
Claves de la «deriva autoritaria» en Túnez en los cuatro años del golpe de mano de Said
Túnez, 25 jul (EFE).- El presidente de Túnez, Kais Said, se arrogó en 2021 plenos poderes para «rectificar» el curso de la transición democrática en el único país de la región que avanzó en derechos civiles tras la Primavera Árabe. Desde este golpe de mano, sociedad civil y oposición alertan de una «deriva autoritaria» con nuevas convocatorias de protesta.
El 25 de julio de hace cuatro años, tras dos en el poder, Said destituyó al Ejecutivo y suspendió el Parlamento, al tiempo que propuso, por «responsabilidad nacional», un nuevo proyecto político que modificó la Constitución hacia un sistema «ultrapresidencialista», ante lo que consideró un empeoramiento de las condiciones del país.
A continuación, cinco claves del recorrido del mandatario y sus consecuencias, al cumplirse cuatro años del golpe de mano:
1. El día D y la deriva
En un clima de descontento social con la evolución de la transición democrática, que comenzó en 2011, Said da el golpe de mano con un importante apoyo popular que, con el paso de los años, ha ido mutando hacia la crítica y el rechazo a posturas que gran parte de la sociedad civil y la oposición consideran «autoritarias».
Aquel respaldo a la decisión del mandatario fue mermando progresivamente, al instaurarse en un amplio sector de la sociedad y la oposición la idea de que lo que comenzó como un plan para resolver los problemas económicos y de inseguridad derivó en «represión» y autoritarismo.
La persecución a partidos islamistas como Ennahda -el principal del suspendido Parlamento- derivó, según organizaciones nacionales e internacionales, en hostigamiento a activistas y opositores, con detenciones y duras penas de prisión para decenas de críticos.
2. Nuevo sistema ultrapresidencialista
Con el nuevo sistema instaurado por el gobernante, que comenzó como la salvación de Túnez a ojos de quienes lo apoyaron, se celebró un referendo constitucional, y elecciones parlamentarias y locales, hasta llegar a las presidenciales de octubre de 2024, en las que revalidó su mandato, con un aumento de la abstención.
En su primera pugna electoral, en 2019, Said ganó en la segunda vuelta con más de un 70 % de votos y 50 puntos por encima de su rival, con una participación cercana al 60 %, unos datos muy lejanos a los registrados cinco años después, cuando obtuvo una victoria con más de un 70 % de abstención.
3. Desmantelamiento de la judicatura
En junio de 2022, Said destituyó por decreto a 57 jueces por supuestos vínculos con casos de corrupción y «protección de terroristas», una decisión que tomó cuatro meses después de disolver el Consejo Superior de la Magistratura (CSM) y dos después de modificar la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE).
En abril de 2022, Said modificó, también por decreto, la formación de la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE), encargada de vigilar el referendo y los comicios legislativos, que posteriormente convocó.
Para entonces, la oposición -parte de la cual había respaldado el golpe de mano- ya reclamaba la vuelta a la «vía democrática», al considerar que la «deriva autoritaria» del presidente generaba cada día más desconfianza y descontento. Desde entonces, decenas de críticos contra el presidente fueron detenidos, procesados o condenados.
4. Libertades en retroceso
Con la Primavera Árabe -cuyo mayor hito fue el derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali- se alcanzaron grandes logros, centrados, fundamentalmente, en libertades y derechos que se tradujeron en un mayor activismo ciudadano y una participación en la vida política y social del país.
Pero esa apertura se fue restringiendo, según organizaciones sociales y opositores, con el avance del mandato de Said, sobre todo, tras la decisión de 2021 de mutar hacia un sistema ultrapresidencialista que, de facto, puso en su mano todos los poderes del Estado.
Ante este retroceso, la sociedad civil y la oposición continúan su pugna por mantener los espacios de crítica fruto de la revolución, sin que esto suponga un deterioro económico o la proliferación de la violencia y el terrorismo.
5. Sin oposición ni disidencia
Los críticos del presidente Said, convertidos en objetivo de detenciones y procesos judiciales durante estos años, recibieron el mensaje del macrojuicio a opositores, que comenzó en febrero de este año, con un resultado de cerca de 40 condenados a penas de hasta 66 años de prisión.
A pesar de todo, determinados grupos siguen convocando a manifestaciones -incluso, sin permiso de las autoridades-, como las que se prevén para este fin de semana, cuando se cumplen cuatro años del golpe de mano de Said. EFE
sb/lfp/ah