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Las niñeras pasan por el infierno en Suiza

collage niñeras
Birgit Lang

Jóvenes mujeres albanesas vienen a Suiza porque quieren cuidar bebés, un trabajo agradable en un país seguro. Pero muchas terminan en las garras de traficantes de personas. Parte 1.

Investigación y texto: Adelina Gashi, Marguerite Meyer. Colaborador investigativo: Vladimir Karaj.

Esta investigación comenzó hace más de diez meses con un artículo en un periódico regional suizo: una joven albanesa llevó a sus antiguos empleadores a juicio. La joven de 19 años trabajó ilegalmente como niñera para una pareja suiza con tres hijos en condiciones similares a las de esclavitud: además de cuidar a los niños, tenía que lavar, cocinar y limpiar todo el día. ¿Su salario? 300 francos suizos ($340) al mes, palizas incluidas. Le quitaron el pasaporte para evitar que huyera.

La pareja fue declarada culpable de coacción, infracciones a la Ley Federal de Extranjería e Integración y tráfico de personas. La última condena es rara en Suiza: en promedio, solo se llevan a juicio unos 80 casos al año. Queremos saber más sobre la joven. Después de varios intentos, acepta reunirse con nosotros.

Las Naciones UnidasEnlace externo definen el tráfico de personas como “el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas mediante la fuerza, el fraude o el engaño, con el objetivo de explotarlas con fines de lucro. Hombres, mujeres y niños de todas las edades y procedencias pueden convertirse en víctimas de este crimen, que ocurre en todas las regiones del mundo. Los traficantes a menudo utilizan la violencia o agencias de empleo fraudulentas y promesas falsas de educación y oportunidades laborales para engañar y coaccionar a sus víctimas”.

La gran mayoría de los perpetradores son hombresEnlace externo. Las mujeres que se convierten en cómplices suelen haber sido previamente explotadas ellas mismas.

Nos reunimos con Lirije, como la llamamos en este informe, en la oficina de su abogado. Tiene 23 años y aún vive en la misma ciudad donde sufrió tanto. Volver a Albania no es una opción. “Me permiten quedarme en Suiza y ahora estoy buscando un apartamento”, dice Lirije, sonriendo tímidamente. Pronto podrá comenzar un formación profesional.

Lirije tiene un rostro infantil. La impresión es engañosa: es más fuerte de lo que parece. Aunque a menudo mira sus manos con timidez cuando habla de su juventud.

Lirije se escapa

Lirije creció en un pequeño pueblo en la Albania rural. Después de graduarse de la escuela local, ayudaba a su padre con el pequeño negocio y a su madre con las tareas domésticas. Los fines de semana se reunía con amigos y primos para tomar un café o un zumo de fruta fresca en la ciudad. Los adolescentes soñaban con una vida más emocionante, lejos de su ciudad natal que ofrecía pocas posibilidades.

Su falta de perspectivas es representativa del sentimiento general de muchos jóvenes albaneses. Una economía débilEnlace externo y el desencanto con la política llevan a decenas de miles de jóvenesEnlace externo a Europa Occidental cada año, donde a menudo terminan en trabajos mal remunerados, trabajando en enfermería, hostelería o cuidado de niños. En muchos casos, estos son trabajos reglados. Pero no siempre, especialmente no en el negocio de niñeras, como descubrimos.

Para la familia de Lirije, el futuro de su hija no está en el extranjero, sino con un esposo. Sus propios deseos, como obtener una educación o incluso una carrera, son de menor importancia para sus padres. Y así, a los 18 años, se casó con alguien a quien su familia aprobaba. “No era un hombre malo, pero no lo amaba”, dice ella.

Estar atrapada en un matrimonio sin amor y depender del ingreso de su esposo era una situación inquietante para Lirije. Fue durante este tiempo que escuchó sobre los trabajos de niñera en el extranjero: tres meses de trabajo, dinero fácil, alojamiento y comida.

Una perspectiva tentadora. Lirije buscó “niñera” y “Suiza” en Instagram y rápidamente encontró un perfil lleno de anuncios de trabajo. En albanés, prometían una rápido integración con familias suizas y un buen salario. Y así, hizo secretamente un plan: dejar Albania.

No conocía Suiza. Pero tenía grandes esperanzas de obtener una educación allí y encontrar su propio apartamento y una pareja a la que amara. Lo que no esperaba era que su presunto boleto hacia la libertad resultara ser una pesadilla. Y que caería en las garras de los traficantes.

“El tráfico de personas es esclavitud moderna”, escribe la Oficina Federal de Policía (fedpol) en su sitio web. Y Lirije se acerca terriblemente a la típica víctimaEnlace externo descrita por fedpol.

Agencia de reclutamiento falsa

La mayoría de las mujeres saben que no es trabajo legal, dice la periodista Iris Luarasi, experta en derechos de la mujer en Albania. “Pero si estás en casa y no tienes trabajo, la perspectiva de un trabajo como niñera en Suiza es bastante buena”. Los albaneses están acostumbrados a tener que recurrir al trabajo ilegal para llegar a fin de mes, explica. “Solo porque algo no parezca completamente legal no necesariamente las desanima o las hace sospechar”.

