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EEUU resta importancia a la COP30 bajo el escepticismo climático de Trump

Hugo Barcia

Miami (EE.UU.), 3 nov (EFE).- La escasa representación que se prevé Estados Unidos enviará a la Cumbre del Clima en Brasil es un paso más allá en la lucha del presidente estadounidense, Donald Trump, contra la acción climática, con declaraciones recientes que la califican de «farsa» y «estafa».

El Gobierno de Estados Unidos, uno de los tres países más contaminantes en el mundo junto a China y la India, no ha confirmado hasta la fecha a sus representantes para la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que se celebra del 10 al 21 de noviembre en Belém.

Esta es la primera Cumbre del Clima desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, pero en su primer mandato (2017-2021) el magnate neoyorquino redujo considerablemente las delegaciones estadounidenses en este evento, que involucra a todos los países en la lucha contra la crisis climática.

Trump mostró entonces gran escepticismo y oposición al foro y favoreció los combustibles fósiles, una tendencia que se ha intensificado desde el pasado enero, con la supresión de la oficina del clima, la retirada -de nuevo- de los Acuerdos de París y un discurso mucho más beligerante contra este tipo de políticas.

Durante la última Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York el republicano definió esta crisis científicamente probada como «el mayor engaño jamás perpetrado contra el mundo».

«Ese discurso fue estratégico. Le dijo a los países del mundo, antes de la COP30, durante la semana del clima, que debían alejarse del proceso de la COP, como lo hizo Estados Unidos», dijo a EFE Alice C.Hill, investigadora principal para energía y medio ambiente en el Consejo de Relaciones Exteriores.

Trump también ha incluido la adquisición de combustibles fósiles de Estados Unidos en los acuerdos que firmó con algunos países para reducir sus aranceles. El alcanzado con la Unión Europea incluye la compra de 750.000 millones de dólares en petróleo y gas estadounidenses a lo largo de tres años por parte del bloque.

Un pulso a la COP30

La postura de Trump, que ya bloqueó a mediados de octubre un impuesto global sobre las emisiones del transporte marítimo, amenaza con debilitar el éxito de la cumbre en Belém, cuyos temas clave son la financiación climática y la transición a energías más limpias.

Estados Unidos es un actor fundamental en este tipo de cumbres no solo por su peso como emisor global, sino también por su capacidad para asistir con financiación a que las naciones vulnerables alcancen sus objetivos climáticos.

En la última cumbre, celebrada el año pasado en Azerbaiyán, los países acordaron triplicar la financiación a los países en desarrollo, pasando del objetivo anterior de 100.000 millones de dólares anuales a 300.000 millones de dólares anuales para 2035.

Sin embargo, la desvinculación de Washington parece complicar dicho objetivo y ha empujado a otras naciones a reducir su ambición climática.

«Es un proceso voluntario que presupone que los países aumentarán su ambición porque otros lo hacen. (El resto de países) ahora ven cómo Estados Unidos, el mayor emisor histórico del mundo, el segundo mayor emisor y el mayor exportador mundial de gas natural, se está desvinculando», explicó Hill.

Apenas unas sesenta naciones han presentado sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, en inglés) antes de la cumbre, unos informes que los países participantes presentan voluntariamente con sus planes nacionales para cumplir con los Acuerdos de París.

China y la Unión Europea

Ante el distanciamiento de Estados Unidos con respecto a la acción climática, la experta apuntó a que otros actores podrían aprovechar «para consolidar su liderazgo en materia climática».

China se ha erigido en los últimos años como un importante productor de energía renovable, aunque sigue teniendo el carbón como uno de los principales motores de su mezcla energética, y su influencia crece a medida que lleva a más países su iniciativa de ‘La Franja y la Ruta’.

Pero Hill también sostuvo que la Unión Europea «tiene la oportunidad de que sus marcos regulatorios se conviertan en dominantes a nivel mundial» ante la ausencia de Estados Unidos en el escenario.

«Bajo la presidencia de Trump, (Estados Unidos) ha desmantelado su ayuda al desarrollo, incluyendo programas destinados a fortalecer la resiliencia climática de los países. Estos programas han desaparecido y esos países son más vulnerables. Buscarán socios que los ayuden», sentenció. EFE

hbc/ims/cc

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