Cadena perpetua para marroquí que intentó un ataque en un tren bala francés en 2015

Un tribunal francés ordenó este jueves la cadena perpetua para un marroquí que intentó perpetrar un atentado en un tren de alta velocidad entre Ámsterdam y París en agosto 2015, antes de ser contenido por varios pasajeros.
Además, tres hombres acusados de haber proporcionado ayuda al atacante, Ayoub El Khazzani (31 años), y al coordinador del atentado, Abdelhamid Abaaoud, fueron condenados a penas de entre 7 y 27 años de cárcel.
El 21 de agosto de 2015, Ayoub El Khazzani subió a un tren en la estación de Bruselas, en Bélgica, armado con un kaláshnikov, una pistola, un cúter y 300 municiones. Fue contenido por un grupo de pasajeros, dos de los cuales eran soldados estadounidenses que se encontraban de vacaciones, vestidos de civil.
Estos se abalanzaron sobre él, evitando que no matara «indiscriminadamente y con indiferencia al conjunto de pasajeros», declaró el tribunal en su fallo, siguiendo la petición de la fiscalía.
Según el presidente del tribunal, Franck Zientara, El Khazzani hubiera cometido «un atentado indiscriminado» que hubiera sido «particularmente mortífero» si no se hubiera dado «un concurso de circunstancias particularmente improbables» (sus municiones eran defectuosas) y sin «la valentía excepcional de los pasajeros».
Cuando se anunció el veredicto, Ayoub El Khazzani, de 31 años y vestido con camisa a cuadros y el pelo atado, permaneció de pie, inmóvil y sin manifestar emoción alguna.
El falló llegó un día después de que una corte de París condenara a 13 cómplices de los atacantes yihadistas que llevaron a cabo masacres en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo y en un supermercado kosher del este de París en enero de 2015.
Al contrario que El Khazzani, que fue reducido inmediatamente, los individuos que asaltaron la redacción de Charlie Hebdo fueron abatidos después de la matanza, por lo que solo sus cómplices pudieron ser llevados a juicio.
– ¿Héroes? –
El Khazzani fue rápidamente reducido por los pasajeros en cuanto salió, con el torso desnudo y fuertemente armado, de uno de los servicios del tren.
«Lo siento, desde lo más hondo de mi corazón», declaró El Khazzani ante el tribunal en su alegato final, llorando. «Lo que hice me destroza, me hiela la sangre».
El acusado adujo que a pesar de estar armado hasta los dientes, con una AK-47 automática y 300 municiones, había renunciado a llevar a cabo su plan en el último minuto porque no podía matar a gente.
Sin embargo, la fiscalía sostuvo que la masacre solo pudo impedirse porque las municiones eran defectuosas y por la intervención de los pasajeros.
El tren llevaba a bordo 150 personas.
Entre los pasajeros que intervinieron para evitar la matanza se encontraban tres estadounidenses que estaban de vacaciones en Europa, dos de los cuales estaban vestidos de civil: Spencer Stone y Aleksander Skarlatos.
«No me siento como un héroe porque simplemente hicimos lo que teníamos que hacer para sobrevivir», declaró Skarlatos tras declarar durante el juicio.
El Khazzani aseguró que actuaba bajo las órdenes del belga Abdelhamid Abaaoud, sospechoso de ser uno de los cerebros de los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y que fue abatido por la policía a las afueras de la capital francesa días después de esos ataques.
Según El Khazzani, Abaadoud le habría encomendado únicamente matar a los soldados estadounidenses y a miembros de la Comisión Europea que iban a bordo del tren.
Sin embargo, el tribunal recordó que los estadounidenses no llevaban «ningún signo distintivo» y que El Khazzani había montado al tren con un «verdadero arsenal […] susceptible de dejar múltiples víctimas».
Su objetivo era matar «de forma indiscriminada y con indiferencia» a los 200 pasajeros del convoy, según el presidente.
Asimismo, el presidente recordó que el ataque abortado se enmarcaba «en una verdadera campaña de atentados masivos que tuvieron su apogeo» en los ataques del 13 de noviembre de 2015 en París y de marzo de 2016 en Bruselas.
Los otros acusados, Bilal Chatra, Redouane El Amrani Ezzerrfi y Mohamed Bakkali, fueron declarados culpables de haber ayudado a Khazzani y Abaaoud en su periplo para llegar a Europa desde Siria y fueron condenados respectivamente a 27, 7 y 25 años de prisión.