
Tras los pasos de la Revolución de los Claveles en Lisboa
Brian Bujalance
Lisboa, 22 abr (EFE).- Lisboa fue el centro neurálgico de la Revolución del 25 de abril de 1974, un levantamiento militar sin derramamiento de sangre que devolvió la democracia a Portugal tras 48 años de dictadura. Hoy, las huellas de la revuelta constituyen uno de los atractivos turísticos de la ciudad.
Placas y homenajes recuerdan en la capital los acontecimientos de la Revolución de los Claveles, aunque las marcas más vivas se mantienen en la memoria de muchos lisboetas.
Las columnas de militares rebeldes entraron en Lisboa en mitad de la noche. Al amanecer, miles de personas se sumaron a la revuelta. En pocas horas, los rebeldes derrocaron al dictador Marcelo Caetano.
La «ruta» de la Revolución es ahora un recorrido turístico que acerca a los visitantes a los acontecimientos de aquel 25 de abril.
GRÂNDOLA VILA MORENA
A las 00.25 horas, en Radio Renascença sonó el ‘Grândola, Vila Morena’, una canción prohibida por el régimen y que era la contraseña para que los militares avanzaran hacia Lisboa. La Revolución había comenzado.
La música se emitió desde un estudio en la Rua de Ivens 14. Hoy, el edificio se ha remodelado por completo y es The Ivens, un hotel cinco estrellas.
PRAÇA DO COMÉRCIO
También conocida como Terreiro do Paço, la Praça do Comércio fue ocupada por las tropas comandadas por el capitán Salgueiro Maia. Desde allí, al amanecer, la columna avanzaría hacia la sede del Gobierno.
La plaza albergaba entonces los ministerios del Ejército y de la Marina y era uno de los centros de poder político del «Estado Novo», el régimen impuesto por António Oliveira de Salazar, a quien sucedió Caetano.
Una de las más grandes de Europa, la plaza es hoy visita obligada para los turistas y acoge varios restaurantes.
En uno de sus extremos, un testigo excepcional de la Revolución, el café Martinho da Arcada, el favorito del escritor Fernando Pessoa, que este año celebra sus 240 años de historia.
PRAÇA DE ROSSIO
En la Praça Dom Pedro IV, conocida como la Praça de Rossio y una de las más importantes de la ciudad, la multitud arropó a los rebeldes. Fue ahí donde comerciantes y vendedoras de flores comenzaron a repartir claveles rojos y cigarrillos a los soldados.
Hasta allí se acercaron vecinos como António Ferrera, atónitos por los acontecimientos.
«Nadie sabía lo que era una revolución porque este país estaba tan cerrado por la dictadura que nadie sabía lo que era discutir de política ni nada de eso», explica a Efe casi 48 años después en la misma plaza, prácticamente intacta.
Aquella mañana él y su mujer iban a sus trabajos cuando se toparon con la revuelta. «El pueblo estaba eufórico, la libertad fue la mejor cosa que pudo venir», exclama.
EL CUARTEL DO CARMO Y LA RENDICIÓN DE CAETANO
Hacia mediodía, el capitán Salgueiro Maia y sus soldados cercaron el Cuartel do Carmo, donde pasó sus últimas horas el dictador Marcelo Caetano. Su rendición abrió la puerta a la democracia.
La única sombra de la jornada fueron los cuatro civiles muertos por disparos de agentes de la Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE), un órgano represor de la dictadura.
En su antiguo edificio, en rua António María Cardoso, una placa recuerda que «en la tarde del 25 de abril de 1974, la PIDE abrió fuego sobre el pueblo de Lisboa» junto al nombre de las víctimas.
Hoy no existe la PIDE y el Carmo alberga al Comando General de la Guardia Civil Republicana.
Frente al Carmo, Teresa, una guía española, explica a los turistas lo que supuso la Revolución.
«Explico el 25 de abril de una manera sentimental para que entiendan que el pueblo portugués no es solamente ‘bacalhau’ o el tranvía 28 – uno de los atractivos turisticos de la ciudad -, sino que tiene historias como esta que nos enseñan que hay cosas que se pueden conseguir mediante movimientos pacíficos», dice a Efe.
Tras escuchar la historia, muchos se emocionan y aplauden. Y Teresa pide «que haya un poquito de esperanza, que la historia así lo demuestra». EFE.
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