Saint-Moritz: buen cierre de Suiza
En el último día de los Campeonatos del Mundo de Ski alpino, el valesano Silvan Zurbriggen ganó la medalla de plata en slalom.
Con dos medallas de plata y dos de bronce, Suiza cumplió.
Los esquiadores suizos concluyeron este domingo el Campeonato del mundo en un tono de optimismo gracias al segundo lugar obtenido por Silvan Zurbriggen en slalom.
Cosas del destino, en 1974, durante los últimos mundiales organizados en Saint-Moritz, los suizos debieron esperar el último slalom para festejar su única medalla gracias a Lise-Marie Morerod.
Inesperada, esta cuarta medalla ganada por Silvan Zurbriggen mejora ‘in extremis’ la actuación de los suizos.
Sin embargo, Saint-Moritz no quedará grabado en el inconsciente colectivo helvético, a la inversa de la gloriosa epopeya de Crans-Montana, en 1987, cuando el equipo suizo obtuvo 14 medallas.
Cuatro meses después de los pálidos resultados en Salt Lake City, la delegación suiza no logra un buen papel.
Aunque la escuadra helvética supera el número de preseas reunidas hace dos años en Sankt-Anton, cabe destacar que durante los últimos mundiales, dos de tres medallas fueron de oro.
Sonja Nef y Micha!ël von Grünigen fueron laureados en slalom gigante, pero en las pendientes grisonas, los dos jefes de fila del equipo suizo no respondieron a las expectativas.
El deportista originario de Appenzell perdió uno de sus bastones que voló, en el segundo trazo, junto con sus esperanzas de gloria. El bernés, por su parte, gran dominador de la disciplina durante toda la estación pasó de largo durante la competencia, lo mismo que todo el equipo masculino.
Por algunas centésimas
Bajo la batuta del austriaco Karl Freshner, los esquiadores suizos habían festejado, sin embargo, diversas victorias a lo largo de la estación. Esos resultados dejaban esperar mucho más que las medallas de Bruno Kernen y Silvan Zurbriggen en Saint-Moritz.
Seguro que con una pequeña ayuda del destino, Didier Cuche y Ambrosi Hoffmann, que lograron un cuarto sitio en descenso y Super-G, respectivamente, habrían podido terminar en el podio.
Pero por algunas centésimas solamente la suerte decidió de otra manera. Centésimas que cuestan muy caras y que hacen que al final, el balance deportivo suizo sea poco glorioso.
Falta saber si Suiza podrá volver a ser la gran potencia de ski que fue en el pasado o si está condenada a jugar un segundo papel durante las competencias mayores, muy lejos de Austria o de Estados Unidos.
Los Mundiales de Bormio en el 2005 y los Juegos Olímpicos de Turín, en 2006, podrían dar la respuesta.
swissinfo Mathias Froidevaux (traducción Marcela Águila)
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