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Film suizo gana el Festival de Locarno

Una escena del film "Das Fräulein", de Andrea Staka. pardo.ch

"Das Fräulein" (La señorita) de la directora Andrea Staka conquistó el Leopardo de Oro al mejor film en competición. El premio del jurado ecuménico fue para la cinta argentina "El Agua".

Luego de 10 días de jornadas maratónicas, este sábado 12 de agosto cayó el telón del Festival Internacional de Cine de Locarno.

La distinción suiza más cercana en la máxima categoría se remonta a 1990, cuando “El viaje hacia la esperanza” (Reise der Hoffnung), de Xavier Koller, conquistó el Leopardo de Bronce.

“La señorita” lleva al cine una temática de aguda actualidad en Suiza, en particular, y Europa en general: el de los inmigrantes extranjeros. En este caso la vida en el país de tres mujeres de tres generaciones diferentes.

Ruza, ex-yugoslava que vive en Zürich desde hace 30 años, es propietaria de una cantina en una fábrica. Su pasado en los Balcanes no es para ella más que una parte ínfima de su historia personal. En tanto Mila, proveniente de Croacia y trabajadora en el mismo centro, anhela el retorno a su país para construir una casa e instalarse. La vida cotidiana de ambas se verá profundamente sacudida por la llegada de Ana, una bella joven de 20 años, proveniente de Sarajevo y afectada por una leucemia.

En la temática central de Andrea Staka –ella misma suiza de segunda generación- aparece la preocupación por describir el tema del alejamiento de las raíces y las variadas formas de confrontarla.

“Das Fräulein”, premiada con 90.000 francos, es una coproducción que cuenta con el apoyo de la la Televisión suiza de habla francesa (TSR).

Los otros galardones

El premio especial del jurado (30.000 francos) fue acordado a “Half Nelson” de Estados Unidos, en tanto el film portugués “Body Rice” de Hugo Vieira da Silva mereció una mención especial.

El realizador francés Laurent Achard obtuvo el premio al mejor director con su “Le dernier de fous” (El último de los locos), film donde sobresale la actuación de Martin, un niño de apenas once años convertido en una de las revelaciones del Festival.

El galardón al mejor actor fue otorgado al alemán Burghart Klausner por su actuación en el film “Der Mann von der Botschaft” (El hombre de la embajada), y el de la mejor actuación femenina fue para Amber Tamblyn, por el film estadounidense “Stephanie Daley”.

El cine alemán, muy presente en esta edición de Locarno, se lleva también el Premio del Público con “Das Leben des Anderen” (La vida de los otros) y el Leopardo de Oro de la categoría de Cineastas del Presente –segunda en importancia en la competición- para la película “Verfolgt”.

El galardón SSR- SRG Idea Suiza -otorgado por la radio y la televisión helvéticas para premiar la comptecición de la “Semana de la crítica”-, le correspondió a la película suiza “Zeit des Abschieds” (El tiempo del adiós) del realizador Mehdi Sahebi.

“Agua”, también recompensada

El largometraje “Agua” de la joven realizadora argentina Verónica Chen -uno de los dos filmes latinoamericanos que participaba en la competición internacional-, recibió una doble recompensa.

Por una parte, el premio otorgado por el Jurado Ecuménico, por un valor de 20.000 francos y, por otra, el premio al medioambiente y calidad de vida concedido por el Jurado de Jóvenes (3.000 francos)

El balance de un evento que a nadie deja indiferente

A la cabeza de evento locarnés desde hace apenas un año, Frédéric Maire, no esconde la satisfacción por esta primera edición que le tocó dirigir.

“Mi festival ama, defiende y se preocupa del cine”, declara públicamente el director artístico, sintentizando lo vivido en esta edición y la filosofía de lo que vendrá.

En esta convicción subraya algunos aspectos reconocidos casi unánimemente por la prensa y la crítica. En primer lugar la calidad, salvo pequeñas excepciones, de las diez jornadas en la Piazza Grande (Plaza Grande) –principal escenario nocturno con cerca de 8.000 plazas- donde se presentaron 20 películas de una decena de países, en muchos casos primicias internacionales.

En segundo lugar, la retrospectiva dedicada este año al realizador finlandés Akis Kaurismäki, quien trajo a Locarno 24 de sus principales películas y recibió un Leopardo de Oro honorífico por el conjunto de su carrera.

