
Díaz llama a convertir Budapest mañana en la «capital mundial de los derechos humanos»
Budapest, 27 jun (EFE).- La vicepresidenta segunda del Gobierno de España, Yolanda Díaz, llamó este viernes a convertir Budapest mañana en «la capital mundial de los derechos humanos», tras denunciar que la prohibición de la marcha del Orgullo LGTBI por parte del Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán «no es conforme a Derecho» y vulnera el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
«La prohibición de esta manifestación vulnera el Convenio de Derechos Humanos y Europa no lo puede permitir. Se están violentando los derechos humanos en el corazón de Europa y Europa tiene que reaccionar», declaró a la prensa.
Díaz se encuentra en la capital húngara junto al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, para participar mañana en la Marcha del Orgullo de Budapest, prohibido por el Gobierno de Orbán, pero que apoya y alienta el alcalde ecologista de Budapest, Gergely Karácsony.
Orbán ya aseguró este viernes que la marcha es ilegal y que los organizadores pueden afrontar sanciones, incluso penas de cárcel, mientras que los participantes pueden ser identificados y multados.
La vicepresidenta insistió en que la defensa de los derechos fundamentales no es negociable y lamentó que decisiones del Gobierno de Orbán estén siendo toleradas por las instituciones comunitarias.
«Los derechos humanos y las libertades públicas no son relativizables, no son a la carta», advirtió, y reclamó a la Comisión Europea que condene y actúe contra «lo que está pasando en Hungría».
«Vamos a enviar un mensaje desde el Gobierno de España al conjunto del mundo: los derechos humanos no se tocan», afirmó.
La vicepresidenta aseguró que este recorte de las libertades afecta a todos, porque la extrema derecha «siempre empieza por los márgenes, pero lo que están haciendo es meterse, colonizar el centro de las sociedades democráticas», señaló.
«Mañana también le vamos a decir a Orbán y a muchos dirigentes de la extrema derecha en el mundo que vamos a seguir siendo libres», subrayó.
Díaz animó a participar en la marcha de Budapest en defensa de los derechos del colectivo y de todos los ciudadanos de Europa.
«Pacíficamente, mañana todas, todos a las calles de Budapest a reivindicar con alegría la diversidad, el arcoíris y el orgullo de ser y sentir como queremos ser”, dijo.
A la extrema derecha, afirmó, «le perturba todo lo que tiene que ver con la alegría, con el bienestar y con el bien común, por tanto, esta tarea es central, mañana Hungría debe de ser la capital de los derechos humanos en el mundo».
Y agregó: «Europa tiene que reivindicar su origen: las libertades, el bienestar, la paz y la defensa de los derechos humanos».
La vicepresidenta expresó su agradecimiento al alcalde de Budapest «por toda la defensa de la dignidad, de la libertad y de la democracia» que está realizando frente al veto del Gobierno húngaro.
Desde su llegada al poder en 2010, el Gobierno de Orbán ha ido restringiendo progresivamente los derechos de la comunidad LGTBI.
En los últimos meses, ha impulsado una serie de reformas legales que buscan impedir la celebración de la Marcha del Orgullo.
Las enmiendas, aprobadas en marzo gracias a la mayoría de dos tercios que tiene el partido gubernamental Fidesz, prohíben la organización de actos públicos en los que se visibilice la homosexualidad, bajo el argumento de que estos podrían afectar al «desarrollo adecuado» de los menores.
Además, una reforma constitucional reciente establece que el derecho de los menores a un «desarrollo adecuado» prevalece sobre otras libertades fundamentales, incluida la libertad de reunión.
Para sortear la prohibición de la Marcha, el alcalde liberal de Budapest decidió revivir la llamada «fiesta de la libertad», una celebración que conmemora la retirada de las tropas soviéticas tras la caída del Telón de Acero y que servirá como marco para la marcha de este año.
Karácsony ha defendido que se trata de un acto organizado por el Ayuntamiento y, por tanto, no requiere autorización previa de la policía.
Sin embargo, tanto las autoridades como la policía han cuestionado esta interpretación y el propio Orbán aseguró este viernes en la radio pública que participar en la marcha constituye un delito, aunque aclaró que la policía no recurrirá a la fuerza para disolverla.
Ante esta situación, decenas de representantes políticos europeos han anunciado su participación en la marcha del sábado en señal de apoyo a la comunidad LGTBI húngara.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó al Gobierno húngaro a permitir la celebración «sin temor a ninguna sanción penal o administrativa».EFE
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