The Swiss voice in the world since 1935

Negociaciones clave en Ginebra sobre la contaminación por plásticos

plásticos
Personas voluntarias recogen residuos, principalmente plásticos, durante una jornada de limpieza en las orillas del lago Lemán. Keystone / Jean-Christophe Bott

Ginebra se prepara para acoger la última ronda de negociaciones que podría culminar en un tratado mundial contra la contaminación por plásticos. Sin embargo, todavía existen diferencias que complican el acuerdo final.

Mostrar más

Ginebra se prepara para albergar la última ronda de negociaciones que podría conducir a un acuerdo histórico para poner fin a la contaminación por plásticos en el mundo. Del 5 al 14 de agosto, 170 delegaciones internacionales se reunirán a orillas del lago Lemán para finalizar este texto inédito y jurídicamente vinculante. Sin embargo, todavía quedan varios temas delicados por resolver.

Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plásticoEnlace externo, de las cuales la mitad está destinada a un solo uso. Menos del 10% de estos residuos se reciclan. El resto termina acumulándose en vertederos, suelos, océanos o descomponiéndose en microplásticos que contaminan los ecosistemas y se filtran incluso en la sangre humana. La producción mundial de plásticos se ha duplicado en los últimos veinte años y, según la OCDEEnlace externo, podría triplicarse de aquí a 2060, alimentando un tsunami de contaminación cuyas consecuencias sanitarias y ambientales siguen siendo en gran parte desconocidas.

Una negociación decisiva

Frente a esta crisis, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó en 2022 una resolución histórica para elaborar un tratado internacional jurídicamente vinculante contra la contaminación plástica. El texto busca abarcar todo el ciclo de vida del plástico, desde la reducción de su producción hasta una gestión más eficiente de los residuos.

Sin embargo, el camino hacia un acuerdo sigue lleno de obstáculos.
En diciembre de 2024, durante lo que deberían haber sido las negociaciones finales en Busan, Corea del Sur, un bloque de países productores de petróleo —entre ellos Arabia Saudita, Rusia e Irán— se opusieron firmemente a cualquier limitación de la producción, lo que provocó un fracaso estrepitoso. Ahora, la ronda de negociaciones en Ginebra, prevista para agosto, podría ser la última posibilidad real de alcanzar un acuerdo.

Choque de posiciones en la recta final

«Reducir la producción es el tema más crucial, y también el más difícil de negociar», explica Giulia Carlini, del Centro Internacional para el Derecho Ambiental (CIEL, por sus siglas en francés), quien participa en las negociaciones en calidad de observadora. Este punto ha dividido a las delegaciones en dos bloques, en una disputa que recuerda a las tensiones de las negociaciones sobre el clima.

Por un lado, una coalición ambiciosa liderada por Noruega y Ruanda —de la cual forma parte Suiza— exige un objetivo vinculante de reducción de la producción para el año 2040, en línea con el mandato de la ONU, que abarca todo el ciclo de vida del plástico, desde su fabricación hasta su eliminación.

Por otro lado, países productores de petróleo y plástico como Arabia Saudita, Rusia, Irán o China quieren limitar el tratado únicamente a la gestión de residuos, sin imponer restricciones a la producción.
«Pero si no se reduce la producción, será imposible eliminar la contaminación por plásticos», advierte Giulia Carlini.

>> Programa de la Radio Televisión Suiza (RTS) que habla sobre la contaminación por plásticos, en francés

Contenido externo

La propuesta: limitar la producción y restringir los químicos tóxicos

La idea principal es establecer un límite global a la producción de plásticos y reducirlo progresivamente, al tiempo que se restringen las sustancias tóxicas empleadas en su fabricación.
«Se utilizan más de 16.000 productos químicos en los plásticos, pero se desconoce la peligrosidad de más del 60% de ellos», advierte Giulia Carlini.

Entre los otros temas clave figuran la mejora en el diseño de productos para facilitar su reciclaje, el financiamiento de las medidas en los países del Sur global, y el cambio del actual sistema de toma de decisiones por consenso hacia uno basado en votaciones.
«Si no se permite votar, un solo país podría frenar todo el tratado, incluso si el resto está de acuerdo», señala Carlini.

Un terreno fértil para los lobbies

Las negociaciones tienen lugar bajo la mirada atenta de la industria. En Busan, cerca de 220 representantes de los lobbiesEnlace externo [N.del T. los lobbies son grupos de presión con intereses comunes que realizan acciones con el objetivo de influir en la administración pública] de las industrias fósil y química participaron en las discusiones, conformando —según estimaciones del CIEL— la delegación más numerosa presente.
«En cada ronda, aumenta el número de personal lobista del sector de combustibles fósiles y de la industria química», señala Carlini. «Eso representa un gran obstáculo para lograr un tratado ambicioso».

