A un año para los Juegos Olímpicos en Pekín
Con gran pompa en la Plaza de Tiananmen, las autoridades chinas comenzaron la cuenta regresiva de 365 días previos a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. swissinfo asistió a la ceremonia.
Representantes olímpicos de todos los países, entre ellos, el de Suiza Werner Augsburger, acudieron a la cita en el marco su estancia en la capital china, donde participan en un seminario organizado en su honor.
Explosiones químicas provocadas artificialmente este martes hicieron desaparecer la capa de smog y de humo blanco que impedía ver el cielo a los habitantes de Pekín desde hacía ya varios días.
Este miércoles, las damas sacaron sus sombrillas y algunos caballeros –como es la costumbre y pese a las campañas de educación promovidas por el gobierno-, mostraron su camiseta a medio vientre.
Con el sol de vuelta, la temperatura –ya alta- subió aún más. Un calor asfixiante que quiso ser eco de la fiebre olímpica que ya se respira en la capital china con el lanzamiento de la cuenta regresiva de los Juegos Olímpicos, una ceremonia organizada por el comité organizador.
Todo debía ser perfecto este 8 de agosto de 2007, tal como debe serlo en un año: el día ocho, del mes ocho, a las ocho de la noche con ocho minutos… el número ocho es sinónimo de riqueza en China.
Un espectáculo de gran color
Cerca de veinte años después de los sangrientos episodios de la revuelta estudiantil de junio de 1989, miles de personas intentaron abrirse paso para llegar a la célebre plaza de la capital y contar en directo los ‘san er yi liang’, los últimos segundos antes del famoso ‘one year to go’ y comenzar a vivir, bajo la mirada de Mao, los 365 días previos a las Olimpiadas.
Pero la gente fue mantenida a distancia con barreras y un impresionante cordón policial desplazado en el sitio desde hace varios días. Así que su visión no fue la deseada del espectáculo al que fueron convidados 10.000 invitados.
En la colosal plaza que ninguna otra capital del mundo posee, cientos de participantes, bailarines, música, dos pantallas gigantes, la estrella de cine Jacky Chan, fuegos artificiales y los discursos de los oficiales chinos y del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogue, se sucedieron.
“No esperaba un espectáculo tal a un año de los Juegos Olímpicos”, dijo emocionado el jefe de la delegación suiza en Pekín, Werner Augsburger.
Presente en la capital china junto con otros tres representantes de Swiss Olympic, Augsburger estima que “la organización china se ha sucedido realmente sin falta hasta ahora; y eso deberá reproducirse durante este año restante”.
Un momento de recreación para Werner Augsburger durante esta semana consagrada a un seminario para abordar los problemas más importantes con los que se han encontrado las organizaciones deportivas de los países participantes, es decir, en los rubros de transporte, hospedaje, acreditaciones, alimentación, etc…
La fiebre olímpica… y problemas a resolver
Desde su nombramiento en julio de 2001 como sede de los Juegos Olímpicos, los muros y vitrinas de Pekín están cubiertos con el tema de este encuentro deportivo mundial.
En las televisoras del país, las emisiones especiales dedicadas a los Juegos Olímpicos se reproducen entrecortadas por ‘clips’ musicales relacionados también con ellos. Una promoción para unir al país en un mismo impulso ante esta cita.
Aunque el tema divide a la población, plantea cuestiones medioambientales agudas y suscita la ira de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, el poder de Pekín apuesta todo por esta celebración.
Estos Juegos Olímpicos, anunciados como los más bellos, deben permitir definitivamente al Imperio Celeste mostrar su aura de gran potencia ineludible en la escena internacional.
Los grandes retos ante la contaminación (tres millones de vehículos, de ellos, 1.000 circulando cada día, los desechos de la industria y de la climatización) y la cuestión de los derechos humanos -Tíbet y la presencia china en Sudán-, principalmente) están relegados a segundo plano.
“Celebrar los Juegos con éxito equivaldrá a validar nuestra potencia e influencia internacional”, subrayaba hace poco Liu Qi, jefe del comité de organización chino (BOCOG), miembro también de la oficina política del partido comunista en el poder.
Con sus edificaciones gigantescas –carreteras, torres y las 31 futuras sedes olímpicas que se hallan en diversas partes en la ciudad-, su crecimiento extraordinario y su organización impecable, Pekín quiere unos Juegos con su misma desmesura.
swissinfo, Mathias Froidevaux desde Pekín
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)
Pekín tiene 15 millones de habitantes, de los 1.300 millones que posee China. Las inversiones relacionadas con los Juegos Olímpicos 2008 se estiman en alrededor de 41.000 millones de francos suizos.
Son 31 las sedes de las competiciones olímpicas.
Cerca de 10.000 atletas de 205 países disputarán las 302 pruebas en las 38 disciplinas de las Olimpiadas.
Además de Pekín, otras ciudades acogerán la manifestación deportiva: Quindao, Hong Kong, Shanghai, Tianjun, Shenyang y Quinhuangda.
A un año para que tengan lugar los Juegos Olímpicos en Pekín, Amnistía Internacional (AI) reitera sus denuncias por las violaciones a los derechos humanos en China.
Irene Kahn, secretaria general de la organización, recuerda que China al momento de obtener los Juegos de 2008 indicó que sería la ocasión de mejorar la situación, pero, subraya Kahn, “la promesa no se cumplió”.
Al contrario, afirma AI, el régimen se ha aprovechado para reforzar la vigilancia de disidentes y multiplicar los arrestos arbitrarios.
En Suiza, AI organizó – junto con la organización Declaración de Berna- una serie de acciones en varias ciudades helvéticas para sensibilizar a la opinión pública sobre el problema.
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