Una indígena guatemalteca integrada en Suiza
Hasta los cinco años habló Cakchiquel, uno de los idiomas maya más difundidos. En el colegio aprendió el español. Luego vendría el italiano y el alemán.
Provenir de un mundo tan distinto al occidental no ha sido obstáculo para que Albertina Icú de Leuenberger se sienta integrada en Suiza.
Aprender el idioma del país donde reside y difundir las riquezas culturales de sus ancestros han sido las llaves para que esta guatemalteca se mueva como pez en el agua en otros países… pese a escuchar repetidamente ‘¿dónde queda Guatemala?, ¿en Sudamérica?’
Por ello, aunque la conferencia organizada recientemente en Berna por el Círculo de Amigos de España, Portugal e Iberoamérica se titulaba «El mundo de los tejidos mayas’, Albertina aprovechó la oportunidad para hablar de la Guatemala de ayer y hoy.
«Me asombra que los suizos conozcan tan poco de Guatemala. Cuando en mi país se habla de Suiza, todo el mundo sabe por lo menos que está en Europa», dice a swissinfo. Ello no ha impedido que se sienta integrada en Suiza. «Vinimos aquí para que nuestros hijos conozcan su otra cultura», explica esta guatemalteca casada con el suizo Rolf Leuenberger.
Un tipo de ‘ayuda’ que destruye
La pareja se conoció en Guatemala, él trabajaba para Hilfscor, Cuerpo Suizo de Ayuda Humanitaria, y ella para HEKS, organismo de ayuda de las Iglesias Protestantes Suizas. Esta experiencia permite a Albertina afirmar que «hay una ayuda al desarrollo que es buena y otra que en lugar de ayudar, destruye».
Como ejemplo menciona que se quiere realizar proyectos de acuerdo a ideas preconcebidas. Les dicen a los indígenas ‘ahora vamos a sembrar brócoli’, ignorando a las verduras propias.
Pero Albertina reconoce que hay proyectos destacables como los de la Red de Guatemala de Berna o Probigua de Basilea, que apoya la construcción de escuelas. «Hay suizos solidarios, invierten su tiempo y energías en mejorar algo en mi país».
Graduada como terapista educacional y recreativa en la Universidad San Carlos de Guatemala y hoy empleada en la guarderia Dezalina de COSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación), Albertina se reúne con sus paisanos una vez al año para adquirir libros que destinan a una biblioteca móvil.
La comunicación resuelve las diferencias culturales
«En 1991 vinimos a Suiza y desde un comienzo ella supo moverse aquí y tuvo gran interés en aprender el alemán para poder comunicarse. Lo mismo hizo en Italia, donde vivimos tres años», dice Leuenberger de su esposa.
¿Diferencias culturales? «Siempre existen, sobre todo en la educación de los hijos, pero se resuelven con una buena comunicación… y en español, el idioma que se habla en casa, agrega el bernés Leuenberger.
Ante un público atento, la descendiente de mayas explicó que «el maíz es nuestro principal alimento. Estamos hechos de maíz, que es como un dios. Tenemos un ritual para sembrarlo y otro cosecharlo después de 17 lunas».
Como otras niñas de Tecpán, el pueblo donde nació hace 54 años, Albertina aprendió a tejer a los cinco años. A los 8 años las niñas hacen mantas lisas, luego vienen las mantas con diseños y a los 14 años ya han hecho su primer guipil, cuyos diseños representan lo que va a pasar en la vida de la pequeña tejedora o los secretos del pueblo.
Primero el terremoto, luego la guerra
Cada pueblo tiene sus colores distintivos, la mayoría todavía usa el telar a mano, cada vez menos la rueca y los tintes naturales. Esta pérdida de costumbres ancestrales tiene que ver con la industrialización y con una catástrofe natural.
Con el terremoto queen 1976 mató a 27.000 personas comienza una época difícil. Desaparecieron familias enteras, disminuyó la transmisión de conocimientos de padres a hijos. Dos años más tarde empezó la guerra civil y muchos indígenas tuvieron que huir.
«A la prohibición de nuestras lenguas en el colegio -‘no hablen ese idioma horrible’- decían las maestras, siguió la estigmatización de la vestimenta. «Alguien que llevaba un traje quiche era tildada de guerrillera», señaló Albertina, quien vendía sus tejidos para poder estudiar.
La guatemalteca recitó el poema ‘El venadito’ en Cakchiquel y refirió que hoy los maestros deben aprender el idioma maya donde van a enseñar, hay programas radiales en lenguas mayas, los trajes pueden lucirse otra vez, lo que no quiere decir que no haya discriminación, prueba de ello es que muchos indígenas se ponen apellidos españoles cuando buscan trabajo.
La vestimenta siempre tuvo un rol importante
Del 76 a hoy los trajes indígenas han cambiado, indicó Albertina, quien ayudó a clasificar piezas mayas para la exposición «Vestimenta para el alma» en el Museo Etnográfico de Zúrich.
«La vestimenta identificaba la posición social de una persona y mucho antes -desde la colonización española- y después -durante la guerra-, sirvió para enviar mensajes secretos».
Pius Betschart, quien en los 70 estuvo en zonas habitadas por indígenas de Guatemala, señaló que lo destacable de la conferencia fue «la autenticidad.
«Fue un testimonio donde integró sus vivencias personales, familiares, la dolorosa historia de su país y todo lo que se ha destruido. De ese mundo sólo quedan restos a punto de desaparecer».
Preguntada por el futuro de su país, Albertina dijo que lo ve «muy oscuro, por las maras (bandas criminales), el comercio de drogas y las sectas religiosas. En un pueblito hay hasta 17 iglesias y todo eso, en vez de unir, sólo ha dividido».
Sin embargo, piensa regresar a su país cuando sus hijos terminen su profesión, pese a sentirse integrada en Suiza, a las montañas alpinas que tanto le gustan y a la libertad y seguridad que respira en la Confederación Helvetia.
swissinfo, Rosa Amelia Fierro.
Guatemala se divide en 22 departamentos y 321 municipios.
Tiene 14 millones de habitantes, 65 % de los cuales son indígenas.
La población indígena habla 21 idiomas mayas. Uno de los más difundidos es el Tecpán.
En el país hay 37 volcanes, de los cuales 4 están activos.
La montaña más alta mide 4.200 metros.
Los mayas no conocían los instrumetos de cuerda, sólo los de percusión.
El instrumento más conocido de Guatemala es la marimba.
– El Círculo de Amigos de España, Portugal e Iberoamérica, con sede en Berna, es una institución que regularmente realiza actividades culturales.
– María Albertina Icú nació en 1953 en Tecpán, Guatemala.
– Financió gran parte de su educación con la venta de tejidos.
– A los 23 años se graduó de maestra de educación para el hogar. Cinco años después obtuvo el título de terapista educacional y recreativa en la Universidad San Carlos de Guatemala.
– 1978 : se casó con el suizo Rolf leuenberger, con quien tiene tres hijos.
– 1991 : vino a vivir a Suiza. Actualmente trabaja en la guardería Dezalina de la COSUDE, en Berna.
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