
Supervivientes del genocidio de Camboya, «felices» por el reconocimiento de la Unesco

Supervivientes del genocidio perpetrado por los Jemeres Rojos en Camboya entre 1975 y 1979 expresaron el sábado su alegría por la decisión de la Unesco de incluir en la lista del patrimonio mundial varios sitios de memoria, donde el régimen practicaba torturas y ejecuciones.
«Estoy feliz (…), esto es para las generaciones futuras», comentó a la AFP Chum Mey, uno de los pocos sobrevivientes de la prisión S-21 de Phnom Penh, hoy convertida en el museo Tuol Sleng, que forma parte de los sitios reconocidos.
Unas 15.000 personas fueron encarceladas, torturadas y/o asesinadas allí.
Además del museo Tuol Sleng, también fueron inscritos el viernes en la lista del patrimonio mundial el memorial de Choeung Ek, conocido como «los campos de la muerte», y la antigua prisión M-13.
Esta decisión «me recuerda las torturas que sufrí», explicó Chum Mey, quien hoy vende sus memorias dentro del recinto de la antigua prisión, donde contó que lo golpearon, electrocutaron e hicieron pasar hambre.
Dos millones de personas —un cuarto de la población camboyana de la época— murieron de agotamiento, enfermedades, torturas o ejecuciones entre 1975 y 1979.
Khuon Sovann, de 82 años, perdió a más de 10 miembros de su familia durante el genocidio. El sábado acudió a Tuol Sleng a rendir homenaje, donde turistas y estudiantes caminan entre fotografías en blanco y negro de numerosas víctimas y los instrumentos utilizados por sus verdugos.
La decisión de la Unesco es «algo bueno» y contribuye a la preservación del lugar, afirmó la anciana, que vino a rezar junto a su hermana mayor por su cuñado fallecido.
«Estoy feliz de que lo que nosotros, los camboyanos, hemos soportado sea ahora reconocido por la comunidad internacional», subrayó mientras realizaba ofrendas de agua y comida para el alma del difunto, frente a un panel con los nombres de las víctimas.
La decisión de la Unesco ayudará a conservar Tuol Sleng y permitirá «evitar que un régimen así vuelva a Camboya», aseguró Norng Chanphal, quien, a sus 55 años, regresa todos los días al sitio de S-21, donde estuvo internado cuando era niño. Su madre falleció en ese lugar.
Para el Ministerio de Cultura camboyano, la decisión de la Unesco representa un reconocimiento a los esfuerzos del país por «transformar una tierra antaño devastada por la guerra y el genocidio (…)en un lugar de paz y dignidad».
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