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Un romántico racional

Paul Klee, Schiffsrevue (Desfile de barcos), 1918/9. Zentrum Paul Klee

En su primera gran exposición personal en 1914, Paul Klee definió su estilo como un "romanticismo frío".

“Si Ingres puso orden en la calma, yo quisiera ir más allá del pathos, poner orden dentro del movimiento”, escribió el artista.

Para describir el romanticismo abstracto o la “frialdad” de Paul Klee, tomemos como ejemplo un icono del romanticismo alemán, “El viajero sobre una mar brumosa”.

Por la dinámica impresa en las nubes, los peñascos y la niebla del paisaje montañoso, Caspar David Friedrich expresó el pathos del hombre solo de cara a la creación, la nostalgia del infinito.

Este tema del misticismo de la naturaleza, del profundo lazo que la une a lo humano, es recurrente en la obra de Klee. Pero el artista no lo representa a través de un paisaje realista, sino de formas geométricas y flechas.

De hecho, cómo no encontrar los ecos del romanticismo tardío de Klee en esta frase que escribió durante su juventud: “Yo filosofo sobre la muerte… el deseo de muerte no como una renuncia, sino como una aspiración a la perfección”.

Un profundo conocimiento de la tradición

Es cierto que Paul Klee creció en una atmósfera cargada de romanticismo alemán tardío, basada en el “redescubrimiento” de la cultura greco-romana; sin embargo, el estudio de los clásicos fue fundamental en su formación. Cuando visita Roma, medita ampliamente sobre las proporciones arquitectónicas de los edificios clásicos.

Números y proporciones “mágicas” que encuentra también en la naturaleza (hojas y líquenes, que Klee colecciona), que si bien no expresan el frío y el desapego, sí emanan vida y le sirven para el estudio del arte.

Para Klee, “el arte clásico era el punto de partida de todo artista moderno, del cual había que distanciarse después para crear algo nuevo”, explica el historiador de arte Michael Baumgartner.

Como dibujante, Paul Klee estuvo influenciado por Goya y por el expresionismo de Ensor y de Alfred Kubin. Entre 1908 y 1912, visitó exposiciones en Mónaco que le permitieron descubrir los trabajos de Van Gogh, Matisse y Cézanne. A propósito de este último, escribió: “He aquí el maestro por excelencia, mucho más que Van Gogh”.

Una creatividad orgánica

Sabemos que Klee no llegó a la pintura sino luego de un profundo estudio del arte y de años de tentativas más o menos exitosas. Para el pintor Paul Klee, el encuentro con Robert Delaunay, maestro del color, fue determinante y, por supuesto, también el contacto con August Macke, Franz Marc y Wassily Kandinsky.

Las ideas de los fundadores del movimiento “Der Blaue Reiter” (El jinete azul) estaban muy cerca de las suyas, y trabajar finalmente en contacto con otros artistas, tras un aislamiento más o menos voluntario, le ayudó mucho a progresar.

Como Kandinsky, Klee encuentra sus fuentes de inspiración en la parte más profunda de su ser: el niño que hay en su interior, el elemento subconsciente, espontáneo, de la creatividad.

Otros artistas influidos por Klee

Aún cuando Klee no fue iniciador de un movimiento artístico, como por ejemplo Kandinsky, puede decirse que todos los artistas venidos después de él se confrontaron con su trabajo. Sus sucesores directos son Fritz Winter, Willy Baumeister, Max Bill y Otto Nebel.

“Muchos artistas minimalistas, como Sol Lewit, siguieron sus huellas. No obstante, no fue tanto el estilo como las ideas de Klee las que influyeron a Lewit. Andy Warhol, por citar otro ejemplo, conoció a fondo los textos teóricos de Klee, sin que pueda afirmarse por ello que inspiraron sus trabajos”, precisa Michael Baumgartner.

Manejaba ideas como la dimensión espiritual de la investigación pictórica, la calma poética y la meditación en torno a las diferencias entre la creación y el goce del arte. “Los surrealistas consideran a Paul Klee como uno de ellos, Picasso lo admiraba mucho”, agrega Michael Baumgartner.

De hecho, Picasso también retuvo la idea de que cada niño es un artista y que el artista no hace sino volver a ser un infante. Un concepto que Klee expresó de manera casi idéntica. No hay que olvidar tampoco que el hijo de Klee, Felix, tuvo una influencia determinante en su padre.

De hecho, Paul Klee elige jugar al “papá gallina” al criar a su hijo, mientras su madre daba conciertos y lecciones de piano fuera del hogar. En este sentido, fue también un inconformista y un vanguardista de su tiempo.

swissinfo, Raffaella Rossello
(Traducción: Andrea Ornelas)

Desde sus inicios -cuando no era sino un diseñador en proceso de descubrir la pintura-, pasando por sus actividades teóricas y pedagógicas en la Bauhaus, hasta llegar a sus últimos años de producción casi febril, Paul Klee fue siempre un excelente conocedor de la historia del arte.

En su búsqueda de un lenguaje original, adaptó los impulsos dados por sus predecesores y por sus contemporáneos.

La idea de la espiritualidad dentro del arte, es decir, de la búsqueda de inspiración dentro de las regiones más inconscientes del ser, entre el encantamiento y el racionalismo;

Su investigación sobre las formas y los colores; el equilibrio entre abstracción y figuración, son parte de un bagaje cultural que, después de Paul Klee, ningún artista ha ignorado.

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