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Chile solicita ser la sede del Tratado de Altamar (BBNJ), según un diplomático chileno

Lourdes Uquillas Redacción Medioambiente, 23 abr (EFE).- Chile ha propuesto a Naciones Unidas ser la sede de la Secretaría del Tratado de Alta Mar (más conocido como BBNJ, por sus siglas en inglés) que estaría alojada en la ciudad de Valparaíso, explica a EFE el director de Medio Ambiente, Cambio Climático y Océanos del Ministerio chileno de Relaciones Exteriores, Julio Cordano. Cordano señala que la petición a Naciones Unidas pretende «descentralizar la organización internacional y llevarla al Sur global», sobre todo para dar visibilidad a los problemas que afrontan estos países debido a la triple crisis actual: la crisis climática global, la pérdida de biodiversidad y la contaminación por plásticos, entre otros. El diplomático chileno participó en la Conferencia Our Ocean 2024 en Atenas, donde tomó parte en varios paneles y explicó que «qué mejor que en un país como Chile, que tiene 4000 kilómetros de costa», para alojar esa oficina, con una ciudad que se encuentra justo en el centro del país más largo de Sudamérica y uno de los impulsores del BBNJ. Chile fue el segundo país en firmar el Acuerdo sobre la Conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales, el BBNJ (Biodiversity Beyon National Jurisdiction), en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar (Convemar), después de Palau, y al que también se han adherido Belice e Islas Seychells. Hace un llamamiento para que más países se unan a la firma y ratificación del BBNJ, para lo cual se necesita el apoyo de otros 56 países, porque representa un documento «muy importante, que viene a llenar un espacio muy importante en la estructura legal internacional para la gobernanza del océano a nivel mundial» y que va a significar «tener herramientas para conservar la biodiversidad en la mitad de la superficie del planeta que hay en el alta mar». Sobre la creación de áreas marinas protegidas (AMP) en Chile, Cordano explica que «en un periodo de diez años el país necesitará cerca de 350 millones de dólares para su desarrollo, algo que está más allá de la capacidad del Estado y es necesario, por lo tanto, avanzar en asociaciones público-privadas», y la Conferencia es un espacio donde trabar alianzas para conseguir esa financiación. Según el negociador climático chileno, «Chile es muy vulnerable a la triple crisis actual y está sufriendo las consecuencias de ellas de una manera muy grave», y a pesar de que el fenómeno de El Niño provocó que 2023 fuera un año más lluvioso y ayudó a aliviar la sequía que padece el país desde hace diez años, este año se prevén los impactos también de La Niña en el Pacífico. Debido a La Niña, las predicciones son de vuelta a la sequía que «afecta a la seguridad alimentaria, a algunas vulnerabilidades de muchas comunidades aisladas y genera muchas dificultades», y provoca una «situación muy complicada», por la generación de incendios «muy graves», como los de los últimos años cerca de la capital Santiago y en el sur, donde se encuentra la masa forestal del país. En relación a las «zonas de sacrificio de Chile», conocidas así por la concentración de actividades industriales «altamente contaminantes, producto de decisiones de las últimas décadas», y muchas a pie del litoral, Cordano explica que son zonas sacrificadas para permitir el desarrollo del país, pero implica un «problema muy grave, con puntos de especial preocupación en particular en algunos puntos». No obstante, señala, el Gobierno pretende hacer una «transición justa desde la situación actual hacia una situación más balanceada, que sea respetuosa con el medio ambiente y el bienestar de las comunidades», una situación que implica «también de transición justa de la fuerza laboral, no se trata simplemente de cerrar empresas, porque detrás hay puestos de trabajo, una transición que significa un esfuerzo muy particular que hay que hacer junto con las comunidades». El diplomático chileno subraya que es un «fenómeno universal», y por eso en las últimas reuniones de cambio climático (COP) «se ha vuelto a hablar muy fuertemente de transición justa, es un ‘leitmotiv’ de las negociaciones internacionales y de las políticas ambientales en general. Lamentablemente, asegura, «la situación es común a todo el mundo, donde hemos voluntariamente o involuntariamente adoptado modelos de desarrollo económico que son insostenibles, y eso nos ha llevado justamente a la triple crisis», por lo que hay que buscar «los desafíos para un desarrollo sostenible». Explica el representante chileno que están elaborando regulaciones para el uso de plásticos, aunque ya hay «varias leyes que se han dictado en Chile y que han tenido un amplio respaldo ciudadano», como la prohibición de los plásticos de un solo uso, o la que tiene que ver con la responsabilidad extendida del productor, que no solamente cubre el plástico, sino que también otros elementos que pueden ser contaminantes». Chile pretende controlar la contaminación por plásticos aproximadamente «en un horizonte 2028-2030», pero además está participando «muy activamente en la negociación actual sobre un tratado universal y legalmente vinculante para la eliminación de esta contaminación, cuyas negociaciones se han iniciado estos días en Ottawa (Canadá)». «Hay un mandato internacional para terminar esas negociaciones globales este año, que va a ser un desafío importante», concluye. EFE lul/pss

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