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Tras perder a su familia por Hamás, un israelí apoya la petición de reconocer a Palestina

Verónica Snoj

Tel Aviv, 20 sep (EFE).- El 7 de octubre de 2023, el israelí Yotam Kipnis se despertó con la llamada de un amigo que le preguntaba si estaba bien. «Entonces supe que algo ocurría en el Néguev (el desierto del sur de Israel fronterizo con Gaza). Y que no era la guerra habitual a la que estábamos acostumbrados», recuerda el joven de 31 años en una entrevista con EFE.

Su primera reacción fue llamar a su madre, que se encontraba en el kibutz Beeri, una comunidad colectiva donde él se había criado, a apenas cinco kilómetros de la frontera con Gaza. «Me dijo que estaba en el refugio y que escuchaba disparos. Esa fue la última llamada que tuve con ella», relata. Poco después, le envió un mensaje al que nunca obtuvo respuesta.

En ese entonces, Yotam ya no vivía en el kibutz, sino en Ramat Gan, cerca de Tel Aviv. «No sabía qué les había pasado a mis padres. Solo lo supe semanas después», explica.

Primero le dijeron que habían sido secuestrados, pero luego las pruebas de ADN confirmaron lo peor: sus padres, un tío y el cuidador de su padre habían sido asesinados en el kibutz.

A esa tragedia se sumó el secuestro de otros nueve miembros de su familia, que finalmente regresaron con vida.

En total, ese 7 de octubre Hamás asesinó a 1.200 personas y secuestró a 251, de las cuales 48 siguen cautivas en la Franja de Gaza. Solo en el kibutz Beeri, el grupo islamista mató a 101 civiles y secuestró a otros 32.

Como respuesta a estos ataques, Israel lanzó una ofensiva sobre Gaza que se convirtió en la más prolongada de su historia y que ha dejado unos 65.000 gazatíes muertos por ataques israelíes.

«Esta tierra nunca pertenecerá a un solo pueblo»

Pese a todo, Yotam defiende la solución de dos Estados -israelí y palestino- como «la única salida para la seguridad, la protección, la paz y el bienestar de ambos pueblos».

Como colaborador de Zazim, una plataforma israelí de activismo, promueve una petición para respaldar el reconocimiento de un Estado palestino, de cara a su debate a partir del próximo lunes en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Más de 7.000 israelíes ya la han firmado.

«El Estado palestino es algo que en cierto modo quedó fuera de la imaginación del pueblo israelí en los últimos años y, especialmente antes de que comenzara la guerra (en Gaza), mucha gente dejó de pensar en la solución de dos Estados o en el conflicto en sí», señala.

«Sin embargo, como residente del Néguev, a menudo éramos las víctimas más directas del conflicto, porque vivíamos junto a una zona controlada por Hamás. Sabíamos de sus intenciones asesinas antes del 7 de octubre», afirma.

Para el activista, «cuantos más israelíes apoyen un Estado palestino, mejor será y más cerca estaremos del fin del conflicto». Y añade: «Esta tierra nunca pertenecerá a un solo pueblo. Cuanto antes lo aceptemos, mejor para todos”.

Insiste en que ambos pueblos pueden y podrán vivir juntos. «Ese es el objetivo final, el único, y eso ocurrirá tarde o temprano. Y cuanto antes lo logremos, menos víctimas habrá”, remarca.

«Mi familia y yo ya hemos sido víctimas de la prolongación del conflicto, de ignorarlo, de creer que era manejable y de las ideas asesinas. No quiero que esto se repita, no quiero que le pase a otras personas», añade.

«La esperanza forma parte de nuestra identidad nacional»

Yotam critica la política del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de «gestión del conflicto», aplicada durante años sin buscar la paz y que, en su opinión, solo sirvió para perpetuar la violencia.

«Consistía en mantener a Hamás en Gaza y a la Autoridad Palestina en Cisjordania, separados y sin un Estado común. Fue una estrategia de dividir y vencer», subraya, y agrega que «a Netanyahu le resultaba más conveniente Hamás, porque no era un socio para la paz».

Aun así, insiste en no renunciar a la esperanza y recuerda el acuerdo de paz entre Israel y Egipto, firmado en 1979 por el presidente egipcio Anwar el Sadat y el primer ministro israelí Menájem Beguin.

Aquel pacto puso fin a décadas de enfrentamientos bélicos y convirtió a Egipto en el primer país árabe en reconocer oficialmente a Israel. «Nadie creía que fuera posible, y sin embargo sucedió. No se necesitan líderes perfectos para lograr la paz», subraya. «Incluso un dictador militar y un militante, como Sadat y Beguin, pueden negociar un acuerdo. Así que no renunciaré a la esperanza», añade.

Como concluye, la esperanza forma parte de la identidad israelí, de su espíritu nacional. «Está incluso en el título de nuestro himno. La paz es parte de esa esperanza».EFE

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