a Israel, muchos de los cuales disparaban contra esta ciudad, si bien la mayoría de ellos eran interceptados por las defensas israelíes.
Además, desde hace más de un año la capacidad de bombardear Israel por parte del grupo palestino se ha visto considerablemente reducida.
«Yo apoyo esta guerra, Hamás no nos quiere. No lo ha hecho nunca, ni antes del 7 de octubre ni hace diez años. Y este plan que propone Trump no saldrá porque ellos no quieren la paz», prosigue la maestra en referencia al «plan de paz» para Gaza anunciado por el presidente estadounidense y al que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se ha sumado.
Sobre cómo ha afectado esta nueva realidad en una ciudad que sufrió los atentados de Hamás, Shaked cuenta: «Los niños han cambiado mucho desde el 7 de octubre. Están más irascibles, gritan más y algunos tienen problemas de salud mental».
Una ciudad marcada por el horror
Sderot fue la última ciudad a la que lograron llegar los milicianos de Hamás en el ataque inédito que lanzaron en octubre de 2023 burlando el sistema de seguridad israelí. Durante horas, se movieron por las calles con furgonetas o a pie y abrieron fuego contra edificios, casas y coches matando a al menos 70 personas.
De eso bien se acuerda una madre israelí embarazada mientras comparte su experiencia con EFE tras recoger a su hija pequeña, de 4 años, de la misma guardería.
«La vida cambió desde entonces. Siempre existe el temor que se vuelva a repetir algo así. Tuvimos la suerte de que no nos pasara nada durante los ataques porque estuvimos escondidos en nuestro refugio», recuerda esta israelí, que prefiere no revelar su identidad.
Pese a lo vivido, esta vecina israelí no quiere dejar su ciudad, en la que viven unas 30.000 personas, que fueron regresando cuando el Gobierno israelí levantó las restricciones pocos meses después del atentado de Hamás.
A tan solo unos metros del jardín de infancia, una enorme lona con una fotografía del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, junto al alcalde de Sderot, Alon Davidi, decora la fachada de una casa de un matrimonio israelí.
El esposo, preguntado sobre lo que ocurre no muy lejos de aquí, dice: «La guerra es dura para nosotros y para ellos. Pero no quieren (Hamás) liberar a los rehenes. Y tenemos un problema porque a nosotros nos mataron a 1.200 personas».
Mientras tanto, cada día el Ejército israelí mata a decenas de palestinos en Gaza, que se suman a los ya más de 66.000 asesinados desde el inicio de la ofensiva que una comisión independiente de la ONU, relatores de derechos humanos, ONG y un creciente número de países califican de genocidio.
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