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Mujeres que están cambiando la ciencia en Suiza

Mujeres científicas (ilustración)
©Nina Schwarz

Son decididas, ambiciosas, están entre las mejores en su campo: con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, este viernes 11 de febrero, SWI swissinfo.ch le ofrece un retrato de cuatro mujeres que están cambiando el rostro de la investigación científica en Suiza.

La brecha de género persiste en todos los niveles de las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas). A nivel mundial, en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solamente hay una mujer por cada cinco profesionales y solamente el 12% de las investigadoras tienen membresía en las academias científicas nacionales, según las Naciones UnidasEnlace externo. La misma brecha existe en Suiza.  

SWI swissinfo.ch habló con cuatro científicas que sobresalen en sus campos en Suiza, desde la robótica hasta la física.

Margarita Chli: campeona de la visión robótica, EPFZ

Margarita Chli (ilustración)
“La idea de contribuir, aunque sea en una pequeña proporción, a mejorar la calidad de vida y cambiar la visión común de la robótica es un estímulo muy importante en mi trabajo”. Margarita Chli, de 38 años, es profesora y directora del Laboratorio de la Visión para la Robótica de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ). ©Nina Schwarz

Proporcionar a los robots el don de la vista: esta es la misión de Margarita ChliEnlace externo. Su sueño la alejó de la soleada isla que la vio nacer, Chipre. Primero la condujo al Reino Unido y luego a Suiza. El encuentro con los robots se produjo durante el doctorado en el Imperial College de Londres. Fue entonces cuando Chli se apasionó con la idea de combinar la robótica con la visión artificial para crear máquinas inteligentes capaces de “ver”, percibir e interactuar con el espacio circundante.

La principal fuente de inspiración de Chli es la naturaleza. Observa el vuelo de las águilas, que planean sobre el agua para atrapar con precisión a sus presas, y el de las bandadas de pájaros, tan perfectamente coordinados en sus movimientos. Y trata de reproducir en sus robots lo que la naturaleza le enseña: su trabajo contribuye al primer vuelo autónomo de un pequeño helicóptero.

Hoy, Chli dirige el Laboratorio de la Visión para la RobóticaEnlace externo de la EPFZ y es una de las pocas mujeres que ha tenido éxito en una industria tan dominada por hombres como la robótica.

Pero no se siente “realizada”. Todavía queda mucho por hacer en áreas como el monitoreo de anomalías en las fábricas o la búsqueda y rescate en caso de avalanchas alpinas o terremotos, dice.

La profesora está feliz de vivir en Suiza: el lago de Zúrich se llena de bañistas en verano y le recuerda a Chipre. Cuando en 2021 áreas enteras de Grecia se ven afectadas por terribles incendios, Chli recibió la llamada de un amigo que le preguntaba si era posible monitorear esas áreas con la ayuda de drones. “Desafortunadamente, todavía estamos muy atrasados en la investigación para poder hacer eso. Pero esto muestra cuánto podría hacer la robótica para mejorar nuestras vidas”.

Emma Hodcroft: cazadora de virus, Universidad de Berna

Emma Hodcroft (ilustración)
“Hay miles de virus por ahí y no sabemos cuándo llegará la próxima pandemia. Espero que lo que está sucediendo nos ayude a darnos cuenta de la importancia de la investigación sobre los virus”. Emma Hodcroft, de 35 años, es epidemióloga genómica en el Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna. ©Nina Schwarz

Emma HodcroftEnlace externo gana notoriedad durante la pandemia de COVID-19. Su cuenta de TwitterEnlace externo explota a principios de 2020, pasando de 800 a 18 000 seguidores en tan solo unos meses.

Nacida en Noruega y criada entre Escocia y Texas, a Hodcroft le fascina desde niña la evolución genética. Así que decide estudiar biología, enfocándose primero en las variaciones genéticas de… las plantas carnívoras. Posteriormente, su atención se desplaza a los humanos omnívoros, y de la biología a la virología: para su tesis doctoral estudia los factores genéticos que influyen en la transmisibilidad del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Ahora, la epidemióloga molecular, que vive en Basilea, trabaja día y noche para seguir el desarrollo de la pandemia de COVID-19. El interés por los virus, combinado con el de la informática (de derivación materna), se impone: NextstrainEnlace externo, la plataforma de código abierto suizo-estadounidense que Hodcroft ayuda a desarrollar en 2017, está resultando fundamental para seguir la evolución del SARS-CoV-2 en tiempo real, a través de la observación de nuevas variantes.

Hoy, el perfil de Twitter de Hodcroft, donde se la representa de manera caricatural como una heroína con un arco en la mano y una flecha apuntando al virus SARS-CoV-2, es seguido por más de 79 000 personas. Su estilo de comunicación directa la convierte en una de las científicas más reconocidas de Suiza.