Para evitar bloqueos, algunas delegaciones proponen establecer un objetivo global de reducción de la producción y el consumo, dejando los detalles de implementación para los anexos del tratado, que podrían modificarse con mayor facilidad.
«El riesgo es que ciertos Estados se nieguen a ratificar el tratado si consideran que va demasiado lejos», añade la especialista.

Suiza, país contaminador pero con altas aspiraciones

Aunque es el segundo país europeo que más residuos plásticos genera por habitante —según un estudio publicado en Science Advances—, Suiza se posiciona a favor de un tratado ambicioso.
«La delegación suiza defenderá un tratado eficaz, con disposiciones jurídicamente vinculantes a escala internacional, que aborden todo el ciclo de vida de los plásticos», aseguró a Swissinfo Felix Wertli, embajador y jefe de la División de Asuntos Internacionales de la Oficina Federal del Medio Ambiente.

Contenido externo

Entre las prioridades de Suiza se encuentran la reducción sostenible de la producción y el consumo de plásticos —incluida la limitación de aquellos de un solo uso—, la restricción de sustancias químicas peligrosas, una mayor transparencia en la cadena de valor y un mejor diseño de productos.

Hasta ahora, varias iniciativas alineadas con estos objetivos han sido rechazadas por el Consejo Federal (Gobierno), que ha invocado la “libertad económica”. Sin embargo, la situación podría cambiar: en enero se incorporaron nuevas bases legalesEnlace externo en la Ley de Protección del Medioambiente para fortalecer la economía circularEnlace externo, incluidos los plásticos. Actualmente están en consulta medidas para mejorar el reciclaje e incluso prohibir ciertos microplásticosEnlace externo.

Un desafío para la salud pública

En Ginebra, las discusiones sobre el futuro tratado comenzaron mucho antes de la apertura oficial de las negociaciones. Desde hace varios meses, especialistas en salud y derechos humanos se han movilizado para que el acuerdo contemple los impactos del plástico tanto en la salud como en los derechos fundamentales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tendrá un papel clave en este debate.
«Este tratado es una cuestión crucial de salud pública. La salud humana y la del medioambiente están intrínsecamente conectadas», subraya la organización. Algunos aditivos y sustancias químicas presentes en los plásticos pueden alterar el sistema hormonal, afectar la fertilidad o aumentar el riesgo de cáncer. También se les vincula con enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, afecciones cardiovasculares, así como trastornos respiratorios, digestivos y neurológicos.

El propio sector sanitario también tendrá que hacer frente a cambios, ya que genera cerca de 1,7 millones de toneladas de residuos plásticos al año, principalmente derivados del uso de equipos desechables.
«Muchos hospitales ya están adoptando soluciones para reducir su huella plástica. Este tratado podría potenciar esas iniciativas», considera la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Incluir a quienes más sufren los impactos

El reconocimiento de los derechos humanos —en particular, el derecho a un ambiente sano— es una línea roja para especialistas en derechos humanos y medioambiente.
«La contaminación por plásticos impacta de forma desproporcionada a los niños, a personas trabajadoras expuestas a estas sustancias y a comunidades que habitan cerca de zonas industriales, incluidos los pueblos indígenas», subraya la OMS.

Durante las negociaciones en Busan, representantes de pueblos indígenas denunciaronEnlace externo no haber sido incluidos adecuadamente en decisiones que les afectan directamente.
«Será un aspecto clave a seguir de cerca en las negociaciones que se avecinan en Ginebra», afirma Giulia Carlini. ¿Es optimista respecto a un posible acuerdo?
«Es mejor tomarse el tiempo necesario para adoptar un tratado ambicioso, que transforme nuestros sistemas de producción y consumo, que aprobar un texto débil y sin impacto real».
 
Texto revisado por Virginie Mangin. Adaptado del francés por Carla Wolff. 

Mostrar más

Debate
moderado por Geraldine Wong Sak Hoi

¿Qué opina de que los países envíen sus residuos al extranjero?

El tráfico de residuos causa graves problemas sanitarios y medioambientales, principalmente en los países de renta baja. ¿Debe prohibirse la importación de residuos?

3 Me gusta
8 Comentarios
Ver la discusión

Los preferidos del público

Los más discutidos

En cumplimiento de los estándares JTI

Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI

Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.

Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.

SWI swissinfo.ch - Sociedad Suiza de Radio y Televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - Sociedad Suiza de Radio y Televisión SRG SSR