
Alaa Abdelfatah: una vida en prisión tras luchar por la democracia en Egipto
El Cairo, 22 sep (EFE).- Tras más de una década entre rejas, Egipto indultó este lunes al activista egipcio-británico Alaa Abdelfatah, considerado el «preso de conciencia» de más alto perfil de Egipto por varias organizaciones de derechos humanos por su influencia y su participación en la revolución egipcia de 2011.
El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, aceptó su liberación apenas unas semanas después de que pidiera revisar la petición de indulto del activista presentada por la entidad estatal Consejo Nacional de Derechos Humanos, en medio de presiones y repetidas huelgas de hambre de Alaa y de su familia.
Alaa ganó popularidad durante la revolución egipcia, que estalló al calor de la Primavera Árabe y vio el derrocamiento del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak.
A partir de entonces, el bloguero y programador egipcio ha permanecido más tiempo bajo arresto o en prisión, sobre todo desde que Al Sisi tomó el poder en un golpe de Estado en 2013.
Siendo desde la cárcel el símbolo de la defensa de la democracia, en 2020 fue incluido en la lista de terrorismo de Egipto durante cinco años tras ser acusado de estar vinculado con la proscrita organización de los Hermanos Musulmanes, pero el Tribunal Criminal de El Cairo levantó la medida el pasado julio tras no encontrar relación.
Una familia combativa
Alaa nació en El Cairo el 18 de noviembre de 1981 en el seno de una familia de activistas y pudo conocer desde una edad temprana el precio a pagar por denunciar los abusos de derechos humanos en Egipto.
Su padre, el socialista Ahmed Seif, fallecido en 2014, fue encarcelado en cuatro ocasiones bajo los mandatos de Anuar al Sadat y Mubarak, mientras que su madre, Laila Soueif, ha realizado numerosas protestas contra los encarcelamientos de su hijo.
Las hermanas de Alaa, Mona y Sanaa, también son iconos de la lucha prodemocracia en el país y han sido el estandarte de la campaña internacional para pedir la liberación del activista desde el Reino Unido y Egipto.
Una vida en prisión
Alaa fue arrestado por primera vez en 2006 por participar en una protesta pacífica que exigía la independencia de los tribunales egipcios y fue liberado 45 días después.
En 2011, con la llegada del Consejo Militar que gobernó Egipto tras la caída de Mubarak, fue puesto entre rejas durante dos meses con cargos de “instigación” por publicar un artículo en el que denunciaba que el Ejército mató a una veintena de cristianos coptos que protestaron contra la demolición de una iglesia en el sur del país.
En ese periodo, Alaa se perdió el nacimiento de su hijo Jaled, al que pudo sostener en brazos durante su estancia en la cárcel, inmortalizada en una imagen que en 2011 dio la vuelta al mundo y expuso la crudeza de las autoridades egipcias.
La llegada al poder de Al Sisi supuso aún más represión. Tres meses después del golpe de Estado, Alaa fue arrestado de nuevo y, tras un juicio que se alargó un año, fue condenado a cinco años de cárcel en 2014, declarado culpable de organizar una protesta ilegal.
El egipcio cumplió su condena y fue liberado en 2019, aunque parte de su sentencia dictaba que en los siguientes cinco años debía dormir cada noche en una comisaría, algo que hizo durante seis meses antes de ser arrestado de nuevo.
Ese año, Egipto fue escenario de unas limitadas protestas que se saldaron con más de 3.000 detenidos y Alaa fue detenido otra vez: acudió a la comisaría por la noche y no volvió a salir.
En 2021, el activista fue condenado a otros cinco años de cárcel junto a uno de sus abogados, Mohamed al Baqer, acusados de “difundir noticias falsas”.
Alaa cumplió el plazo de condena el 29 de septiembre de 2024, pero las autoridades egipcias no lo liberaron al no reconocer los dos años que había pasado en prisión provisional.
Búsqueda incesante de alternativas
Puesto que su madre nació en Londres, Alaa obtuvo la nacionalidad británica en 2021 con el objetivo de presionar al Gobierno egipcio y obligar al británico a tomar cartas en el asunto, pero de poco sirvió.
La agonía del activista y de su familia, lastrados por una lucha a la que no veían fin, llevaron a Alaa a empezar una huelga de hambre en 2022.
La celebración de la Cumbre del Clima COP27 en 2022, organizada en Egipto, fue una ocasión que tanto la familia como otros activistas aprovecharon para volver a poner a Alaa en las portadas y presionar para su liberación, pero esos llamamientos fueron desoídos por el Gobierno egipcio, que insistía en que el activista era un terrorista.
En un último intento, cuando se suponía que Alaa debía ser liberado en septiembre de 2024, su madre inició otra huelga de hambre de más de 150 días que le llevó a ser hospitalizada. Tres días después de su ingreso, el primer ministro británico Keir Starmer habló con Al Sisi y, una semana después de poner fin a la huelga, su hijo fue sacado de la lista de terroristas. EFE
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