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Sudeste asiático: cientos de demandas de adopción

Gobiernos y entidades internacionales contra el tráfico infantil en Asia. Keystone

Berna manifiesta su beneplácito por la solidaridad con los chicos en desamparo pero advierte que la adopción internacional no es la mejor solución.

Los riesgos: producir una nueva situación traumática a los niños y separarlos definitivamente de sus familias. Inquieta también el tráfico de menores.

“Muchos niños todavía no saben si tienen familiares que les busquen o no. En esa situación es muy importante que los niños tengan la posibilidad de quedarse en el entorno que conocen, en su entorno cultural”, precisa el responsable del Servicio de Protección Internacional de Niños de la Oficina Federal de Justicia, David Urwyler, en entrevista con swissinfo.

El responsable de esa dependencia, encargada de las adopciones internacionales, explica que los chicos que se encuentran aparentemente solos, deben tener la posibilidad de buscar a sus familiares y si eso no es posible, buscar la posibilidad de continuar su desarrollo en su cultura.

“Sólo en última instancia debe pensarse en la adopción internacional”, acota.

“Pero los países necesitan tiempo para buscar soluciones”, subraya nuestro interlocutor para agregar que agotadas todas las posibilidades en el país de origen de los chicos que quedaron solos, “Suiza podría ofrecer una solución con familias que podrían ayudar a esos niños y adoptarlos finalmente”.

Insiste, sin embargo, en que por el momento, y para los próximos meses, esa no es una posibilidad.

Establecer claramente la situación del niño

La posición de las autoridades helvéticas es compartida por las organizaciones vinculadas con los procesos de adopción de menores.

“Las adopciones no son posibles por el momento. Primero hay que establecer claramente el estatuto del niño, investigar si le queda algún pariente y ese es un proceso que lleva mucho tiempo”, asienta Marlene Hofstetter, responsable del servicio de adopciones de la fundación ‘Terre des Hommes’.

Añade que, por otra parte, sería contraproducente desestabilizar aún más a los chicos al separarlos de su contexto habitual para tratar de integrarlos en un mundo que les es desconocido.

“En su medio original, donde vivieron el drama, es donde podrán resolverlo”, explica a swissinfo la también responsable de la Federación internacional de organizaciones en materia de adopción.

”No tenemos la comprensión necesaria”

“Sí, porque es un traumatismo del que nosotros no tenemos ninguna idea de lo que representa. Hay que estar en la misma situación, tener una vivencia similar para poder hablar de ello, y si un niño quisiera hablarnos aquí, en Suiza, no tenemos la misma comprensión”, aúna nuestra interlocutora.

Al abundar, explica que, fuera del sitio de la tragedia “no tenemos la comprensión necesaria para saber lo que el niño pudo vivir y a qué debe hacer frente ahora con sus angustias, sus miedos, todas las consecuencias que un traumatismo semejante puede provocarle”.

Marlene Hofstetter y Christine Dillenbourg, de la asociación Espacio de Adopción, con sede en Ginebra, coinciden en que en los últimos días han recibido numerosos llamados de personas interesadas en adoptar a algún pequeño que el tsunami haya dejado en situación de orfandad.

Entre las personas interesadas se encuentran aquellas que desde hace tiempo esperan una respuesta a su solicitud de adopción y que han pensado que la tragedia en el sudeste asiático podría agilizar su demanda, y otras más a las que la dramática situación de las poblaciones afectadas ha movido a solidarizarse con los jóvenes en situación de desamparo.

Riesgo de separaciones

De acuerdo con informaciones procedentes del exterior, situaciones semejantes se viven en diversos países occidentales.

Una tal respuesta resulta muy emotiva. Sin embargo, algunos países y diversas organizaciones han alertado sobre los riesgos de recurrir a ese tipo de procedimientos:

Por una parte, existe el peligro de que los menores que pudieran ser atribuidos a familias ajenas pierdan una eventual posibilidad de reencontrarse con sus familiares. Para evitar situaciones semejantes, las instituciones humanitarias recomiendan un plazo de dos años antes de recurrir al proceso de adopción.

“Durante las crisis humanitarias en el África de los Grandes Lagos hubo una gran cantidad de niños separados, y se observó después que se habría podido encontrar a los padres”, destaca, por su parte, Marc Vergara, portavoz de UNICEF en Ginebra.

El temible tráfico de menores

El otro gran riesgo es el subyacente a contextos caóticos como el que se vive en el sudeste asiático, algunos de cuyos países son tristemente célebres por la explotación infantil, con expresiones tan aberrantes como la prostitución.

“En las situaciones tumultuosas como las que imperan en la región de los tsunamis, donde los integrantes de las familias están separados, desaparecen las fuentes de ingresos y se desvanecen las esperanzas, los niños resultan especialmente vulnerables”, advierte Carol Bellamy, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Esa institución, lo mismo que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dan cuenta del inicio de operaciones de traficantes de niños que quedaron separados de sus familiares por el tsunami.

Medidas preventivas

Ante una preocupación semejante, se han instrumentado diversas medidas. Sri Lanka, por ejemplo, determinó la prohibición de adopciones de los chicos que aparentemente quedaron en situación de orfandad y diversos países, con el apoyo de la UNESCO, han instalado campos de acogida para esos menores.

Y es también en ese sentido que las autoridades suizas emitieron un comunicado este viernes exhortando a las personas interesadas en adoptar a niños asiáticos a que esperen el tiempo suficiente hasta que se lleven a cabo las investigaciones pertinentes.

“Los países concernidos necesitan tiempo para poder establecer con claridad la situación de los niños y para efectuar las investigaciones necesarias en casos de adopciones”, concluye David Urwyler.

swissinfo, Marcela Águila Rubín

Millón y medio de menores del sudeste asiático resultaron afectados, de una manera u otra, por el maremoto del 26 de diciembre.

Los menores de 18 años representan alrededor del 39% de la población de la zona.

Cientos de personas en Suiza han establecido contacto con las organizaciones ‘ad hoc’ para solicitar adoptar a menores en situación de orfandad.

Las autoridades helvéticas acogieron con beneplácito esa actitud solidaria pero advierten que la adopción internacional no es la mejor solución.

Organizaciones internacionales, entre las cuales el UNICEF y la OIM alertan sobre el riesgo de tráfico infantil de los niños separados de sus familias tras la catástrofe en el sudeste asiático.

Entre las medidas preventivas contra ese flagelo:

Indonesia prohibió a los menores de 16 años salir de la provincia de Aceh.

Sri Lanka desautorizó los procesos de adopción.

UNICEF estableció un centro de recepción para acoger a los chicos separados de sus familias y otros tres abrirán sus puertas próximamente.

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