
Air France y Airbus rechazan toda responsabilidad en el accidente del Río-París de 2009
Luis Miguel Pascual
París, 29 sep (EFE).- Dieciséis años después del accidente que costó la vida a los 228 ocupantes del avión A330 que cubría la ruta entre Río de Janeiro y París y dos años después del veredicto en primera instancia que absolvió a Airbus y Air France, se abrió en París este lunes el proceso en apelación en el que el fabricante y la aerolínea volvieron a rechazar su responsabilidad.
Pese al tiempo trascurrido, el inicio del juicio estuvo marcado por la emotividad del recuerdo, patente cuando la presidenta leyó los nombres de los 216 pasajeros y doce miembros de la tripulación, de 33 nacionalidades, con una mayoría de franceses (72), brasileños (58) y alemanes (26), que perdieron la vida.
Pero en las caras de sus familiares se leía también la rabia cuando los principales responsables de Air France, Anne Rigail, y Airbus, Guillaume Faury, tomaron la palabra por primera y única vez durante el proceso, que durará hasta finales de noviembre, para expresar sus condolencias pero rechazar toda responsabilidad penal.
«Un discurso dictado, sin ninguna humanidad», aseguró el abogado de la principal asociación de víctimas, Alain Jakubowicz, que reflejaba así la decepción que invade a los familiares de las víctimas.
Los directores generales de los dos gigantes empresariales se escudaron en los mismos argumentos que en 2022 les permitieron salir absueltos en primera instancia, ante la falta de vínculo directo entre las negligencias que pudieron cometer y el accidente.
Una conclusión que no convence a los afectados, como señaló a EFE el vicepresidente de la principal asociación, Philippe Linguet, que se niega a pensar que tras el drama en el que perdió a un hermano no hay ningún responsable.
Los numerosos informes periciales reconocen un fallo en las sondas de velocidad del A330 y que los pilotos no supieron aplicar los protocolos para este tipo de eventualidades que, en los dos años anteriores, habían sido muy habituales.
Linguet cree que la justicia «tiene que ser valiente» e ir un poco más allá en lo que él describe como «un combate de David contra Goliat», y apunta a que nunca antes las tres sondas de un mismo aparato habían fallado a la vez.
«Airbus no hizo caso a la sucesión de problemas que venían produciéndose en esas sondas. Y Air France no había formado adecuadamente a sus pilotos para afrontarlas», agrega, convencido de que sí tienen responsabilidades: «Tienen que ser considerados culpables».
Ni Faury ni Rigail compartieron ese análisis y rechazaron toda responsabilidad penal en un caso en el que están acusados de homicidio involuntario.
«Air France mantiene que no cometió ningún delito penal», señaló Rigail, mientras Faury, otro puntal del empresariado francés, agregó que la seguridad aérea es «una obsesión» de su empresa y que de accidentes como el que sucedió el 1 de junio de 2009 en aguas de Atlántico hay que sacar las lecciones adecuadas para mejorar la seguridad aérea.
«¿El accidente fue por mala suerte?», se preguntó, irónico, el abogado Jakubowicz, que ante el tribunal se encaró con ambos directivos y les reprochó que «dieciséis años después del accidente, dos puntales de la industria francesa sean incapaces de saber qué pasó aquella noche».
Unos hechos que leyó con parsimonia la presidenta del tribunal, que relató como el avión despegó sin problemas de Río y cuatro horas después se estrelló en aguas del Atlántico, sin dejar ningún superviviente, por una sucesión de malas decisiones de los pilotos inducidas por la lectura errónea que procedía de las sondas congeladas.
«Los pilotos lucharon hasta el final, hicieron todo lo que pudieron», declaró la presidenta de la corte, saltándose el guión del informe previo, pero sin dar esperanzas a las víctimas de por dónde irá su veredicto: «Aquí estamos para conocer la verdad, no para buscar responsables. A lo largo del juicio ya se verá si alguien cometió errores».
Será una nueva oportunidad para reabrir el caso del mayor accidente de la aviación francesa, que sigue muy vivo entre los familiares que quieren pelear hasta el final para conocer lo que sucedió.
En el ambiente se respira que no hay nuevos elementos y que el proceso en apelación será una repetición del de primera instancia, cuando la fiscalía acabó por solicitar la absolución de las dos empresas, antes de que en un inédito cambio de postura decidieran apelar la sentencia y alimentara de nuevo las esperanzas de los familiares. EFE
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