Valoración optimista con la que coincide Philippe Clivaz, miembro del Comité de selección del Festival para los filmes suizos y uno de los principales coordinadores de las presentaciones públicas y de las conferencias de prensa.

“Una edición positiva”, declara a swissinfo al hacer un balance y enfatiza que “no sólo hubo una muy buena oferta cinematográfica, sino que cada película estuvo en su lugar apropiado: en su sala, en su competición, en su sección. Lo que no es siempre un reto simple…”

Pero no moite ciertos problemas o errores, como la designación como miembro del Jurado Internacional de la productora austríaca Barbara Albert, quien luego renunciara al hacerse pública su co-participación en la única obra suiza en competición, a la postre ganadora de la competencia.

“Son pequeños aspectos que forman parte de la experiencia”, explicó Clivaz, saliendo al paso de cualquier crítica en la dirección de falta de transparencia, como algunos medios de prensa trataron de dar a entender.

De cara al futuro “está claro que hay cosas que debemos mejorar”, pero en lo esencial se ha transitado y vivido un “buen festival y esto es lo que he recogido como reacción mayoritaria de espectadores y personalidades del cine presentes”, concluye.

Un espacio de intercambio cultural

Más allá de la cotidiana carrera desenfrenada que cualquier competencia de este tipo obliga, y al caer el telón de la Piazza Grande con la entrega de premios, se abren otras ventanas de presente y futuro.

El escenario de la vida cotidiana “nocturna”, familiar y popular del Festival, existente desde hace seis años, sigue siendo la Rotonda ubicada entre la Plaza Grande y el Fevi (segunda gran sala con 3.000 butacas).

Un espacio de encuentro intercultural –cocina, música, artesanía-, no sólo de los festivaleros sino de la población locarnesa. Un ‘plus’ que el cine aporta a la dinámica socio-cultural de la ciudad y al cantón Tesino recibiendo cada noche a miles de visitantes.

El enriquecedor intercambio cultural en la 59 edición del Festival de Locarno se vio amenazado particularmente por la candente situación política en Oriente Medio. Un documento público que exige el fin de la guerra – y que incluye una condena al rol de Israel en ese conflicto- circuló por Locarno, recogiendo la firma de más de 400 exponentes de la cultura, entre ellos importantes cineastas.

Los promotores del pronunciamiento criticaron al Festival por no haber asegurado mayor ” visibilidad” a esta declaración. Los organizadores de Locarno respondieron que este evento cinematográfico debe quedar al margen de tomas de posición con implicaciones políticas y potenciales repercusiones negativas para el evento.

Un debate de coyuntura – y de sociedad-, que de ningún modo resta méritos a un reconocido festival internacional que sigue avanzando. Tanto que ya piensa en su próxima edición, la número 60.

Desde ya se proyecta sorpresas, novedades y debates con rasgos propios de un acontecimiento cultural helvético que tiene raíces sólidas y una convocatoria internacional respaldada por la asistencia de cineastas que ven en Locarno un importante puente de comunicación.

swissinfo, Sergio Ferrari, desde Locarno

La 59 edición del Festival Internacional de Cine de Locarno se realizó entre el 2 y el 12 de agosto en esta ciudad del cantón del Tesino.

La importancia de esta competencia internacional está señalada no sólo por las presencias, críticas y premios, sino también por los caminos futuros.

Las mejores obras presentadas en Locarno seguirán su ruta internacional.

Del 27 de agosto al 1 de septiembre, una selección de las mismas se proyectará en Roma en el marco de muestra “Grandes Festivales”.

Del 7 al 14 de septiembre, Milá recibirá otra parte de esta muestra en el marco de la 27 edición de “La Vida del Cine”.

Como preámbulo de la próxima edición de 2007, 28 de las mejores películas que fueron presentadas en los 60 años de existencia serán proyectadas en una maratón cantonal que terminará en junio del año próximo.

El Festival del futuro: la construcción de un gran espacio/edificio de 70 metros de alto, que incluiría un hotel de cuatro estrellas, oficinas del Festival y 8 salas –la más grande para 1.000 espectadores- así como otras instalaciones.

El proyecto, presente desde hace algunos años costaría entre 100 y 120 millones de francos suizos. Un “sueño” que merece el estudio de autoridades cantonales, municipales y la empresa privada.

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