Cientos de medios de comunicación de todo el mundo hablan de su trabajo. Pero ya se sabe, de un gran poder se deriva una gran responsabilidad. Su verdadera “cacería”, de hecho, es contra la desinformación: “¡Por favor, no nos dificulten el trabajo!”, tuitea en un llamado a los medios de comunicación, “¡Escriban con responsabilidad!”

Sonia Seneviratne: gurú del cambio climático, EPFZ

Sonia Seneviratne (ilustración)
“El cambio climático es ahora. Estamos al comienzo de un nuevo régimen climático, pero no todos son conscientes de ello”. Sonia Seneviratne, de 47 años, es climatóloga y profesora del Instituto de Ciencias Atmosféricas y Climáticas de la EPFZ. ©Nina Schwarz

Sonia SeneviratneEnlace externo es una de las científicas del clima más influyentes del mundo. También es una de las autoras del informeEnlace externo del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que fue noticia el año pasado por afirmar que se espera que las lluvias intensas y las olas de calor aumenten en el futuro. Sin embargo, se puede encontrar poca información sobre ella en Internet. Un colega climatólogo la caracterizó como “una de las mejores investigadoras de Suiza” y “alguien absolutamente brillante”. La mayoría de las veces, Seneviratne no se da cuenta: su modestia y su ética de trabajo no dejan espacio al protagonismo.

La investigadora, sin embargo, tendría cómo sustentarlo: fue ella quien descubrió el vínculo directo entre los eventos extremos y las temperaturas globales en 2018. Gracias a una licenciatura en biología y otra en física ambiental, Seneviratne sabe hacer bien sus cuentas: el cambio climático aumenta150 veces la probabilidad de que ocurran olas de calor, advierte un estudioEnlace externo del año pasado en el que participó.

Otra pasión: las palabras. Ya de niña escribía cuentos y pasaba horas leyendo el diccionario. Más tarde, atraída por los planetas y el universo, pensó en estudiar astronomía. “Pero luego me dije a mí misma que había algo más urgente aquí en la Tierra”, narra.

Su misión va más allá de la investigación. En su vida privada, aboga por formas de “desobediencia civil no violenta” y exhorta a combatir el calentamiento global con políticas más verdes, menos petróleo y menos carne.

A los 32 años obtuvo la cátedra en el Instituto de Ciencias Atmosféricas y Climáticas de la EPFZ. Debe su decisión de seguir una carrera académica a un intercambio en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde conoció a muchos colegas aspirantes a convertirse en profesores. “La mayor dificultad en Suiza fue la falta de modelos femeninos a seguir, algo que sí vi en Estados Unidos. Me abrieron nuevas perspectivas”.

Lavinia Heisenberg: dominio de la gravedad, EPFZ

Lavinia Heisberg (ilustración)
“Estoy convencida de que la física que hacemos hoy tendrá implicaciones prácticas mañana o pasado. Todavía no podemos decir en qué áreas: nuevas fuentes de energía, nuevas formas de desplazarnos, cosas que aún no podemos imaginar…” Lavinia Heisenberg, de 38 años, es física y profesora de cosmología teórica en el Instituto de Física Teórica de la EPFZ. ©Nina Schwarz

Lavinia HeisenbergEnlace externo quiere entender las leyes de la naturaleza. “¿De dónde venimos? ¿Cómo se formó el universo?”, se pregunta. El cosmos tiene un magnetismo particular sobre ella, es difícil de resistir. De niña, a Heisenberg le encantaba Star Wars, de adulta se encamina hacia la física y la cosmología.

Pero es en la fuerza de la gravedad donde Heisenberg busca sus respuestas: si queremos describir la naturaleza o la física del universo necesitamos entender cuál es la ley fundamental de la gravedad, dice.

Sus estudios e investigaciones la han llevado por todo el mundo: Estocolmo, Tokio, Waterloo… Heisenberg habla ocho idiomas y sabe moverse muy bien por el planeta Tierra. Su curiosidad es imparable, un poco como las ganas de responder a las muchas preguntas que se acumulan con cada descubrimiento. Su lista de publicaciones es impresionante y su trabajo en teoría gravitacional, considerado pionero, le ha valido varios premios. 

Su sueño secreto, sin embargo, es convertirse en astronauta. “Mis posibilidades son escasas”, afirma con modestia. Pero tiene todas las credenciales: además de ser profesora del Instituto de Física Teórica de la EPFZ e investigadora de renombre internacional, Heisenberg es también deportista. Se mantiene en forma a través de la carrera, el gimnasio y la escalada. Pero no olvida entrenar también mente escuchando música clásica y practicando tiro con arco, que es perfecto “para la concentración y para permanecer zen”.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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