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El largo y accidentado camino de Somalia hacia la democracia plena

Lucía Blanco Gracia

Garowe (Somalia), 1 dic (EFE).- Faaduma Diviyee ha visto urnas pero nunca ha deslizado un voto en su interior, como la mayoría de habitantes de Somalia, algo que podría cambiar en las próximas elecciones del estado norteño de Puntland si logran usar por primera vez en más de cinco décadas el sufragio universal directo.

“Creo que este es el momento de las generaciones jóvenes que nunca han participado en unas elecciones. Yo misma tengo más de cincuenta años y nunca he visto una elección”, dice a EFE Diviyee en Garowe, capital de Puntland.

Desde el jardín del principal hotel de la ciudad, que destaca frente a las casas de una sola planta y los restaurantes callejeros hechos de chapa pintada de diferentes colores, esta activista y directora de una ONG local gesticula para enfatizar sus ideas: “es la única opción justa”, afirma.

Diriyee nació en 1967, siete años después de la independencia de Somalia y dos años antes del golpe de Estado militar contra un gobierno democrático que dio inicio a la dictadura de Mohamed Siad Barre, cuyo derrocamiento en 1991 dejó al país en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.

Un sistema indirecto

Aunque en la última década se han celebrado dos elecciones presidenciales en Somalia, esas votaciones no se parecieron a la idea habitual de democracia, sino que se desarrollaron con un complejo sistema indirecto basado en los clanes, pieza esencial del engranaje social somalí.

En uno de los países más homogéneos de África, los clanes se parecen más a familias, cuyos apellidos se pueden rastrear muchas generaciones atrás, que a etnias.

Así, son los respetados ancianos de las comunidades quienes eligen a los delegados que nombrarán a los 275 diputados y 54 senadores del Parlamento, que ven los asientos distribuidos de manera proporcional entre los principales clanes.

Esos legisladores escogen después al presidente en un mecanismo que se repite de manera parecida a nivel regional en cada uno de los cinco estados federales del país.

Hasta hace poco, sólo la región secesionista autoproclamada independiente de Somalilandia (norte) había logrado llevar a cabo elecciones con sufragio universal directo, pero su vecina Puntland podría conseguir ese hito muy pronto.

Desencuentros políticos

Aunque muchos jóvenes apoyan con entusiasmo el nuevo sistema, la iniciativa se ha topado con el rechazo de la oposición, que acusa al presidente de Puntland, Said Abdullahi Deni, de querer extender su mandato más allá del 8 de enero establecido, después de que las autoridades electorales anunciaran que la votación se producirá en febrero.

“Su argumento es que este no es el momento, así que yo les pregunto, después de 25 años (tras la creación de Puntland en 1998), ¿cuántos años más tenemos que esperar?”, reflexiona el mandatario ante EFE en su residencia oficial en la capital.

Deni impulsó en 2021 una primera prueba electoral con “un voto por cada hombre” en unos comicios organizados sólo en tres distritos y volvió a repetir el experimento el pasado mayo en unas históricas elecciones locales en 33 circunscripciones, que no se pudieron celebrar en otras tres por motivos de seguridad.

En junio, sin embargo, la estabilidad que suele reinar en Puntland -donde no actúa desde hace años el grupo yihadista Al Shabab, que controla partes del centro y el sur de Somalia- se resquebrajó cuando una veintena de personas murieron en choques entre las fuerzas gubernamentales y milicias contrarias a los cambios electorales que debatía el Parlamento puntlandés.

Aunque niega ningún vínculo con esos ataques, Farah Juma, exministro de Finanzas de Puntland (2009-2014) y portavoz de los grupos de la oposición contrarios al nuevo sistema, mantiene que Deni “ha engañado a la gente” y “no ha seguido el proceso legal adecuado”.

Jóvenes y mujeres

Este escenario no es nuevo: disturbios como estos han estallado tras cada intento de impulsar el nuevo sistema, alerta Ahmed Mohamed Musa, del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO, en inglés).

“Todos los actores políticos están de acuerdo en que Somalia debería emprender esta transición, pero el debate está en el cómo. El clan al que le tocaría el próximo turno en la Presidencia (según el sistema establecido en Puntland) siempre se opone”, detalla a EFE este investigador somalí.

Pero los desacuerdos entre las élites políticas no acallan a los puntlandeses, que están preparados y sedientos de democracia, especialmente las mujeres y los jóvenes, silenciados por el excluyente sistema de los clanes.

De hecho, mientras sólo dos de los 66 miembros del Parlamento del estado son mujeres, ellas consiguieron hasta un 17 % de los asientos en las elecciones locales celebradas el pasado mayo.

“Las mujeres deben estar en la mesa donde se toman las decisiones. ¿Cómo van a decidir los hombres qué quieren o qué necesitan ellas?”, zanja con contundencia Faaduma Diviyee.

Puntland podría pues abrir la senda democrática en Somalia, que tras años de promesas incumplidas anunció en mayo que introduciría el sufragio universal directo en las elecciones locales previstas para junio de 2024. EFE

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(foto) (vídeo)

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