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Shanghái ‘recupera’ Halloween, pero solo de puertas para adentro

Shanghái (China), 31 oct (EFE).- La megalópolis oriental china de Shanghái volverá a celebrar hoy Halloween tras la prohibición ‘de facto’ de los disfraces el año pasado para evitar que se tornasen de nuevo en expresión de protesta. Eso sí, la condición es que no se vean ni atuendos ni decoraciones en las calles: todo en interiores.

Las calles del centro de la ciudad, de unos 25 millones de habitantes, parecen las de cualquier día normal. Horas antes de la puesta de sol no se ve ni un solo disfraz en público, y hay muchas menos decoraciones en tiendas y cafeterías que un año atrás, amén de que ahora son sensiblemente más discretas.

EFE tuvo acceso a un mensaje remitido por las autoridades a la gerente de un céntrico restaurante: se exige notificar en caso de que se vaya a organizar una fiesta de Halloween y se reclama asimismo que se retiren de las fachadas exteriores todas las decoraciones de esa temática.

Asimismo, en caso de que alguien decida disfrazarse o maquillarse «de forma no convencional» -sin ofrecer explicaciones o guías sobre qué se considera convencional-, es responsabilidad de los propietarios pedirle que se los retire antes de marcharse, presumiblemente para impedir que los jóvenes deambulen disfrazados por las calles.

Hace unos días, esa hostelera recordaba a EFE que el año pasado las autoridades habían «avisado» con mucha antelación, pero ya advertía de que no había colocado ninguna decoración de puertas para afuera, «por si acaso».

La fiesta sigue en pie

Ante lo impredecible de la respuesta oficial -en 2024 no hubo ningún anuncio público al respecto-, la reacción más común es tirar de prudencia, quizá dando la razón a aquel manido proverbio chino que habla de ‘matar al pollo para asustar a los monos’, o lo que es lo mismo, aplicar castigos ejemplares para evitar que otros reproduzcan los comportamientos indeseados en el futuro.

Pese a las redadas del año pasado, los principales portales locales de ocio publicitan abiertamente fiestas temáticas de Halloween que se celebrarán esta noche, y múltiples locales nocturnos hacen lo propio a través de sus cuentas en la conocida red social WeChat.

Sin embargo, una web popular entre la población extranjera, SmartShanghai, hace una reveladora recomendación: “Halloween tiene sus particularidades en Shanghái: el disfraz es la mitad de la diversión, pero el truco de verdad es saber cuándo ponérselo. El año pasado dejó algunas sorpresas al llevar disfraces en público, así que (…) quizá sea mejor esperar (a ponérselo) hasta que estés dentro del establecimiento”. Y en Pekín más de lo mismo.

La presencia policial, eso sí, parece menor a la del año pasado, especialmente en las inmediaciones de un popular complejo de discotecas llamado Found 158. Hace un año, la calle Julu, donde se sitúa, se encontraba llena de vallas amarillas y de agentes de la ley; hoy, apenas un furgón se encontraba en la zona por la tarde.

Consultado por vía telefónica, el encargado de uno de los clubes de ese complejo aseguró que no habían recibido ninguna notificación sobre Halloween ni sobre restricciones a atuendos. Y en otra zona de bares de copas, Shankangli, hay colgados carteles que ofrecen premios de hasta unos 350 dólares a quien gane el concurso de disfraces que organizan.

Un Halloween reivindicativo

En 2024, realmente, sí se celebró Halloween: se veían decoraciones y algunos disfraces por las calles, y en lugares autorizados como Disneylandia todo siguió su curso habitual. Pero numerosos testimonios hablaron entonces de redadas en fiestas de disfraces y otras intervenciones policiales. ¿El objetivo? Evitar que se repitieran las imágenes de 2023, cuando muchos jóvenes aprovecharon para mostrar su descontento a través de sus atuendos.

Aquel fue el primer Halloween tras los años del ‘cero covid’, y se convirtió en una nueva válvula de escape para una juventud afectada por la ralentización económica y cifras récord de paro, que ya había protagonizado meses atrás, a finales de 2022, unas desafiantes protestas contra los confinamientos en las que se llegaron a oír gritos de “abajo con (el presidente chino) Xi Jinping”, algo prácticamente impensable en el país.

En 2023, hubo quien se disfrazó de cámara de seguridad en referencia a la omnipresente vigilancia en cada esquina del país; otros, de Winnie the Pooh, un personaje que, si bien no está prohibido en China, se relaciona con críticas veladas a Xi; también quien criticó el panorama laboral para los jóvenes con un cartel de «graduado en humanidades» y un cuenco para pedir limosna.

Y también hubo quien fue incluso más allá: una mujer se colocó por encima folios en blanco, la marca de las mencionadas protestas de 2022. Otros se vistieron de los temidos ‘dabai’, los voluntarios vestidos con EPIs que se encargaban de hacer cumplir las directrices oficiales durante el largo confinamiento de la ciudad, o de las cabinas en las que había que someterse a pruebas PCR diariamente. EFE

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