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Entre ovejas blancas, negras y de otros colores

Las ovejas en guardia reclaman que la simplificación exagerada mata el debate político. moutonsdegarde.ch

En la sociedad suiza aparecen iniciativas que rechazan los excesos de la batalla electoral, como es el caso del concepto 'Ovejas en guardía' en Internet.

Aún después de las elecciones, la inmigración seguirá siendo tema de debate en Suiza, advierte Bernard Voutat, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Lausana.

Algunos medios extranjeros se preguntan si Suiza es realmente racista. En opinión del profesor Voutat “siempre es delicado imputar una actitud política a un país en su conjunto”.

“En Suiza, y en el caso de otros Estados europeos, desde hace unos 50 años hay medios políticos y corrientes políticas que son abiertamente, explícitamente, xenófobas y que utilizando el favor del derecho popular obtienen un éxito electoral, relativamente importante. Se puede pensar, efectivamente, que al lado de ese medio político hay en la sociedad helvética una sensibilidad de hostilidad de cara a los extranjeros. Extranjeros que cambian: fueron primero los inmigrantes europeos. italianos, españoles y portugueses, en las décadas de los 60 y 70. A partir de los años 80, la hostilidad se desplazó a la inmigración extraeuropea en el sector del asilo y se integró después una inmigración que viene de los Balcanes y en particular de la ex Yugoslavia a partir de los 90”.

El investigador observa una tendencia al sensacionalismo en los medios de los Estados europeos y que afecta también a los medios suizos.

“Se trata de una tendencia al desarrollo del sensacionalismo en detrimento de la reflexión y el análisis periodístico”, pero esta inclinación compete sólo a algunos medios, tal y como ocurre en el caso de los prejuicios al extranjero en la sociedad.

Historia notable en la administración del flujo migratorio

Para el sociólogo Sandro Cattacin, de la Universidad de Ginebra, Suiza es “un país con la capacidad de vivir sus diferencias”.

“Estamos en un país que tiene una historia notable en la administración del flujo migratorio que es, comparado con otros países, simplemente gigante. A partir de 1945 fueron distribuidos cuatro millones de permisos. Se trata de una gran máquina de integración. La gente ha vivido ese desafío cotidiano de encontrarse al otro”, contextualiza.

“Es comprensible que hubiera temor, pero también tenemos que decir que han logrado vivir con ese miedo de una manera pragmática: hasta ahora ninguna iniciativa xenófoba ha sido aprobada. Es un país que ha tenido una capacidad de vivir sus diferencias con mucho dolor, pero no puedo imaginar reacciones similares en países tan homogéneos como Alemania o Francia”.

Sobre el respeto de las diferencias

¿En Suiza se puede hablarse abiertamente de las diferencias? “Sí. Creo que hay una especificidad suiza que está ligada al hecho de que toda la construcción del Estado se hace sobre el respeto de las diferencias cantonales, las diferencias lingüísticas, de las diferencias religiosas, históricamente entre los católicos y los protestantes. Ese respeto de las diferencias se ha institucionalizado con un sistema democrático muy desarrollado”, responde el analista, él mismo, hijo de inmigrantes italianos.

El sociólogo considera que la facilidad de expresarse políticamente es inherente también a un sistema político extremadamente abierto.

“Y un segundo elemento que explica esta apertura con respecto a un discurso que puede ser xenófobo en el espacio público, que puedo ser incluso racista en el espacio público, tiene que ver con el hecho de que Suiza no se siente culpable de un acontecimiento histórico que la hubiera puesto en posición de sentirse avergonzada con respecto a una minoría. Hablar mal de los judíos en Alemania es hoy algo muy difícil. Se piensa, pero se esconde. Hablar mal de los judíos en Suiza es posible porque no nos sentimos en una situación de responsabilidad con respecto a lo que sucedió a esa población. Entonces, los judíos también tienen derecho de hablar mal de los suizos”, concluye Cattacin.

¡Ovejas en guardia!

Ese 90% que rechaza tajantemente actitudes extremistas de derecha, (retomando las cifras del estudio de Cattacin), también se abre espacios de expresión para decir que no todo es blanco y negro en esta Suiza en la época electoral. La página moutonsdegarde.ch, (ovejas en guardia), es una propuesta civil en contra de los excesos. Los que se unen a ella inscriben su nombre y eligen el color de su oveja. El listado ya suma más de 20.000 ovejas, amarillas, rosas, cafés, verdes, azules…

swissinfo, Patricia Islas Züttel

Luxemburgo: 63%

Suiza: 21%

Alemania: 10%

Bélgica: 9%

España: 9%

Francia: 6%

Dinamarca: 5%

Suecia: 5%

Reino Unido: 4%

Irlanda: 4%

Holanda: 4%

Portugal: 2%

Italia: 2%

Grecia: 2%

Finlandia: 2%

(Fuente: Base de Datos de las Migraciones Laborales. de la OIT.)

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