Spregelburd: «Es una casa completamente mágica»
Rafael Spregelburd es uno de los protagonistas de la película ‘El hombre de al lado’, rodada íntegramente en la ‘Casa Curutchet’, la única obra del arquitecto suizo Le Corbusier en Latinoamérica.
En una entrevista exclusiva, este talentoso de la dramaturgia argentina analiza para swissinfo.ch la experiencia de filmar ‘adentro de una obra de arte’.
Además de ser una película que viene recorriendo con éxito los festivales internacionales –en 2010 obtuvo el premio a la mejor fotografía en Sundance y fue nominada al Goya como mejor película hispanoamericana-, ‘El hombre de al lado’ tiene a la ‘Casa Curutchet’ como ‘protagonista’ destacada.
Un conflicto entre vecinos que parece no tener fin, y una ventana en la medianera que rige las vidas de dos personajes antagónicos: Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier, y Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de autos usados, vulgar, rústico y avasallador. ¿Cómo fue filmar con una ‘partner’ tan especial?
swissinfo.ch: ¿Cómo surgió la idea de filmar ‘El hombre de al lado’ en esta casa?
Rafael Spregelburd- El guión de Andrés Duprat ya estaba escrito cuando a los directores (Duprat y Mariano Cohn) se les ocurrió que la casa Curutchet era –por muchos motivos- el escenario ideal para esta película.
Gastón había estudiado arquitectura en La Plata y es un gran conocedor de este singular monumento de relevancia histórica. Que el conflicto entre estos vecinos ocurra precisamente en esta casa potencia todos sus ingredientes dramáticos.
Pero además simplifica y engrandece varios aspectos estéticos de la película: se filmó en una sola locación (lo cual permitió una comodidad de rodaje inusual para el cine) y la casa transformó la fotografía de la película en un documento sin precedentes. No en vano obtuvo por ello el Premio del Festival Sundance.
swissinfo.ch: Sabiendo que estaba filmando en el interior de una ‘obra de arte’, ¿le generó tensión, le provocó un cuidado especial?
R.S.- Naturalmente. La casa no se deja aprehender fácilmente. Mi primera impresión de ella fue muy esquiva. La visité durante los ensayos, y tardé mucho tiempo en comprender su lógica, sus valores, lo que se estaba poniendo en juego en cada pequeña gran decisión de su factura.
La escalera que no apoya sobre las paredes (porque cada volumen debe ser autónomo); el techo del patio-terraza (que no apoya en la medianera, por idéntico motivo) y el enmarcado de la vista desde la terraza.
O también las columnas que caen en cualquier parte de la casa; las dimensiones desorbitadas de los espacios comunes y las reducidísimas de los espacios privados; la enorme independencia de los espacios de trabajo de los de habitación, y el árbol vivo y omnipresente que cose los distintos pisos en el corazón mismo de la construcción.
swissinfo.ch: Háblame del rodaje…
R.S.- Habitar en la casa fue una aventura que sólo un proyecto tan singular podría regalarme. Hubo planos del rodaje en el que los actores sabíamos que simplemente ubicándonos en ciertas posiciones estratégicas, la casa narraría un mundo entero por sí sola, con su poderoso y arrasador discurso.
La filmación comenzaba a veces muy temprano para agarrar los primeros rayos de luz, por lo cual varias veces tuve que llegar a la casa de noche (a las 5 am) y dormir un rato en su dormitorio hasta que todos los técnicos preparaban el set.
Cada vez que cerraba los ojos en ese extraño dormitorio tenía la sensación de un tiempo regalado como experiencia extraordinaria. Los monumentos no se habitan, se recorren en todo caso como museos. Pero esta película me otorgó el privilegio de habitar –aunque fuera de manera ficcional- una casa completamente mágica.
swissinfo.ch: ¿Conoce sobre arquitectura? ¿Hubiera elegido esa casa para vivir?
R.S.- No tengo una especial relación con la arquitectura. Pero cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y una dosis de curiosidad no tarda en darse cuenta de que la casa se erige como misterio, como obra de arte y como la afirmación de un verdadero genio.
La casa no es un lugar donde vivir cómodamente en este tiempo, ya que muchos factores la tornan hoy por hoy inhabitable: la calefacción es de carbón, y la instalación eléctrica y los caños necesitarían una renovación que implica romper paredes. (¡sacrilegio!, exclama).
Además, la convivencia con el afuera ha cambiado muchísimo con el tiempo. Le Corbusier jamás previó que esta casa tuviera rejas, por ejemplo, lo cual la torna siempre vulnerable a los robos, tema tocado también por la película.
swissinfo.ch: ¿Cuáles son los valores (arquitectónicos y sociales) que han cambiado tanto en estos años para que la casa se presente como una afirmación optimista, progresista, de un pasado que parece haber fracasado?
R.S.- Durante el rodaje, la directora de arte había puesto muchos libros de Le Corbusier en el estudio, así que me entretuve llenando los momentos muertos con su lectura.
Es fascinante. Su lucidez y su locura no conocen límites. No olvidemos que Le Corbusier fantaseaba con una reformulación absoluta del urbanismo de la ciudad de Buenos Aires, y sus reflexiones al respecto son grandiosas, cruciales y terminales.
Su búsqueda de una armonía perfecta, práctica, humana -como toda búsqueda obsesiva por la naturaleza de las formas- llevan al artista a un derrotero intrigante.
Todo apetito de perfección conduce a alguna forma de locura, y no es de extrañar que el artista en sus últimos años haya abrazado la causa del partido fascista francés.
Ya sea como provocación futurista o como obsesión formal, el cambio del ‘Modulor I’ (la escala de un hombre de estatura media, parado con la mano extendida para tocar el techo) por el ‘Modulor II’ (la estatura media en este nuevo sistema de proporciones ya no sería la del “hombre medio”) hablan de una fascinación por el superhombre.
Las sociedades son nuestro misterio más urgente. Y la historia de la arquitectura, tanto como la del arte, cuentan la historia de ese misterio.
swissinfo.ch: ¿Cómo era la reformulación de Buenos Aires que planteaba Le Corbusier?
R.S.- Las notas y bosquejos de Le Corbusier para rediseñar Buenos Aires me han provocado una profundísima impresión. Él veía a esta ciudad como una prometedora porción de futuro a la deriva.
Pensaba en una ciudad que debía abrirse al Río, que lo tenía todo para traducir en grandeza su plan urbano. Se quejaba amargamente del centro laberíntico y cerrado que los europeos (los españoles) le habían impuesto, como un lastre envejecido y agonizante.
Me pregunto: ¿Cómo sería la ciudad de Buenos Aires hoy si alguien hubiera decidido poner en sus manos el planeamiento de su caso urbano?
Dirección: Mariano Cohn y Gastón Duprat
Guión: Andrés Duprat
Intérpretes: Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz
Título Original: El hombre de al lado
Género: Comedia dramática
Origen: Argentina
Duración: 100 minutos
Clasificación: AM13
Distribuidora: Primer Plano
-‘El hombre de al lado’ narra un conflicto entre vecinos: una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier. Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de autos usados, rústico y avasallador. Víctor decide hacer una ventana para tener más luz, y ahí empieza el problema: cada uno toma conciencia de la existencia del otro.
-La película fue filmada en la ciudad de La Plata en la única casa que el genial arquitecto suizo francés Le Corbusier diseñara en toda América, considerada una obra maestra de la arquitectura moderna.
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