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Una ley de rostro poco humano

No hay asilo para aquellos que no puedan comprobar su identidad. Keystone

En su primer año de actividades, el Observatorio Suizo sobre el Derecho de Asilo y Asuntos de Extranjería denunció varios casos en los que el componente humano es sofocado por una legislación demasiado rigurosa.

En su opinión, las leyes suizas de asilo y de extranjería -sometidas y aceptadas por el voto ciudadano en 2006- desembocan en tratamientos que violan los derechos humanos.

Hermine y Michael son dos niños nacidos en Suiza. Sus respectivas madres, de origen africano, no disponen de permiso de residencia o estancia válido para permanecer en Suiza, y al término de sus respectivas relaciones conyugales con ciudadanos helvéticos, fueron “invitadas” a dejar el país, junto con sus hijos.

Si la madre no tiene el derecho de residir en Suiza, la ley permite expulsarla. indica el portavoz la Oficina Federal de Migración, Jonas Montani. “Y aplicamos la ley”, afirma en entrevista con swissinfo.

El Observatorio Suizo sobre el Derecho de Asilo y Asuntos de Extranjería denuncia esa firmeza. Desde su punto de vista, esas medidas adoptadas por las autoridades para luchar contra los abusos representan en realidad una infracción contra la dignidad de muchos refugiados e inmigrantes en Suiza.

“La ley, aunque severa, prevé atenuaciones para casos excepcionales”, explica a swissinfo François de Vargas, miembro del comité provisional del Observatorio. “Nosotros queremos que esas excepciones sean efectivamente consideradas y que la ley sea aplicada de modo humano”.

Sin papeles, no hay asilo

Nacido al día siguiente de la votación popular del 24 de septiembre de 2006 sobre la revisión de las leyes federales de Extranjería y Asilo (aceptada por dos tercios de la ciudadanía), el Observatorio reúne a personas y organizaciones que se oponían a un endurecimiento de ambas legislaciones.

Su finalidad es recoger y difundir informaciones factuales basadas en ejemplos concretos, concernientes a la aplicación de sendas leyes, cuyas versiones revisadas entraron en vigor a partir del 1° de enero de 2008.

“Varias decisiones parecen violar la simple dignidad humana”, sostiene De Vargas, que cita el ejemplo de las solicitudes de asilo consideradas como inadmisibles por las autoridades.

Se trata de demandas rechazadas debido a que los solicitantes no presentan sus documentos de viaje -pasaporte o la tarjeta de identidad-, 48 horas después de pedir asilo a las autoridades helvéticas. (Antes se permitía presentar cualquier documento que identificara a la persona, ya fuera el pasaporte, la licencia de conducir, la cartilla de estudiante, etc.)

Pese a que la ley prevé un examen de la solicitud para casos excepcionales, en la práctica ni el propio Tribunal Administrativo Federal (máxima instancia de recurso en el procedimiento del asilo), ha admitido que la ausencia de esos documentos pudiera ser perdonable, explica De Vargas.

“Esto plantea un problema de principio – comenta Yves Brütsch- responsable de la antena francófona del Observatorio- dado que está comprobado que hay refugiados que no tienen la posibilidad de fugarse de su país con documentos válidos”.

Ley muy severa

En el curso del 2007, la sede en Ginebra del observatorio informó de unos veinte casos en los que la nueva legislación llevó a situaciones problemáticas desde el punto de vista de los derechos humanos.

El rechazo para expedir permisos de estancia, las familias separadas y las repatriaciones forzosas luego de haber permanecido en territorio suizo durante un largo periodo “demuestran que los componentes humanos no son tomados en consideración en una legislación que se ha vuelto demasiado rigurosa”.

“¿En qué se convierte el derecho de asilo si su aplicación depende de la voluntad de un funcionario quien examinará a fondo un expediente específico?”, se cuestiona Brütsch, esperando mayor prudencia y escrupulosidad para aplicar un procedimiento que puede fácilmente conducir a valoraciones incorrectas.

La suerte que corrió el refugiado birmano Van Tha lo demuestra: cuando se encontraba en Suiza en 2003, su relato no convenció a las autoridades, que lo despidieron de manera expedita. Sólo después de mucho sufrimiento en las prisiones birmanas se han dado cuenta del error.

Análisis detallado

Sin sorpresa, la Oficina Federal de Migración no comparte en los reproches del Observatorio. Subraya, por el contrario, que la ausencia de documentos es analizada detalladamente en cada caso.

“En nuestras evaluaciones nos valemos de especialistas que conocen perfectamente las características y la lengua de un determinado país”, dice Jonas Montani. “El resultado no depende de la voluntad de un funcionario: si el relato del solicitante de asilo es creíble, lo aceptamos”.

Informar a los políticos

Además de sensibilizar a la opinión pública, el material recogido por el Observatorio se utiliza para informar a los representantes políticos. “Diecisiete diputados han sido puestos al corriente sobre los casos criticados. Al principio de cada sesión parlamentaria haremos llegar una síntesis del trabajo realizado”, subraya Brütsch.

Tras esa labor informativa, el diputado Ueli Leuenberger presentó una interpelación que solicita al gobierno actuar sobre estas violaciones para evitar que se repitan vicisitudes como las que han debido vivir Hermine y Michael.

Para el legislador ecologista, el hecho de que la legislación no permita al hijo de un ciudadano suizo vivir en su propio país es simplemente “incoherente y anticonstitucional”.

swissinfo, Luigi Jorio
(Traducido del italiano por Patricia Islas Züttel)

El Observatorio Suizo sobre el Derecho de Asilo y Asuntos de Extranjería es una asociación que reúne a 300 miembros, incluidas 30 organizaciones. En el comité de apoyo figuran diversas personalidades de la política, el periodismo y algunos expertos en jurisprudencia.

Su finalidad es vigilar que la política helvética en materia de asilo y extranjería respete los principios del Estado de Derecho, de la Constitución Federal helvética y de los convenios internacionales al respecto, ratificados por Suiza.

Cuenta con un secretariado central en Berna y antenas regionales en Ginebra, San Gall y Lugano.

En 2007, la Oficina Federal de Migración registró en Suiza 10.387 solicitantes de asilo. (-1,4% con respecto a 2005)

De 9.577 solicitudes tratadas, 2.644 fueron calificadas de inadmisibles.

Los solicitantes de asilo provienen sobre todo de Eritrea, Serbia, Irak y Turquía.

Los extranjeros representan el 20,7% de la población helvética (1,6 millones de personas)

Las naciones mejor representadas por el número de sus ciudadanos son Italia, Serbia-Montenegro, Alemania y Portugal.

De septiembre de 2006 a agosto de 2007 llegaron a Suiza 120.674 personas.

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