Sudán cierra 2025 dividido, sin visos de paz y bajo una catástrofe humanitaria
El Cairo, 16 dic (EFE).- Sudán cierra el año 2025 dividido de facto entre el oeste y el este, controlados respectivamente por el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y el Ejército, sin visos de paz en la guerra que enfrenta a ambos grupos y en medio del olvido y la inacción de la comunidad internacional frente a la peor catástrofe humanitaria del planeta.
La guerra, que arrancó en abril de 2023 ha dado giros cruciales en los últimos 12 meses, en los que el Ejército sudanés recuperó el control de la capital, Jartum, mientras que las FAR han afianzado su dominio en la vasta región occidental de Darfur.
Mientras, el 65 % de la población civil necesita ayuda humanitaria que llega a cuentagotas.
El Ejército recupera el control de Jartum
Tras varios meses de ofensiva e importantes deserciones en el seno de las FAR, el Ejército logró recuperar a finales de marzo Jartum y toda su área metropolitana, que había estado bajo control de los paramilitares desde el primer día de conflicto y había forzado al Ejecutivo sudanés a trasladarse a Port Sudán, en el noreste.
La liberación de la capital supuso un impulso moral para el Ejército -que durante la guerra perdió amplias zonas del país sin oponer apenas resistencia- así como un duro golpe para las FAR, que desde entonces se centraron en consolidar su poder en Darfur, su principal bastión, y desestabilizar al Ejército con ataques contra infraestructura civil.
A su salida de Jartum, las FAR dejaron un rastro de devastación, innumerables crímenes de guerra y de lesa humanidad, así como el colapso de un sistema sanitario que no pudo hacer frente a un brote de cólera que segó cientos de vidas en apenas semanas.
Tras la liberación, comenzaron a regresar a sus hogares entre la devastación miles de personas desplazadas.
Ruptura de relaciones con Emiratos
En mayo, el Gobierno sudanés controlado por la junta militar decidió romper las relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos (EAU), al acusar al rico país del golfo Pérsico de financiar y apoyar a las FAR, un extremo que Abu Dabi niega categóricamente pese a las múltiples evidencias presentadas por organizaciones internacionales.
La medida fue tomada después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) cerrara por falta de jurisdicción el caso abierto por Jartum contra Abu Dabi por su «campaña genocida» contra el pueblo masalit, un grupo étnico árabe en Darfur, en lo que EAU describió como «una táctica de distracción destinada a socavar» la paz.
Y es que, muy a pesar del Gobierno sudanés, Emiratos forma parte del denominado ‘Cuarteto para Sudán’, un grupo de coordinación integrado también por Estados Unidos, Arabia Saudí y Egipto con el objetivo de acordar un alto el fuego en el país africano.
El Gobierno paralelo de las FAR
Tras crear en febrero la alianza política ‘Taasis’, integrada por grupos rebeldes afines, las FAR fundaron en julio un Gobierno paralelo para rivalizar con el de Port Sudán que juró a finales de agosto en Nyala, considerada la capital administrativa de los paramilitares en Darfur.
Hasta ahora nadie ha reconocido esta administración, que ya opera de forma propia en los territorios tomados por los paramilitares y que supuso un nuevo paso hacia la partición de Sudán, que en su momento fue el país más grande por extensión de toda África hasta la independencia de Sudán del Sur en 2011, cuando pasó a ser el tercero.
La caída de Al Fasher
En un desarrollo esperado tras un año y medio de asedio asfixiante, las FAR capturaron el 26 de octubre Al Fasher, el que hasta entonces fue el último reducto del Ejército en todo Darfur, lo que supuso el dominio total de los paramilitares de un territorio del tamaño de la España peninsular.
La captura estuvo plagada de matanzas, desplazamientos masivos y todo tipo de crímenes de guerra denunciados por la ONU en una ciudad en la que había declarado ya la hambruna, además de un punto de inflexión en la guerra que dio pie a un repunte de los esfuerzos de mediación para acordar un alto el fuego.
Con el control completo de Darfur, las FAR cuentan ahora con un territorio unificado, rico en recursos naturales, desde donde consolidar la división del país en los hechos.
Una tregua imposible
Tras la toma de Al Fasher, el foco del conflicto se desplazó a la vecina región de Kordofán, donde el Ejército y las FAR están enzarzados y van ganando y perdiendo territorio día a día a costa de la población civil, por lo que el ‘Cuarteto’ está presionando por una tregua humanitaria que de paso a un proceso político.
A finales de noviembre, los paramilitares declararon una tregua humanitaria unilateral que han incumplido, mientras que el Ejército ha rechazado un alto el fuego al considerar parciales las propuestas sobre la mesa y al declarar que no cederá «ni un centímetro» de Sudán a las FAR y a su «patrón» emiratí. EFE
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