Una plantación de pinabete certificado impulsa la Navidad sostenible en Guatemala
Agustín Ortiz
Ciudad de Guatemala, 5 dic (EFE).- Una plantación de pinabete (Abies guatemalensis) demuestra cómo la tradición navideña de adornar con este árbol los hogares en Guatemala puede coexistir con la conservación de esta especie endémica de Mesoamérica y amenazada.
La finca Billeben Nature, ubicada a unos 36 kilómetros al este de la capital guatemalteca, es la primera plantación registrada de pinabete en el departamento de Guatemala.
Iniciado hace más de 18 años, el proyecto ha demostrado que esta conífera se adapta bien a la zona.
«Iniciamos con el propósito de ver si el pinabete se daba en esta zona, y efectivamente, se fue dando», declaró José Francisco Billeb, dueño del lugar.
La buena adaptación de la especie, distribuyéndose desde el sur de México hasta algunas zonas de Guatemala, El Salvador y Honduras, animó a Billeb a continuar el proyecto para lograr un corte cíclico y sostenible.
El proceso es extenso ya que los árboles requieren entre 10 y 11 años para alcanzar el tamaño y la forma triangular ideales para su uso navideño. Para la temporada actual, la plantación dispuso de unos 200 ejemplares para la venta.
El pinabete es la elección predilecta para la decoración navideña por su color verde intenso y el característico aroma que desprende al secarse.
De acuerdo con Eric Alvarado, técnico en manejo de bosques del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), el pinabete crece en las regiones montañosas del país, entre los 2.400 y 3.200 metros sobre el nivel del mar.
Además de su valor estético, este árbol que puede llegar a los 50 metros de altura, es vital para el ecosistema ya que ayuda a mitigar el cambio climático al absorber dióxido de carbono y proteger el suelo de la erosión.
La especie está en peligro de extinción y se encuentra en el Apéndice I de la CITES desde 1979, según el CONAP.
Esto implica que está prohibido su comercio internacional salvo excepciones limitadas.
Una de las peculiaridades del pinabete es su baja tasa de regeneración: sus semillas son bianuales (producen cada dos años), aunque el cambio climático ha extendido este ciclo a tres o incluso cuatro años. Y de cada 100 sembradas solo 10 logran germinar.
El técnico de CONAP subrayó la importancia de las plantaciones como Billeben Nature, pues el fortalecimiento de la cadena productiva es un eje estratégico esencial para disminuir la presión sobre los bosques naturales.
«La gente sin escrúpulos, que comercializa de manera ilegal, lo que hace es cortar esta ramilla, incluso bota los árboles… y la viabilidad (de la semilla) se pierde», recalcó.
El comercio sostenible y legal se garantiza mediante el marchamo (precinto), un mecanismo de trazabilidad.
Los árboles y subproductos (coronas y guirnaldas) deben provenir de plantaciones registradas ante el CONAP y el Instituto Nacional de Bosques (INAB).
Para esta temporada, ambas instituciones mantienen una existencia de más de 150.000 marchamos.
El marchamo, de color blanco y colocado en el tronco del árbol, contiene la leyenda «INAB-CONAP» y un código correlativo que permite rastrear su origen y productor.
Como parte de la estrategia nacional para la conservación del pinabete, el CONAP lidera el trabajo con organizaciones no gubernamentales y comunidades para la preservación, restauración, y manejo sostenible de esta especie, destacando la certificación de plantaciones privadas como Billeben Nature.
Se estima que Guatemala cuenta con un área de más de 27.000 hectáreas de bosque de pinabete, de las que el 50 % se encuentran dentro del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas.
Las cifras oficiales dan cuenta de al menos 1.200 plantaciones y 30 viveros dedicados a la plantación y comercialización legal del árbol. EFE
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