
Ecuador en una encrucijada político-social con paro indígena y pulso por la Constituyente
Quito, 17 oct (EFE).- Ecuador atraviesa una encrucijada político-social con una protesta indígena que, aunque focalizada, es una expresión de un malestar profundo que trasciende lo económico, mientras crece el pulso por la consulta popular y referéndum que, en menos de un mes, definirá -entre otros asuntos- si se instala una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución.
Aunque la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) convocó a un paro con carácter de nacional, éste se centró en la provincia de Imbabura, con esporádicas protestas en otras cinco de las 24 provincias de Ecuador.
Las manifestaciones -que este viernes cumplen 26 días- comenzaron por el rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, pero luego la Conaie incluyó bajar del 15 al 12 % del Impuesto al Valor Agregado (IVA), la liberación de los detenidos durante el paro y el rechazo a la consulta popular y referéndum, lo que llevó al Gobierno a tildar de «política» la protesta.
¿Conaie dividida?
Para el analista político César Barthelotti, la focalización de la protesta es una clara muestra de que «la Conaie está dividida. No hay una línea clara de mando, hay órdenes y comportamientos erráticos y una falta de discurso único y común, que sí existió en 2019 y en 2022».
Esos años, la Conaie lideró dos manifestaciones masivas, con las que logró que los presidentes, a la sazón Lenín Moreno y Guillermo Lasso, reculen en su intención de quitar el subsidio a los combustibles.
El jueves, la Conaie llamó a la unidad del movimiento indígena luego de que la víspera, dirigentes de Imbabura se reunieran con el ministro del Interior, John Reimberg, tras lo cual se anunció el fin del paro. Sin embargo, al día siguiente, la alcaldesa de Otavalo (Imbabura), Anabel Hermosa -quien estuvo en la cita- aclaró que la medida se mantenía, por lo que la provincia sigue bloqueada.
Este viernes, indígenas de Imbabura se reúnen en una asamblea, de la que si no sale alguna propuesta, Barthelotti cree que el respaldo «puede empezar a minarse» en un paro en el que últimamente no se ha visto en público en territorio al presidente de la Conaie, Marlon Vargas, mientras se hace más fuerte la voz de la excandidata a la Vicepresidenta de Ecuador, Pacha Terán, del movimiento indígena.
¿Otros protagonistas?
A diferencia de las protestas de 2019 (que duró 11 días, con Moreno a la cabeza de los diálogos) y de 2022 (18 días), Noboa no da el brazo a torcer en el tema del diésel ni del IVA, mientras que sobre los detenidos, el Ejecutivo argumenta que es un tema de la función Judicial.
Barthelotti presume que «si la estrategia de la Conaie es suavizar el rostro con Pacha Terán, puede ser que el Gobierno acabe suavizando su rostro con la vicepresidenta María José Pinto, y con eso evitar la discusión directa» entre Noboa y Vargas, quien tampoco cede terreno en sus demandas.
Pero, mientras el Gobierno y los líderes indígenas de Imbabura hablan de la posible instalación el próximo lunes de mesas técnicas, se mantiene la «encrucijada político-social, con Imbabura como la principal damnificada», dijo a EFE Berthelotti, abogado y máster en Análisis Político y en Derecho Procesal.
Cuenta regresiva
Con la protesta indígena focalizada en ciernes, Ecuador entra en la cuenta regresiva para ir a las urnas el próximo 16 de noviembre, a fin de pronunciarse sobre la instalación de bases militares extranjeras para reforzar la lucha contra el crimen, y de una Asamblea Constituyente, entre otros temas.
Se desconoce aún si el desarrollo de las protestas (que han dejado dos indígenas fallecidos) influirá en las urnas. Mientras la Conaie ha adelantado que hará campaña por el «No» para el proceso, el Gobierno maniobra para que el paro no sea el centro de la discusión nacional, como ocurrió en 2019 y 2022.
Berthelotti cree que, además de haber movido estratégicamente la sede del Ejecutivo a la ciudad de Latacunga -lo que evitó que las protestas se concentraran en Quito, como ocurrió en 2019 y 2022- Noboa se ha encargado de «dispersar la atención geográfica» al haber estado presente en los sitios de conflicto, pero también continuar con desplazamientos y acciones en distintas partes del país.
En esa línea, Noboa dijo el jueves que el Gobierno no cae en la agenda de los opositores: «Creen que nos pueden trabar en el conflicto poniéndonos ahí 300 o 400 personas a pegar tres gritos, pero nosotros somos más fuertes que eso y también somos más hábiles. Somos un solo país que avanza y progresa unido», remarcó. EFE
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