Lirije había sido reclutada a través de las redes sociales. Así que también iniciamos sesión en Facebook e Instagram, y rápidamente encontramos lo que buscamos. “Niñeras en Suiza” es el nombre de la página. Está llena de anuncios con imágenes de niños lindos, ositos de peluche y globos. Uno de ellos busca a alguien para cuidar de dos niños en Solothurn. Pago: CHF600 al mes.

Encontramos docenas de estas cuentas, cada una con miles de seguidores. Hay nuevas publicaciones todos los días. Ninguna de las páginas está registrada como agencia de colocación profesional en Suiza. Bajo las publicaciones, las mujeres comentan: “Me gustan los niños y tengo experiencia en cuidado infantil. ¿Dónde puedo mandar mi curriculum?”

Nos damos cuenta de que Lirije no puede ser la única víctima.

Así que preguntamos por ahí. Investigamos en las redes sociales y en expedientes judiciales. A lo largo de meses logramos localizar a varias mujeres que han tenido experiencias similares.

Algunas quieren contarnos su historia pero tienen miedo. Todavía temen a sus agresores meses después. El tráfico de personas es una compleja red de dependencias psicológicas, físicas y financieras. Las víctimas se avergüenzan de lo que han tenido que soportar, y avergonzadas de haber sido engañadas. Por lo tanto, hemos anonimizado sus nombres y detalles. Sus historias revelan el sistema utilizado por los traficantes de niñeras que operan desde Suiza.

Shpresa no sabe nada

En Tirana, la capital de Albania, nos encontramos con Klaudia para tomar un café junto al lago en una tarde soleada. Lleva una chaqueta de cuero elegante con las mangas remangadas y una gran sonrisa. “Me gusta venir aquí cuando trabajo desde casa”, dice. Hoy tiene un trabajo de oficina que disfruta. Hace siete u ocho años fue niñera en Suiza. Y tuvo suerte. Fue la única mujer en nuestra investigación de muchos meses que tenía cosas buenas que decir.

Klaudia acababa de terminar sus estudios en Tirana y estaba esperando un trabajo adecuado. Por casualidad, vio un anuncio de una familia de la región central de Suiza. “Tenía curiosidad y quería ver algo en el extranjero. Escribí y dos semanas después viajé a Suiza”. Se quedó durante tres meses. “La familia me llevó de excursión y me mostró Suiza”. Se llevaba bien con la mujer. A menudo tomaban café juntas o cocinaban un plato albanés.

Sin embargo, hoy en día ya no se involucraría en algo así. “Pero en aquel entonces, pude comprar un coche con el dinero que gané”, dice. Luego, coge su teléfono móvil y nos muestra fotos de una niña. “Esa es la pequeña. Es tan linda”.

La familia anfitriona de Klaudia había publicado su propio anuncio. En los últimos años, las páginas se han “profesionalizado”, tan pronto como había dinero de por medio. Al principio, a las mujeres interesadas se les pedía pagar una comisión, con la cual la agencia falsa supuestamente investigaba a las familias. Hoy en día, se les pide a las mujeres que paguen un adelanto por el viaje, por los documentos y los contratos prometidos. Al igual que en la economía legal, hay subcontratistas: el falsificador de pasaportes, el guía de viaje. Mientras tanto, también aparecen anuncios para camareras y bailarinas. “Puedo traerte mujeres de Bulgaria”, dice un comentario en dicho anuncio.

“Bailarina es el trabajo de transición hacia la industria del sexo”, dice Stephan Fuchs, quien junto con Thomas Roth dirige la organización Trafficking.ch, que tiene un refugio para víctimas. “A menudo, a las niñeras se las obliga a prostituirse”.

Hay varios grupos pequeños en Suiza que traen mujeres al país como niñeras. El negocio aún no parece estar en manos de una sola organización mafiosa. Ese sería el siguiente paso típico en el crimen organizado.

Pero Shpresa no sabía nada de esto. Nos enteramos de su caso a través de una colega periodista a la que le habíamos contado previamente sobre nuestro proyecto. “Hola. ¿Están investigando el tráfico de personas que involucra a niñeras albanesas, verdad? Tenemos un caso en el juzgado sobre el tema hoy”, nos escribió en WhatsApp una mañana.

¿Por qué Shpresa no puede testificar en el tribunal suizo? Y ¿qué sucede con los perpetradores detrás de su caso? Descúbrelo en la parte 2.

Esta investigación apareció por primera vez en la revista suiza “Beobachter”. Fue posible gracias al apoyo de JournaFONDS y el fondo mediático Real 21.

Una versión en albanés está disponible en la plataforma de investigación “Reporter.alEnlace externo“.

La versión en alemán está disponible en “Beobachter.ch”Enlace externo.

Adaptado del inglés por José Kress

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