‘El país invisible’, obra de la diáspora gallega en Latinoamérica que vindica la memoria
Begoña Fernández
Madrid, 5 nov (EFE).- Cuando el escritor gallego Arturo Lezcano decidió publicar ‘El país invisible’ lo hizo para contar la realidad de dos millones de gallegos que entre 1850 y 1965 emigraron a Latinoamérica, pero también para hacer justicia y pedir la creación de un Centro del Olvido, que apele a la memoria de la diáspora y del exilio.
En una entrevista con EFE, Lezcano (Ferrol, 1976) explica que es «un libro vital», una crónica publicada a finales de octubre que lleva pergeñando media vida y que bebe de las historias recopiladas en sus doce años de periodista en Latinoamérica y en viajes posteriores, que le permitieron construir una obra que recorre ocho países americanos y cuenta la historia de casi 200 gallegos anónimos, que en estas páginas «vencen al olvido».
«Cuando digo diáspora, me refiero a la emigración y al exilio», dice Lezcano quien espera que su obra, subtitulada ‘La epopeya atlántica de la diáspora gallega’, sirva de acicate para crear un centro cultural que lleve el nombre de ‘O Esquecemento (El Olvido)’: «Palabra tan nuestra, presente incluso en el himno gallego, por cierto, concebido y estrenado en América», dice.
«Cada día que pasa sin hacerlo es un paso perdido. La memoria, si vence al olvido, es eterna», concluye.
Y subraya, «Galicia es el sitio por excelencia de la emigración y, sin embargo, no hay un centro o espacio que le haga justicia». Existen en otros lugares «atravesados por la emigración» como en el antiguo Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires, hoy Museo de la Inmigración, o en la isla Ellis en Nueva York, por donde pasaban los emigrantes que llegaban a la ciudad para ser examinados.
«Y llegas a Galicia, el gran vomitadero de gente por donde salieron a América, y no hay nada. Clama al cielo».
Historias que no pasan el umbral de las casas
Explica que su libro recoge historias reales, «algunas son algo conocidas en Galicia, pero poco tratadas, y otras son historias familiares», como la suya, que transcurre en Cuba, y lo normal es que no traspasen el umbral de las casas.
«Sentí que Galicia necesitaba tener un relato propio, como tienen otras diásporas (irlandeses, italianos, judíos..) que poblaron América, y que estaba sin contar».
Lezcano anima a la gente a grabar sus historias familiares para que algún día, cuando haya un centro o un espacio, se acopie esa narrativa vital. «No hay un gallego que no tenga un familiar en la emigración, directo o indirecto», afirma
El libro se lee como una fábula de capítulos independientes por donde pasa una galería de mujeres y hombres anónimos.
La obra incluye mapas con puntos neurálgicos de la «marca gallega» y un desplegable de Galicia con sus comarcas y rutas migratorias. Además hay un ‘QR’ que accede a una ‘playlist’ con canciones «que hacen contexto y culturalmente son muy interesantes».
La historia de ‘El país invisible’ comenzó con una pequeña carpeta que Lezcano abrió en su juventud y donde fue guardando narrativas de gallegos en la diáspora. Con el tiempo se convirtió en un tomo de mil páginas, que fue cortando hasta las 600 actuales, y al que han sobrevivido unas 180 historias.
La historia de ‘Mamasunción’
Entre ellas está la de Asunción Racamonde, recogida en el cortometraje ‘Mamasuncion’ (1984) de Chano Piñeiro.
Asunción es una anciana de una aldea de Ourense, con una rutina estéril y triste a la espera de su hijo, emigrado a México, que le promete regresar «con dinero, traje nuevo, corbata y el mejor coche».
Un día se presenta en el pueblo un representante de la herencia del hijo, fallecido en México, y le trae una carta manuscrita del mismo día en que murió y un maletín repleto de dólares.
«Asunción sube rauda a su casa, cierra la puerta. Los vecinos la siguen persiguiendo el rastro del dinero. Pero es demasiado tarde: ella está quemando los billetes en la ‘lareira’ (la chimenea). La ausencia de su hijo no la paga ninguna herencia».
Esta es una de las muchas realidades recogidas por Lezcano en esa obra monumental, que guarda «la historia de los sin historia» para que no se pierda.
Y con el tema de la emigración totalmente vigente, Lezcano considera que «lo mínimo que podemos tener es empatía». EFE
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