Una OSCE en crisis busca jugar un papel en Ucrania bajo las presiones de Rusia y EEUU
Antonio Sánchez Solís
Viena, 4 dic (EFE).- La OSCE, la mayor organización de seguridad de Europa, comenzó este jueves su reunión más importante del año sumida en la crisis que abrió la invasión rusa de Ucrania y pendiente de si logra tener un papel en un eventual proceso de paz, al tiempo que Estados Unidos condiciona su apoyo a que gaste menos y abandone la «ideología» woke.
Los 57 Estados de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) celebran hasta mañana viernes su encuentro anual de ministros de Exteriores, a la que solo han acudido una treintena, con Estados Unidos y Rusia como las ausencias más relevantes de representación al máximo nivel.
Los problemas presupuestarios, debido a la falta de consenso desde 2021 para aprobar las cuentas, la brecha entre la mayoría de los países europeos y Rusia y el riesgo de que la OSCE pierda relevancia marcan un encuentro en el que no se esperan decisiones cuando termine mañana.
Uno de los principales debates es si la OSCE, surgida en 1975 como foro de diálogo entre los bloques de la Guerra Fría, podrá tener algún papel en el proceso de paz que están negociando Rusia y EEUU, sin apenas participación de Europa y aún de Ucrania.
Misión de paz
Finlandia, que desempeña la presidencia de turno este año, y Suiza, que la asume en 2026, han coincidido en asegurar que la OSCE está lista para liderar una misión de vigilancia en el caso de que se firme un alto el fuego o incluso una paz permanente.
Aunque nadie tiene claro cómo sería esa misión, todos coinciden en que tendría que ser diferente a la que vigiló la fallida tregua entre fuerzas ucranianas y separatistas prorrusos en el este del país desde 2014 y hasta que se desactivó en 2022 por la invasión de Rusia.
La ministra de Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen, adelantó que se trataría de una «tarea compleja» para una organización civil como la OSCE, debido a los cambios en las tácticas bélicas, como el uso de drones, y a la enorme extensión del área a controlar, con una línea de contacto de unos 1.200 kilómetros.
Además, un despliegue así tendría que contar con el visto bueno de Rusia y de Ucrania, que ya criticaron por diversas razones la anterior misión.
La inmensa mayoría de los delegados de países de la UE o de la OTAN criticaron la agresión rusa y mantuvieron el tono duro con Moscú que viene siendo habitual en los últimos años.
EEUU, por el contrario, sí confirmó el cambio de política hacia Rusia que supuso el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca el pasado enero.
Brendan Hanrahan, un diplomático de segundo nivel, representó a EEUU con un discurso sin rastro de las críticas a Rusia del anterior Gobierno demócrata y más centrado en reclamar a la OSCE recortes presupuestarios y que deje de vincular los derechos humanos a las políticas migratorias o luchar contra el cambio climático.
Presiones de EEUU
«Si se reforma de forma adecuada, esta organización aún puede desempeñar un papel importante», dijo Hanrahan, quien advirtió que Estados Unidos podría replantearse si mantiene su apoyo (es actualmente el principal contribuyente) si la OSCE «continúa por su camino actual».
Además, como ha hecho EEUU en otros organismos internacionales, reclamó una reducción de costes de alrededor del 10 %.
Rusia, representada por el viceprimer ministro de Exteriores, Alexander Grushko, acusó por su parte al Reino Unido y a la Unión Europea de «socavar de manera constante y deliberada» los esfuerzos para lograr una solución al conflicto en Ucrania y de buscar una confrontación armada.
Rusia lleva años denunciando que la OSCE ha pasado a ser controlada por Occidente y que ha perdido su razón de ser.
«Los países occidentales nunca vieron los compromisos de la OSCE como reglas comunes aplicables para todos. Empezaron a ignorar esas reglas cuando no eran del interés de Occidente», afirmó el viceministro ruso.
La OSCE fue fundada hace 50 años como un foro de diálogo entre los bloques enfrentados durante la Guerra Fría y se rige por la regla de la unanimidad, por lo que la oposición de uno solo de sus 57 países bloquea la toma de decisiones.
La organización aborda, además de la seguridad, una «dimensión humana» que incluye la promoción de los derechos humanos, la democracia, el Estado de derecho, la igualdad de género y la protección de las minorías. EFE
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