Cesa la «horrible noche» para el movimiento sindical en Colombia
Laia Mataix Gómez
Bogotá, 14 sep (EFE).- A Rafael lo mataron en 2002 en la puerta de su casa de Barrancabermeja, delante de su esposa y sus hijos. A Guillermo Ochoa lo asesinaron en 1988 en Medellín después de ser perseguido durante años por el Estado. A Pedro lo desaparecieron en 1993 en Bogotá. Todos ellos eran sindicalistas.
Estas son tres de las 3.323 historias de sindicalistas asesinados en Colombia entre 1971 y 2023 contadas por sus esposas y su hija en el acto simbólico que este jueves reconoció al sindicalismo colombiano, perseguido y estigmatizado durante tres décadas, como sujeto de reparación colectiva.
La percepción general que la sociedad colombiana tiene de los sindicatos tiende a ser negativa. Durante el conflicto armado se asoció sindicalismo con guerrilla y existió una persecución por parte de actores estatales y no estatales de los líderes que luchaban por derechos laborales.
«Somos un movimiento sindical pequeño frente a una población económicamente activa de más de 22 millones de trabajadores, solamente el 5 % está organizado en sindicatos», cuenta a EFE Percy Oyola, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT).
Oyola espera que con los cambios políticos en el país cese «la horrible noche» de los sindicatos, haciendo referencia a una de las estrofas del himno colombiano.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, delante de sindicalistas de todo el país, reconoció este jueves al movimiento sindical como sujeto de reparación colectiva, dando inicio a la instalación de una comisión de alto nivel que involucra a ministros y delegados de los trabajadores para construir un plan que conduzca a la reparación, no repetición y a la verdad, en palabras de Oyola.
TRES DE 3.323
Candelaria Vergara, madre de tres hijos, relata con convicción la historia de su compañero Pedro Movilla, a quien «desaparecieron» el 13 de mayo de 1993 en Bogotá. Dirigente sindical y político del Partido Comunista, se lo llevaron después de dejar a su hija en la escuela y nunca más se supo de él.
«Llevamos buscándolo hace más de 30 años con el apoyo de colectivos y organizaciones y logramos con persistencia llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos», relata a EFE Candelaria, que lleva al cuello un colgante hecho de cuentas con la cara de Pedro y explica que lograron una sentencia el año pasado en la que se condena al Estado y lo responsabilizan por la desaparición forzada.
La esposa de Rafael, Yolanda Corzo, celebra acompañada de un pintura de él que el caso de su marido «ha podido avanzar» y hay autores materiales condenados, pero recuerda que «los dueños de una empresa fueron los que ordenaron la muerte» y siguen impunes.
«Hay más de 500 organizaciones sindicales que han sufrido el flagelo del conflicto atroz en Colombia y guardamos esperanza con la reparación justa, aunque haya sido tardía», agrega Yolanda, a quien le cuesta que la voz no se le rompa relatando la lucha sindical de su marido en Barrancabermeja, donde hacía parte de la subdirectiva de la Unión Sindical Obrera (USO) de la industria del petróleo.
Juliana, hija de Guillermo Ochoa, explica que aunque su padre, docente y sindicalista de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida) fue asesinado en 1988, cuando ella tenía 6 años, fue perseguido durante años y desde 1973 tienen constancia de que la inteligencia estatal le hacía seguimiento.
«Fue acosado en su trabajo, sacado del colegio donde enseñó toda su vida, le mandaron amenazas hasta que finalmente lo asesinaron», relata.
Juliana indicó este jueves en el acto de reconocimiento que «es algo difícil de creer por toda la estigmatización que sufrió el movimiento sindical, por todo lo que se dijo de su vinculación con la subversión, por la impunidad tan alta que hay». El caso de su papá fue archivado en 2018.
«Este es un primer paso, el reconocimiento que nos dan, porque uno de los perpetradores más activos fue el Estado», concluye.
El 90 % de los crímenes cometidos contra sindicalistas en Colombia están en la impunidad, recuerda Oyola, quien agrega, con esperanza, que la reforma laboral que propone el Gobierno contiene «aspectos importantes en materia de libertad sindical y negociación colectiva que deberían permitir que se fortalezca el movimiento sindical en Colombia». EFE
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